Recuperar la Memoria y la Historia píxel a píxel

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Restaurando su dignidad es un proyecto que nació en Twitter hace apenas un año. En este tiempo ha logrado ser un fenómeno en la red que acaba de adquirir Elon Musk. Tiene 116.000 seguidores, en apenas dos días se ha duplicado su comunidad. La razón: cómo se ha hecho viral una fotografía, durísima, de dos hombres introduciendo el cuerpo de un prisionero de un campo de concentración en un horno crematorio. La víctima, un amasijo de huesos sin apenas carne sobre él. A su lado, dos hombres que por su mirada denotan que están acostumbrados a ello, tanto que no hay espanto en sus rostros, sino la naturalidad de lo cotidiano, por horrible que sea. Detrás de la cuenta, una joven de 21 años que denuncia a través de la restauración de fotos de la época, el horror de los campos de concentración y de la represión franquista.

El tuit que acompaña la escena del cadáver mientras es introducido en el crematorio explica lo que recoge la foto: “Esta es una de las fotografías más duras restauradas desde esta cuenta, y a su vez quizá, de las más necesarias. En ella podemos ver a dos hombres del Sonderkommando mostrando a sus liberadores como era su trabajo, pero: ¿Qué era el Sonderkommando?” Detrás de este tuit y de la cuenta está Luda Merino. Es una joven, 21 años, que estudia Animación 3D en la Universidad de Tecnología y Arte Digital.

Por cierto, aquellos comandos estaban formado por presos de los nazis que eran encargados de realizar tareas tan duras como entrar a las cámaras de gas y trasladar los cuerpos hasta los hornos de cremación. Esto es algo que el círculo de Luda lo sabe bien. “Me dicen que soy pesada a veces. Yo hablo de todos estos episodios, a diario”, explica con desparpajo.  

Luda es una mujer inquieta, muy vital y visceral y con unas ideas muy claras. Eso se advierte nada más hablar con ella y, desde luego, si te adentras en su proyecto y en como habla sobre esta inquietud personal. Empezó a restaurar fotos que encontraba en las redes. Era la época del confinamiento, y ese fue el germen que cristalizó de una cierta “obsesión” que Luda Merino tiene sobre el fascismo, los campos de concentración, el/los holocaustos.

Pintar los recuerdos para avivarlos

“La versión corta de por qué me dedico a restaurar estas fotos, es porque soy antifascista, de izquierdas y este es mi hobby. Lo paso bien haciendo restaurando fotos, si no, no lo haría”, explica. Pero eso no le quita ni un ápice de profundidad y de creer profundamente en lo que hace y ni en su afán por dar a conocer la parte de la historia sobre campos de concentración, en Alemania y en España. “Hay muchas familias que tienen a familiar en una cuneta y solo les queda una fotografía rota, en blanco y negro. No quiero que ese sea su recuerdo, quiero que su memoria sea otra, quiero acercarles la memoria. Además, pretendo dar a conocer lo que paso y verlo en color, parece que acerca más a la gente a esas personas”, explica Luda Merino. La mayoría de las fotos familiares le llegan por mensajes directos a través de la cuenta de Twitter. En caso de fotos históricas las rescata de internet.

Luda devuelve la sonrisa a las familias.

En su forma de trabajo, cuenta que cómo puede enfrentarse durante las hasta tres o cuatro horas que puede llevarle restaurar una imagen cuando es tan dura como la del cadáver que se introduce en un horno crematorio. “Cuando haces esto tienes que endurecer la piel pero hay momentos del día en que no puedo mirarla, entonces lo dejo. Otras veces me pongo algo de humor de fondo, o canciones “chorras” de Reno Renardo”, un grupo de música español de heavy metal humorístico o freak metal. También canta canciones de su infancia, como la sintonía de las serie de dibujos Oliver y Benji. “No es por una falta de respeto hacia las personas de la fotografía, es que lo necesito para neutralizar tanta dureza. Otras veces lo hago con una serie de fondo o riendo con una amiga de la que charlo de cualquier cosa. Ahora cuando veo esa imagen me recuerda la conversación, que lo pasé bien mientras la recuperaba. No podría hacerlo mientras veo La lista de Schindler o un documental sobre la represión franquista”, explica. 

Ella no tiene ningún caso cercano de familiar desaparecido, ni siquiera le han llegado memorias de su familia de la guerra, lo suyo viene de una indagación personal, de una inquietud que le vino desde niña. Ahora es una deuda ineludible consigo misma.  “Antes de visitar cualquier sitio tengo que indagar en qué lugares hubo campos de concentración. Me da cosa no saberlo, no quiero pasar por ese lugar sin saber qué hubo. Puedes ver en eso un homenaje… yo veo una fobia”.

Foto restaurada por Luda

Tiene una especial dedicación a la memoria. A mi madre, en unas vacaciones en Santander, le iba señalando allí hubo un campo, aquí, otro. Donde estás ahora se levantaba un barracón… Hasta que me manda callar por pesada”, dice en tono de broma.

El humor negro es su herramienta para sobrellevar la misión autoimpuesta a la que ha dedicado horas y horas de investigación, lecturas, indagaciones durante muchos años. No sabe muy bien de dónde vino la afición y la inquietud, el caso es que no puede ni quiere abstraerse de esta lucha propia. “Al principio, estos temas me causaban mucha ansiedad, oír cualquier cosa acerca del nazismo, de los totalitarismos (también de Stalin, aclara)”. Eso le llevó en lugar de a cerrarse a ellos a indagar para conocerse a sí misma.

Luda Merino y Carlos Hernández

La población desconoce esta parte de la Historia

Carlos Hernández de Miguel, periodista y escritor y una de las voces que más saben en España de los campos de concentración del franquismo y de los españoles en campos nazis, habla con admiración de esta joven y de su cuenta.  “Luda me reconcilia con el mundo. Ver que una joven de 21 años decide dedicarse a difundir la historia y la memoria de las víctimas del nazismo y del fascismo me llena de esperanza. Ella ha sabido ver que el pasado, el presente y el futuro están muy conectados. Ha sabido ver que hablar de historia y de memoria no es abordar temas lejanos y caducos, sino defender los actuales valores democráticos y los derechos humanos”, cuenta el periodista.

Además, Hernández de Miguel señala la labor tan importante que realiza Luda Merino sector de la población que, normalmente, desconoce esta etapa de la historia mundial y española. “Atraer la atención sobre estos temas del público en general y joven, en particular, no es sencillo. Luda lo ha logrado haciendo más cercanas a aquellas víctimas del fascismo al dotarlas de color. El blanco y negro creaba una barrera temporal que se ha derrumbado, en buena parte, con el Photoshop de Luda. Por eso ha conseguido que sigan su cuenta más de 100.000 tuiteros, muchos de ellos jóvenes”.

Imagen restaurada de unos presos incinerando a un compañero un campo de cocentración.

“Necesitamos más Ludas”

La admiración llega también por parte de Luda hacia la labor del escritor y periodista. “En cuanto a temas de campos de concentración, es mi dios. La mitad de lo que sé es gracias a él. Antes conocía 180 campos (en España), gracias a él, sé de 300”, reconoce la joven.

“Necesitamos muchas Ludas que hagan esa labor de difusión especialmente entre los jóvenes –añade Carlos Hernández–. Quienes tenemos más años no podremos nunca conectar real y eficazmente con las generaciones más jóvenes. Les necesitamos en Twitter, pero también en Instagram, Twitch, Youtube y en Tik Tok. Hay demasiados youtubers que hablan de valores democráticos, de Historia y de derechos sin tener ni idea de lo que dicen y sin ser conscientes de la terrible influencia que provocan en sus seguidores. No frente a ellos, sino junto a ellos esperemos que haya cada vez más Ludas que influyen desde el conocimiento, la sensatez, la libertad y el espíritu democrático”.

Inma Muro

Periodista especializada en temas de denuncia social. Más venticinco años de trayectoria en medios de información general e investigación. Entre ellos las ediciones digital y en papel de la revista Interviú. Gabinetes de prensa, comunicación institucional y agencias de publicidad.