Hay sueños que fermentan lento. Que se abrazan a la tierra, incluso cuando parece hostil, y acaban floreciendo entre viento y ceniza. Así ha sido el camino de Bodegas Conatvs, que el pasado 9 de mayo celebró la inauguración de sus nuevas instalaciones en Lajares, al norte de Fuerteventura, en un acto cargado de emoción, memoria y futuro. Crónica Libre celebra con Bodegas Conatvs el milagro del vino que florece entre lava y viento.
El artífice de esta aventura es Pedro Antonio Martín Hernández, restaurador al frente del restaurante La Luna —ubicado en el hotel Bahía Real de Corralejo— y ahora también pionero enológico. Hace una década, decidió recuperar la histórica Viña de Aníbal, el primer viñedo documentado documentados en Canarias (1412), y apostarlo todo a que esta isla de paisajes lunares podía volver a hablar el idioma enológico.
La jornada fue inolvidable. Con la presencia del presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, y el consejero Narvay Quintero, junto a artistas, periodistas y vecinos de la isla, el evento se convirtió en una celebración colectiva. Las uvas, literalmente, tomaron la palabra: actores caracterizados como variedades locales narraban, con humor y ternura, su linaje y su vínculo con esta tierra extrema. Una performance poética y emotiva que culminó con la ovación más sentida: la dedicada a los padres ancianos del propietario, presentes y visiblemente emocionados.
Pero un tesoro subterráneo de esta nueva etapa se encuentra bajo tierra: la bodega ha sido excavada directamente en la roca volcánica, creando un espacio natural de crianza con temperatura y humedad constante, de una belleza sobrecogedora. Un templo silencioso donde el vino reposa en barricas como si durmiera dentro del propio volcán.
Las nuevas instalaciones de Conatvs —más de 600 m² con wine bar, terrazas, sala de catas y estancias subterráneas— refuerzan su apuesta por el enoturismo. Más que elaborar vino, sino de invitar a conocer el paisaje que lo hace posible.
Una copa de lava, viento y mar
Si algo distingue a Conatvs es que sus vinos no quieren parecerse a nada. Cada botella es una declaración de identidad. Una forma de decir: esto también es Fuerteventura. Uno de los más representativos es Airam, un blanco seco elaborado con Listán Blanco, Malvasía y Diego. Aromático, salino, con notas cítricas y un fondo mineral que habla del mar y del suelo volcánico, se presenta como el compañero ideal para productos del mar, cocina asiática o una simple tarde frente al Atlántico.
El rosado Conatvs Pink es otra de las joyas de la casa. Su color frambuesa encendido, su boca untuosa y su acento afrutado lo convierten en un vino fresco, seductor y con carácter. Es perfecto para arroces especiados, platos mediterráneos o como copa de bienvenida en una sobremesa con amigos.
Y si hay un vino que condensa la esencia de este proyecto es el Baboso Negro, un tinto monovarietal de gran profundidad. De cuerpo noble, con fruta negra, notas minerales y una estructura envolvente, ha sido galardonado con la Gran Medalla de Oro en el Mondial des Vins Extrêmes. Es un vino que no pide permiso: se impone, se recuerda, se respeta.
Un enólogo con alma de volcán
Detrás de cada botella está la mano experta de Alberto González Plasencia, uno de los enólogos más respetados del país y una figura clave en la nueva ola de vinos canarios. No solo firma los vinos de Conatvs, sino también sus propios proyectos personales, como Bodega Timanfaya en Lanzarote, donde continúa explorando los límites del terruño volcánico.
Su presencia ha sido determinante para que Conatvs no solo sea un gesto romántico, sino una bodega sólida, reconocida en certámenes internacionales, con vinos técnicamente impecables pero sin perder alma ni narrativa. Su enfoque minimalista, centrado en variedades locales y en un trabajo respetuoso con el medio, ha encajado a la perfección con la filosofía de Pedro Antonio.
El recorrido se completa —o comienza— en La Luna, el restaurante que el propio Pedro gestiona junto a su familia. Allí, entre platos que reinterpretan la tradición canaria y vinos que nacen a pocos kilómetros, uno entiende que esto va mucho más allá de la gastronomía: es una forma de vivir la isla. La Luna se encuentra dentro del Hotel Dunas Club, un aparthotel acogedor frente al puerto de Corralejo. Con jardín, piscina y una ubicación perfecta para explorar el norte de Fuerteventura, es una opción ideal para quienes buscan una estancia cómoda, relajada y con sabor local. Un rincón donde el descanso se alía con el paisaje y la buena mesa.
Bodegas Conatvs es, ante todo, una historia de fe. De amor por la tierra. De convicción frente al escepticismo. Porque si Fuerteventura tiene un vino, no es por casualidad: es por coraje, paciencia y una buena dosis de locura hermosa. Y por eso, cada sorbo merece ser celebrado.
