Carola
Carola López Moya, psicóloga y autora de La secta

”El activismo trans es una secta manipuladora que anula el pensamiento crítico”

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Carola López Moya no es de andarse por las ramas. Es de llamar a las cosas por su nombre porque sabe que lo que no se nombra bien, acaba mal. A ella la vida le ha puesto entre las cuerdas muchas veces, pero lejos de achantarse, encuentra la manera de echarle el pulso a lo que le venga. Ahora, en un peldaño más de la escalera de su éxito acaba de publicar La Secta. Un libro que tilda de “incómodo” y que a buen seguro “va a escocer y poner el dedo en la llaga del transactivismo”.

En sus páginas envueltas en la portada potente y directa de Laura Strego (artista feminista también perseguida por el lobbie trans y que además de ver censuradas sus redes sociales, llegó a ser insultada y agredida en una manifestación), la psicóloga se ha atrevido con un paralelismo no tratado antes. “Hago una aproximación a las sectas en general para aterrizar e identificar las estrategias de manipulación que sigue la trans”.

Un empeño que ha hecho poniendo la razón y el corazón. “Quien lea mi libro va a encontrar una explicación de cómo y por qué esta doctrina se ha expandido tan fácilmente por el mundo: porque tiene una ideología detrás que es antifeminista y capitalista; vende la felicidad inmediata a las personas que están a disgusto con su cuerpo y su mensaje cala fácilmente porque invoca a los sentimientos, anulando el pensamiento crítico”, explica en su primera entrevista tras la publicación.

La autora ha querido escribir este título con un fin superior: “para que las familias puedan tener información y detectar las manipulaciones. También para que la gente joven esté advertida y detecte las distintas estrategias de persuasión coercitiva. Es un libro sencillo de leer para que llegue a muchas personas. Todo el mundo debería saber cómo operan los grupos y las personas que manipulan, por el bien de salud mental y física”.

La secta trans renombra la atención al malestar psicológico como terapia de “conversión” y a los tratamientos hormonales y cirugías con daños irreversibles lo llaman “despatologizar”. Por eso su autora se pregunta cuando comiencen a aumentar los casos de menores con enfermedades de por vida, arrepentidas y arrepentidos con sus órganos atrofiados o amputados, «¿qué pirueta mental harán para justificarse todas las personas cómplices de esta situación?».

“Persuasión y puro engaño”

La escritora ha investigado horas y horas en un fenómeno que reconoce es complicado. “El mundo de las sectas es complejo, no hay una definición universal para ellas, pero las personas expertas sí tienen claro que las que son destructivas se basan en dos pilares fundamentales: las mentiras de sus promesas y la persuasión coercitiva para imponer sus dogmas, que es la violencia psicológica (a veces física) para cambiar el pensamiento y la conducta tanto de las personas adeptas como de las detractoras.

Además, tienen como objetivo sustituir una identidad por otra, llegan a imponer cambios de aspecto físico hasta que las personas llegan a disociarse de su realidad orgánica en pos de una idea inmaterial. En este caso lo que conocemos como identidad de género y destruir a la persona y sus relaciones familiares y de amistades”.

Además, esta reconocida abolicionista recalca que estas organizaciones “tienen como objetivo alterar el orden establecido si pueden. Las mejores organizadas llegan a modificar leyes, y lo hacen en nombre de los derechos humanos o un bien superior que enmascara la realidad de lo que hacen. Existen sectas multinacionales y con gran poder económico que influyen en el escenario político”.

¿Por qué esta disección y no otra del transactivismo?

El libro nace a partir de unas notas que empecé a redactar para comprender cómo influye este grupo en la infancia y la adolescencia. Era frecuente leer en las redes sociales “es que son una secta”. Una madre me lo dijo en una conversación con ella. Una tarde empecé a indagar. En principio yo no esperaba encontrar ninguna conexión. Seguí leyendo bibliografía, testimonios sobre sectas y sus estrategias de manipulación y persuasión coercitiva y podía encontrar muchos ejemplos que nos ofrecía el transactivismo en los últimos tiempos.

Me di cuenta de que había algo más cuando a raíz de unos tuits que escribí, que desde la razón no tienen ninguna relevancia, fabricaron una denuncia por transfobia donde me acusaban de hacer “terapia de conversión”, de “odio a las personas trans” y todo lo que quisieron inventar, pidiendo para mí cinco años de inhabilitación y ciento veinte mil euros de multa.

No era una simple trifulca de Twitter, sino que pretendían arruinar la vida de mi familia y la mía por mis ideas políticas. La violencia psicológica e institucional ejercida contra mí fue desproporcionada. Este intento por amedrentarme, por castigarme por pensar y obligarme a cambiar mi opinión junto a cómo las madres relataban que actuaban sus hijas e hijos, fue lo que me llevó a investigar.

¿Y esa investigación va a escocer?

Creo que este libro pone el dedo en la llaga. Pongo el foco en el “cómo”, no solo en lo que está pasando. Hablo de cómo funciona la captación de los y las menores, cómo hay personas que se convierten en predicadoras de la doctrina desde sus distintas tribunas, desde periodistas hasta políticas pasando por artistas y personajes varios. De cómo consiguen que las personas se disocien de su realidad orgánica y de todas las formas de manipulación existentes en distintos planos, incluyendo esta estrategia ya tan manida de llamar “transfobia” a cualquier cosa.

La secta  hace una aproximación a las sectas en general, para que quien lee sus páginas se haga una idea preliminar de su funcionamiento. Después hay otro capítulo en el que cada estrategia de manipulación viene ejemplificada con noticias y hechos que han ocurrido.

No he podido abarcar todos los sucesos porque a medida que escribía el libro iban sucediendo más y más cosas y no terminaba nunca. Creo que cuando terminen el libro, van a poder identificar las estrategias de manipulación que se están dando en cada noticia que lean del transactivismo, en cada propaganda que les llegue, incluso en el lenguaje.

¿Quiénes son las personas más sectarias en este momento en España? ¿Les temblarán las piernas en algún momento?

Las más sectarias serían los gurús, que pueden ser líderes locales o internacionales. Se caracterizan porque probablemente tuvieron una infancia traumática o vivieron una experiencia dolorosa. Pretenden que el mundo se ajuste a sus necesidades sin importarle los derechos del resto de personas.

Tienen rasgos de personalidad narcisista, buscan ser el centro de atención en todo y si les señalas sus errores o les llevas la contraria descargan toda su ira contra ti. Suelen adornar sus currículums para enmascarar su ignorancia, repiten los dogmas y si alguien le contraargumenta enseguida grita “transfobia” y señala para que las personas se paralicen de miedo o se avergüencen.

No sé si les temblarán las piernas, dudo mucho que un líder sectario, teniendo en cuenta su perfil narcisista y probablemente con un trastorno delirante vaya a entrar en razón. Seguramente se enfurecerá y seguirá haciendo lo mismo que sabe hacer.

¿El periplo del libro es un espejo de lo que está pasando con el feminismo?

Efectivamente, el libro ha costado bastante publicarlo. Me han cerrado varias puertas, algunas más sutilmente que otras, porque no se podía hablar de este tema, porque era “ofensivo”. Resulta que tenemos un goteo incesante de sucesos en los que los derechos de las niñas y las mujeres se están vulnerando en el mundo occidental, donde está llegando esta doctrina de forma alarmante, y eso no es importante para estas personas que se ofenden con facilidad, prefieren no molestar a unos señores con una serie de creencias.

Antes no podíamos contradecir al cura, un señor con alzacuellos y sotana que creía que se comunicaba con dios, ahora no podemos refutar a unos señores que se ponen vestidos y zapatos de tacón y creen que tienen una identidad especial. Finalmente, la editorial Planeta-Deusto se animó a la publicación y ha sido toda una experiencia gratificante llegar a tener el libro en mis manos.

Tus páginas son una defensa a la infancia y las familias. Calladita nunca…

Mi contacto con la agrupación de Amanda Familias me ha hecho tomarme esto muy en serio. No es posible que en las escuelas se den materiales que confundan a las criaturas sobre su sexo y se les lleve por el camino de la disociación de sus cuerpos hasta el punto de que está documentado que en España miles de menores están tomando bloqueadores hormonales y hormonas cruzadas y cientos de chicas han llegado a hacerse dobles mastectomías e incluso extirparse el útero. Todo por la creencia de que pueden “ser chicos”. El informe Trànsit de Feministas de Cataluña debería llegar a cada colegio e instituto de este país.

¿Cuál es tu parecer como psicóloga?

Que no se pueden alimentar las ideas delirantes, sino todo lo contrario. A una chica que tiene anorexia y tiene una distorsión cognitiva de su cuerpo que le hace verse gorda, hay que trabajar con mucha delicadeza hacia la aceptación de su cuerpo, los esquemas mentales que sostienen el malestar, analizar las experiencias traumáticas que hayan tenido, porque las hay… No se le puede dar la razón y listo.

Además, no solo se destruyen a las chicas y a los chicos, sino a toda la familia y entorno. Las familias están desesperadas, no saben qué hacer y se encuentran con que la administración es su enemiga y les amenazan con la retirada de la custodia abriendo expedientes por maltrato por pedir prudencia. Las madres sufren muchísimo porque ven cómo sus hijas inician un camino hacia la adultez destructivo con su cuerpo y de sus esquemas mentales. Se sienten impotentes, desamparadas y muchas veces cómplices porque temen que, si no les dan la razón a sus hijos e hijas, les perderán para siempre.

¿Te has echado a la espalda el qué dirán después de todas las zozobras por las que has pasado y sobre las que te han intentado tumbar?

Mi nombre ha aparecido en medios de comunicación asociado a la “transfobia” y contando mentiras a cuál más ridícula, como que yo hacía terapia de conversión a través de Twitter. Desde luego, quien lo decía no sabe cómo funciona una terapia psicológica. También he tenido que leer sobre mí que yo hacía terapia de conversión en un sótano a adolescentes. Estas mentiras forman parte de las manipulaciones de la secta. Desacreditando a otras fuentes y además generando una dinámica de polarización llamada el “ellas contra nosotros” para crispar a las personas adeptas y generar desconfianza hacia cualquiera que no esté de acuerdo con el dogma.

El transactivismo podrá pensar de mí lo que quiera, yo tengo las ideas claras y mi posición siempre va a estar con las mujeres y con la infancia. Subestiman la inteligencia de las personas. Desde que en julio de 2021 empezara la polémica en Twitter, he recibido muchísimos mensajes de apoyo.

¿Quién es ahora Carola López Moya?

Pues sigo siendo una mujer, madre de una niña con parálisis cerebral que, la tiene porque sufrí violencia obstétrica, precisamente ocurrió porque una matrona no me creyó, pensó de mí que era una exagerada cuando decía que a mi hija le pasaba algo. El paritorio es un ejemplo de cómo funciona el patriarcado. Las mujeres, las hembras humanas adultas, no tenemos credibilidad ni autoridad. En aquel momento casi pierdo a mi hija.

Esta consciencia de lo que implica nacer mujer me ha acompañado mientras escribía el libro. Los transactivistas pretendieron que yo perdiera mi trabajo y mi sustento, sí, es desagradable, pero no da ni una centésima de miedo en comparación con lo que viví con mi hija. También tengo una buena noticia, y es que, quienes me quisieron quitar mi trabajo como psicóloga, no saben que me dieron el empujón definitivo para abrir mi propio centro de psicoterapia, que se inaugurará en junio.

Nuria Coronado

Periodista, conferenciante, formadora en comunicación no sexista y organizadora de eventos. Coautora de Lolita contra el lobo y autora de Mujeres de Frente, Hombres por la Igualdad, Comunicar en Igualdad y
documentalista de Amelia, historia de una lucha.