A buen seguro que si te digo las siguientes siglas no vas a saber de qué hablo: M.A.R.T.I.J.N, N.V.S.H, D.P.A o N.A.M.B.L.A. Por eso quiero empezar desde el principio. Desde la historia que parece una ficción pero que contiene una terrible y tremenda realidad en estas siglas. Tienen un perturbador propósito que cada día, gracias a que la tecnología va por delante de quienes la usan, y debido también a la normalización de la exposición infantil y a la hipersexualización, está, de nuevo, y digo de nuevo porque ya en los 70 consiguieron grandes avances con la colaboración de ciertos psicólogos y sexólogos, colándose en una sociedad dormida que sigue mirando a otro lado y que parece no estar preparada para romper el tabú y afrontar la lucha contra la pederastia, el segundo negocio más rentable del mundo por detrás únicamente del narcotráfico y por delante del tráfico de armas. Este artículo pretende dar a conocer el movimiento del Orgullo pedófilo, ponerlo delante de tus ojos y reconocer la parte de responsabilidad social, por acción u omisión, porque, al fin y al cabo, proteger a la infancia es un deber social.
El movimiento MAP de sus siglas en inglés que significan “Personas Atraídas por Menores” cada 24 de junio desde 1998, “celebra” el día del orgullo pedófilo ondeando una bandera en la que representan niños y niñas de diferentes rangos de edad con dos franjas azules y dos rosas con diferentes tonos, dos amarillas que simboliza a bebés y una blanca en el centro que pretende dulcificar y purificar sus actos, pues para ellos los abusos y violaciones son meros “actos de amor”.
Tanto es así que este movimiento ha promovido en diferentes países un movimiento que exige y reivindica derechos para pedófilos y pederastas. Te preguntarás cuáles son esos derechos que los llevaron a ser un partido político en Holanda durante la revolución sexual de los años 70 o promovieron experimentos como el experimento Kentler en Alemania, que entregaba niños y niñas huérfanas en adopción a pedófilos y pederastas y que se extendieron por toda Europa y los Estados Unidos.
Publicaron libros como “Sex met kinderen” (Sexo con niños) del creador del movimiento el psicólogo y sexólogo Frits Bernarden. Este movimiento fue cayendo en la década de los 80 y 90 y de todos los movimientos en diferentes países, se cree que el único que siguió en pie o a la vista es el más famoso, el estadounidense NAMBLA. El fin de este movimiento es la legalización de la pedofilia (de 0 a 10 años), la hebefilia (de 11 a 14 años) y la efebofilia (de 15 a 19) a través de la derogación de la ley de la edad de consentimiento y la eliminación de la pedofilia como una parafilia.
¿Cómo quieren introducir estas reivindicaciones para conseguir sus propósitos?
El lenguaje es siempre una buena herramienta, los eufemismos boylover, girllover o childlover, en vez de abuso o pedofilia pretenden modificar el contexto y hacer creer que pensar en abusar o violar niños, desde la perspectiva pedófila, es un acto de amor, porque para ellos, destrozar la vida de un niño o una niña durante toda su vida es “amarlos”.
Hace poco, retuiteaba un tuit citándolo en el que los pederastas y pedófilos afirmaban que, las secuelas y el Trastorno de Estrés Postraumático que sufrimos las víctimas son consecuencia del tratamiento psicológico. Vamos, que es culpa de los psicólogos y psiquiatras que al final veamos el abuso como abuso y no como un acto de amor, a lo que yo, que hablo con decenas de víctimas en diferentes fases de sus procesos de sanación, respondí que jamás escuché ninguna de las muchas víctimas que nunca habían pedido ayuda hablar de amor cuando contaban sus experiencias, sin embargo, sí que vi sus secuelas, las que arrastran durante años y créeme, no tienen nada de amor.
En el caso de la edad de consentimiento, cada vez se generaliza más el discurso de que los niños y niñas son seres sexuales y que pueden consentir tener relaciones con iguales o con adultos si es lo que desean. Esto, en un contexto social global, se facilita a través de la hipersexualización de la infancia. Mucha gente se lleva las manos a la cabeza cuando se habla de educación sexual en los colegios cuando es la primera herramienta de prevención.
Amenazas de un adulto
No se trata de enseñar a menores de tres años a masturbarse. Se trata de enseñar desde edades tempranas a reconocer las partes del cuerpo, a poner límites, a poder decir que no, a respetar nuestro cuerpo y el de los y las demás y así sucesivamente adaptándonos a la edad y al desarrollo madurativo de quien es menor. Sin embargo, cuando salen noticias de niñas de 14 años que se han ido de su casa amenazadas por un adulto, las redes se llenan de comentarios como “con 14 años ya sabe lo que hace”, “las niñas de ahora saben mucho”, “si estaba allí es porque le gusta”.
No nos escandalizamos cuando a una menor se le viste con ropa con connotaciones sexuales, se la pone a bailar maquillado para adultos en una sala y se le da “propina”. A eso lo llamamos diversidad. No nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos ropa adulta y sexy o bikinis con relleno en la talla 3 o 5 ni cuando las niñas salen bailando música con temática explícitamente sexual.
Nos reímos también con vídeos de menores en redes sociales bailando con poca ropa. En definitiva, sin ser conscientes actuamos como sociedad en pro de los pedófilos y pederastas, normalizamos la hipersexualización y la exposición de menores.
¿Qué es el “sharenting”?
Somos los adultos quienes más les exponemos por medio del “sharenting” (compartir por redes sociales sus imágenes) y la realidad es que el 70% de las fotos que circulan en la internet profunda, ese lugar sombrío donde puedes ver violaciones en directo de menores y hacer peticiones desde el otro lado de la pantalla, son fotos sacadas de nuestras cuentas de Facebook, Instagram…
Se trata de fotos normales que no hace falta decir, después del escándalo de la foto de Rosalía manipulada por IA, que esas fotos pueden acabar multiplicadas y lo que es una foto delante de un árbol puede convertirse en Material de Explotación Sexual Infantil (M.E.S.I) que es como debería llamarse a lo que socialmente se nombra como pornografía infantil.
Quiero contarte además que fue (o es) el Club Wonderland, que coincide en época con estos movimientos y es un club mundial que se dedica al intercambio y la venta de este contenido. Porque nos escandalizamos con la prevención, pero no con la exposición e hipersexualización de menores que está en todas partes, en la publicidad, en los juguetes, en las series de televisión, en los dibujos animados, en la moda…
Hipersexualización
El adultrocentrismo pretende hacer consumidores y productos a menores a partes iguales y los niños y niñas son eso, menores que tienen derecho a desarrollarse con libertad y a su propio ritmo madurativo, pues no nos olvidemos de que el ser humano aprende por imitación y me parece importante recalcar que el acceso de los menores al porno ha bajado ya a los seis años.
Con el día del orgullo pedófilo, los nuevos términos, la tendencia a la hipersexualización de la in- fancia y aprovechando lo que se cree es una nueva revolución entorno al género, quiere legitimarse la lucha, el orgullo pedófilo pretende equipararse a luchas como la LGB desde su nacimiento en los 70 y ahora intentan introducirse en las identidades de género y hablan de derechos.
Quiero terminar recordando que la apología de la pedofilia, por tanto, de la pederastia, no es un delito en España y que estos grupos vuelven a tener apoyo en algunos lugares donde dan confe- rencias de profesionales de la psicología, la psiquiatría y sexología. Mucho cuidado, que seguimos mirando al lugar equivocado, que la sociedad tiene una deuda con muchos niños y niñas, con los de la iglesia, con los del experimento Kentler, con los niños y niñas de los centros de menores, y con los del “de eso no se habla”, con los de las grandes tramas, con las nuevas víctimas que les brinda el Grooming (abuso sexual a través de la red).
El primer paso para la prevención es reconocer el problema y esta sociedad tiene un problema mientras mira a otro lado, mientras sigue siendo tabú hablar de abuso sexual infantil o se piensa que eso “nunca pasa en nuestro entorno”. Sin embargo, nos cansaremos de decir que 1 de cada 5 niñas o niños, ha sufrido, sufre o sufrirá Abuso Sexual Infantil (ASI) antes de los 17 años y que en el 80% de los casos, esto ocurre en el entorno de quien es menor.
Por ello te propongo un ejercicio. Siéntate en un parque o cuando vayas a recoger a tus hijos e hijas al colegio. Separa a los y las menores de cinco en cinco y piensa que ya uno o una de ellas es o va a ser víctima de abusos sexuales. Esa es la magnitud del problema. Acabo como siempre hago y lo hago con la frase de nuestra asociación, Betrayed Infancy: Las niñas, los niños y quienes son adolescentes no se tocan.