Irene Montero se reunió con el experto independiente sobre orientación sexual e identidad de género de la ONU. Foto Ministerio de Igualdad

“La irresponsabilidad criminal de quien está promoviendo las políticas identitarias es insostenible”

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Frente a la urgencia y la oscuridad con la que la Ley Trans ha sido aprobada en España hay una luz imposible de ser apagada. Es la que nace de la pedagogía feminista. Un albor que lejos de acallarse resuena incansable gracias al coro infinito de mujeres que no temen a las mordazas, las sanciones o a los insultos que las tachan de tránsfobas. Amparo Domingo, integrante de la Coordinadora de la Confluencia Movimiento Feminista y representante en España de Women’s Declaration International (la organización feminista radical internacional con sede en el Reino Unido que ha impulsado la Declaración sobre los Derechos de las Mujeres Basados en el Sexo), es una de las voces más respetadas y documentadas de nuestro país sobre el lobbie trans.

Domingo no duda ni un segundo en catalogar a las políticas identitarias de “insostenibles”. También está más que segura, como todo el Movimiento Feminista que “la verdad acabará saliendo a la luz”. Asimismo, remarca que los conceptos de identidad de género o identidad sexual “son insultantes” porque son sinónimo “del esencialismo más rancio que espera unas actitudes o habilidades específicas de las mujeres, siendo estas actitudes las que definen si somos realmente mujeres o no”.

Y es que esta licenciada en Filología Inglesa por la Universitat de València resalta que el transgenerismo “además de hacer daño a las políticas de igualdad entre mujeres y hombres”, es un ataque frontal al concepto de Derechos Humanos ya que “el experimento ilegal en masa que se está realizando sobre menores de edad va a ser imposible de ocultarse en poco tiempo por las tremendas consecuencias irreversibles en la salud de la infancia y adolescencia”.

Además, esta experta en internacionalización de empresas sabe que habrá “una generación muy afectada que va a requerir de muchísimo amor, atención y cuidados por parte del resto de la sociedad. Serán el vivo testimonio de la irresponsabilidad criminal de quien está promoviendo las políticas identitarias”, explica.

El caldo de cultivo trans

Para Domingo es de vital importancia explicar que el tsunami trans llegado hace tres años a España con la coalición del gobierno PSOE-UP-, es el resultado del quehacer silencioso del lobbie internacional. “Nada se ha creado de repente.Lo que estamos viendo ahora es el resultado de muchos años de experimentación médica y activismo por los derechos de los varones que dicen sentirse mujer”.

Por ello Domingo habla de las feministas radicales que alertaron de ello en la década de los ochenta. “Lamentablemente su trabajo no tuvo la repercusión deseada y no llegó a la población en general. En 1979 Janice Raymond escribía “The Transsexual Empire” (libro no traducido al español) sobre la redefinición del concepto de mujer que pretendía realizar la industria médica a través de tratamientos hormonales y quirúrgicos sobre varones. Otra autora destacada es la académica y activista Sheila Jeffreys -una de las fundadoras de Women’s Declaration International- quien escribió en 2003 “Unpacking Queer Politics” (2003) y, posteriormente, “El género daña” (libro del 2014 publicado en español en 2021). Su último título publicado este mismo año, llamado “Penile Imperialism” aborda en una tercera ocasión este fenómeno, esta vez situándolo en su contexto de movimiento en defensa de los “derechos sexuales de los hombres”. Para mostrar cómo trabaja este movimiento internacional y destapar sus tácticas Amparo Domingo nos concede esta larga y necesaria entrevista.

Amparo Domingo

¿Empezamos por la mentira comprada de los Principios de Yogyakarta?

Son el empuje final para la introducción de las políticas identitarias en las legislaciones de todo el mundo. Se trata de un documento redactado por un grupo de personas que se representaban a sí mismas que no representa a ningún organismo internacional y que ha alcanzado una gran influencia en la legislación de muchos países por ser presentado como un documento oficial de Naciones Unidas, cuando en realidad no tiene ninguna fuerza vinculante. Los Principios originales fueron redactados en 2006 para sufrir una ampliación en el 2017. En este documento se unieron por primera vez los conceptos de orientación sexual e “identidad de género”, formando un binomio imposible, pues la “identidad de género” anula el significado de orientación sexual al convertir a personas homosexuales en heterosexuales y viceversa.

Que se confundan los Principios por un documento oficial no es ninguna casualidad, especialmente tras el nombramiento de uno de sus firmantes como Experto Independiente en la ONU, precisamente en relación a cuestiones de orientación sexual o identidad de género. Víctor Madrigal-Borloz, que así se llama el experto, es muy agresivo en la promoción de las ideas plasmadas en los Principios de Yogyakarta, aunque no los cite expresamente en todas las ocasiones, porque así da la sensación que se limita a aplicar la legislación vigente ya consolidada.

Curioso que Víctor Madrigal-Borloz se reúna con Irene Montero y valore muy positivamente “el compromiso del Ministerio de Igualdad con los derechos LGTBI” mientras que ignora y desdeña al Movimiento Feminista.

Más que curioso, yo diría que es lógico, desde su punto de vista. Madrigal-Borloz e Irene Montero comparten el objetivo de redefinir el concepto de género para que ya no se refiera al sistema jerárquico que privilegia a los hombres frente a las mujeres, sino que pase a referirse a las “identidades sentidas” que intentan sustituir a las mujeres como sujeto del feminismo. De ahí que ambos ignoren al Movimiento Feminista y nuestras reivindicaciones de que tanto la definición de mujer como nuestros derechos deben estar basados en el sexo.

¿Qué se esconde detrás de la visita de Montero y su equipo a EE. UU con la directora ejecutiva del Consejo de Políticas de Género, Jennifer Klein, y con el asistente adjunto del presidente Joe Biden, Chiraag Bains?

De lo que puedo hablarte es de las políticas antimujer que está desarrollando la Administración de Joe Biden. En su primer día de su mandato, el 20 de enero de 2021, firmó una serie de órdenes ejecutivas, entre las que se encontraba la número 13988, la primera amenaza de su legislatura a los derechos de las mujeres basados en el sexo al privilegiar las “identidades sentidas” sobre el sexo de las personas. Fue una declaración de intenciones -y por qué no decirlo, declaración de guerra- en toda regla, que ha mantenido en estos casi dos años de su presidencia, con sucesivas acciones en la misma línea. De forma que, al igual que con Madrigal-Borloz, Irene Montero y su equipo comparten objetivos con Joe Biden y el Partido Demócrata (el partido que es el vehículo para la implantación de las políticas identitarias en los Estados Unidos, es decir, el rol que cumple Podemos en España).

Volviendo a los Principios de Yogakarta o a los Derechos Humanos que se repite sin  cesar que no tiene el colectivo trans ¿de qué es signo?

Se hace evidente la existencia de una corriente internacional que va marcando el ritmo de los distintos gobiernos en otros tantos países o jurisdicciones. Por ejemplo, estados dentro de países, similares a nuestras Comunidades Autónomas, que tienen capacidad de crear su propia legislación. Para las feministas es evidencia además de la misoginia de la sociedad, pues hay un clarísimo privilegio de los sentimientos de los varones frente a los derechos de las mujeres (derecho a participar en la vida pública -presentarse a elecciones, etc.-, derecho a practicar deporte, derecho a la libertad de expresión y de opinión, entre muchos otros). Todas las personas tienen derecho a vivir una vida libre de violencia y eso incluye a las mujeres en las prisiones, quienes ahora deben compartir espacios con criminales ya convictos (no presuntos, pues se encuentran en prisión por estar ya están condenados por un tribunal), con el riesgo que ello supone para la integridad física y psíquica de las mujeres presas, pues la sensación de constante peligro les genera mucha angustia y ansiedad.

¿El lobby internacional ha usado a Podemos como medio para ello? ¿Es el único responsable del borrado de las mujeres?

Hay una corriente internacional, efectivamente, que se vuelve visible por la coincidencia de iniciativas legislativas muy similares en distintos países en un breve período de tiempo. Las similitudes son tan grandes que no es posible achacarlas a una simple coincidencia. Los cambios sociales cuestan mucho de conseguir cuando los demanda la sociedad civil. En cambio, las modificaciones legales en las distintas jurisdicciones se han producido en muchas ocasiones a espaldas de la sociedad (casos como Irlanda o Argentina, por ejemplo), por lo que no se pueden justificar como demandas sociales. Ahí es donde se ve claramente que existe un grupo de presión que contacta con los partidos políticos para avanzar una agenda concreta, que no es la feminista, sino la contraria.

En España, el partido político que ha querido hacer bandera de estas propuestas es Podemos. Habría sido Ciudadanos en caso de llegar al poder, porque también ha tenido iniciativas en el mismo sentido y eso que su posición política no es la misma que la de Podemos en muchos otros ámbitos. Por su parte, Ciudadanos son abiertamente regulacionistas de los vientres de alquiler, con lo que su antifeminismo está más que demostrado. Que Podemos coincida con ellos en este punto resulta muy clarificador respecto de su posición antimujer disfrazada de “diversidad”. Por supuesto, el PSOE es cómplice necesario en el avance de las propuestas de Podemos, pues ha sido el Consejo de ministros y ministras de forma colegiada quien aprobó el texto que ha llegado al Congreso. Pedro Sánchez ha desarticulado el movimiento feminista dentro del Partido Socialista, por lo que resulta muy evidente su total conformidad con estas políticas misóginas.

¿Qué se cuece dentro de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea?

La mayoría de la gente desconoce que Michael O’Flaherty quien fue el relator de los Principios de Yogyakarta, es decir, quien aportó el borrador inicial, es el actual director de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA, por sus siglas en inglés). Es importante citar este dato porque se da la, digamos, ¿coincidencia? que la FRA y uno de sus estudios han sido referenciados por el Gobierno como uno de los motivos para la tramitación de urgencia del Proyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI  siendo que esta declaración de urgencia no se sostiene.  La activista Elena Armesto publicó en Twitter información muy interesante sobre cómo se llevó a cabo la recopilación de datos por parte de la FRA, quien utilizó un sistema que podría calificarse de muchas maneras, aunque ninguna de ellas es “método científico”, más bien al contrario.

Es decir que la estrategia transgenerista es infiltrar relatores y “respetados activistas” allá donde hay poder.

Resulta muy preocupante el avance de las ideas posmodernas de que no hay ninguna realidad objetiva, sino que todo depende de la experiencia de la persona. Precisamente este año, en marzo, Sheila Jeffreys impartió una conferencia con el título “¿Pueden sobrevivir como concepto los Derechos Humanos?”. Su tesis era que las políticas identitarias ponían en peligro el propio concepto de Derechos Humanos tal y como lo conocemos, pues ahora pueden “identificarse” dentro de colectivos vulnerables personas que objetivamente no tengan las condiciones que definen a dicho colectivo.

Esto puede parecer exagerado pero empieza a considerarse razonable que alguien se “identifique” como de otra etnia o como persona con discapacidad (recientemente se daba a conocer un caso en Noruega, donde un hombre sano se “identificaba” como una mujer en silla de ruedas) y creen tener el derecho a formar parte del colectivo deseado, exactamente en igualdad de condiciones que las personas que sí tienen las condiciones objetivas para ello, que son quienes necesitan ver reconocidos sus derechos. Por su parte, ONU Mujeres tiene una política de comunicación muy preocupante ya que tanto valida la idea de que las mujeres no tenemos forma como centra una campaña sobre “mujeres LBT” en los varones que dicen ser mujeres, en lugar de en las mujeres lesbianas, que siguen estando discriminadas en muchísimos países donde no se acepta la homosexualidad.

Otra de las estrategias es la de la confusión en el lenguaje. Si se habla y se embrolla sexo/género o identidad sexual/de género ¿la bomba es perfecta?

La falta de claridad en el lenguaje es fundamental para que estas políticas prosperen, pues sólo cuentan con apoyo social si no se conoce su verdadero alcance. En cuanto se explica el dogma, baja su aceptación. Por eso desde el activismo se considera una buena práctica no explicar sus demandas de forma clara. Esta afirmación no es ninguna exageración ya que consta por escrito en un informe, tristemente famoso entre las feministas como “el informe Dentons”. Lo dio a conocer el periodista británico James Kirkup en su columna del periódico The Spectator hace ahora tres años.

¿Cuál es el resumen objetivo que hace Kirkup del contenido del informe?

Literalmente dice que un importante bufete de abogados internacional ha ayudado a escribir un manual de actuación para las personas que quieren cambiar la ley para evitar que los progenitores tengan la última palabra sobre los cambios significativos en la situación de sus propios hijos. Ese manual aconseja a quienes presionan por ese cambio que oculten sus planes tras un “velo” y se aseguren de que ni los medios de comunicación ni el público en general sepan mucho sobre los cambios que afectan a los niños que están tratando de hacer. Porque si el público se entera de esos cambios, es posible que se oponga a ellos. Es decir que ninguna política hecha en las sombras puede sobrevivir a la luz del sol.

En cuanto a la idea de “identidad de género” o “identidad sexual” que refuerce el esencialismo más rancio que espera unas actitudes o habilidades específicas de las mujeres (siendo estas actitudes las que definen si somos realmente mujeres o no), es sencillamente insultante. El retroceso mental de la sociedad que admita dicha idea resulta espantoso. Dar carta de naturaleza a todos los estereotipos sexuales contra los que hemos luchado durante tanto tiempo las feministas es extraordinariamente retrógrado y misógino. Por cierto, la idea de la existencia de “cerebros rosas o azules” no sólo es misógina sino acientífica. La ciencia nos da la razón a nosotras.

¿La gente no se pregunta cómo es posible que se haya conseguido tan rápidamente la simpatía popular no así haya pasado igual con el feminismo?

Estas políticas son profundamente misóginas por lo que en esta sociedad desigual es normal que calen con más facilidad que el feminismo. En el fondo subyace la idea de que las mujeres no somos seres humanos de la misma categoría que los hombres. De ser así, no existiría la tremenda desigualdad de trato que sufrimos las mujeres, que se aprecia desde la violencia machista a la menor presencia en los centros de poder, donde se toman las decisiones que afectan a toda la sociedad, por mencionar dos de los ámbitos más reconocibles de la asimetría de poder entre hombres y mujeres que no los únicos.

¿Hay que distinguir entre transexuales y transgénero o ambos conceptos son fruto de lo mismo?

Mucha gente desconoce que ambos términos son despreciados por los activistas, quienes prefieren ahora el prefijo “trans”, mejor si va acompañado de un asterisco para indicar que se trata de una categoría abierta. Hay quien distingue “transexual” de “transgénero” como concepto, en función de si la persona ha realizado cambios en su apariencia a través de hormonas o cirugía, pero para el feminismo radical no hay diferencia en el sentido que lo que es importante para nosotras es el sexo de las personas para determinar quién es sujeto del feminismo. Pensamos que los varones pueden vestirse como quieran y expresarse de la manera que mejor les convenga, faltaría más, pero ello no tiene por qué implicar necesariamente una modificación de nuestros derechos, los cuales están reconocidos en la legislación española y de otros países en base al sexo.

¿Hay esperanza para que todo esto cambie a corto plazo?

Gracias al trabajo incansable de las feministas a nivel internacional, nuestra posición está llegando a las instituciones. Recientemente, la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Reem Alsalem, participó de forma oficial en el debate parlamentario que ha tenido lugar en Escocia en relación a una propuesta muy similar a la española, de autodeterminación del sexo registral. Su posición fue contraria a la propuesta, por entender que ponía en peligro los derechos de las mujeres. Además, también me gustaría destacar las redes feministas que se están formando a nivel nacional e internacional, las cuales van a dar paso a un movimiento feminista fortalecido, como no se había conocido anteriormente. Por ejemplo, nuestra Declaración ha sido firmada ya por personas de 160 países (de los 194 reconocidos antes la ONU). Animo a sumarse a este movimiento internacional a quien no lo haya hecho aún, suscribiendo la Declaración en nuestra web global.

Nuria Coronado

Periodista, conferenciante, formadora en comunicación no sexista y organizadora de eventos. Coautora de Lolita contra el lobo y autora de Mujeres de Frente, Hombres por la Igualdad, Comunicar en Igualdad y
documentalista de Amelia, historia de una lucha.