Me voy de la Hunibersidad sin pena, casi con alivio. He pasado casi toda mi vida laboral en las aulas, y aunque nunca los centros docentes de Educación Superior fueron esos santuarios de libertad que a los académicos les gusta imaginar, y siempre hubo endogamia, nepotismo, favoritismo y mangoneo, al menos había un reducto para el pensamiento crítico que hoy ha desaparecido totalmente.
No hablo ya de mi Hunibersidad en concreto, sino de la Hunibersidad en general, tanto la de nuestro país como la de cualquier otro lugar. Si una Hunibersidad tan antigua como la Johns Hopkins (1876), una de las primeras dedicadas a la investigación, llegó a definir en su glosario a las mujeres lesbianas como No Hombres atraídas por otros No Hombres (luego borró el despropósito, pero el intentó ahí está, y quedará en las capturas de Twitter que algunos hicieron, que lamentablemente no he conservado), ¿qué se puede esperar de un centro que se supone se dedica a cultivar el conocimiento?
En la Hunibersidad se ha cancelado el pensamiento crítico, que está totalmente secuestrado por la llamada teoría cuir, que tiene como sacerdotisa suprema a Judith Butler, a quien nadie se atreve a refutar porque nadie entiende lo que dice.
Pero ¿cómo vamos a poner de relieve nuestra ignorancia intentando contra argumentar sus absurdas reflexiones? Mejor hagamos como que la entendemos, y así quedamos super bien. Fue ella la que acuñó la idea de que el sexo es una construcción social, como el género, y a partir de ahí se ha montado todo el circo de que los hombres con pene y barba puedan ser llamados “señoras” e incluso puedan poner reclamaciones porque alguien, haciendo caso a sus ojos, se dirija educadamente a él como “caballero”.
«Bodies with vaginas»
A lo que iba, que la Hunibersidad ha expulsado de su seno el pensamiento crítico, y actualmente casi todos los docentes escriben sus “papers” para las revistas académicas desde la perspectiva cuir, pues saben que sólo de esta manera las publicaciones las aceptarán. Ya recordarán el caso de la archiprestigiosa The Lancet, que en su número de septiembre-octubre de 2021 hablaba en portada de “bodies with vaginas” (The Lancet, véase en Twitter).
Después de esta, numerosas revistas académicas han seguido la misma senda, reconociéndose “inclusivas” y defensoras de la “identidad de género”, concepto que todavía nadie ha sabido situar científicamente, pero todo el mundo repite como una jaculatoria. Otro concepto absurdo que se repite por todas partes es el de “sexo asignado al nacer”, que recoge hasta la @RAEInforma, con lo cual la Academia de la lengua ya no “limpia y da esplendor”, sino que enturbia el lenguaje y sustituye el conocimiento científico por la superstición.
El profesorado tiene que cuidarse muy mucho de decir depende de qué obviedades, como que el sexo biológico existe, porque cualquiera de entre el alumnado puede poner una reclamación ante la Unidad de Igualdad de Género del Centro.
Juana Gallego
Hunibersidad transinscluyente
Las Unidades de Igualdad se crearon para combatir la desigualdad de sexo en los centros de Educación Superior, pero ya prácticamente se han convertido en Extensiones del Lobby Queer. Según la página web de La RUIGEU (Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria), la última reunión fue en la Hunibersidad de Alcalá en mayo de 2022.
En cambio, el 26 de junio 2023 se reunió la RUD (Red 40 Hunibersidades por la Diversidad) y como no podía ser de otra manera utilizaban toda la artillería posmoderna (interseccionalidad, colectivo LGTBIQA+, personas racializadas, con diversidad funcional, capacitismo, espacios seguros) y naturalmente abogaban por una Hunibersidad transinscluyente, despatologizante, mestiza, inclusiva, etc. etc. etc. es decir, todo los tópicos y mantras del actual movimiento transgenerista.
¿Qué ha ocurrido con las Unidades de Igualdad y sus objetivos? No se sabe, porque ahora la mayoría dedica todos sus esfuerzos y recursos a la diversidad, que como es patente no tiene nada que ver con la situación de las mujeres reales en la Academia sino con los desvaríos cuir.
Hostilidad y campañas de acoso
No quiero dejar de recordarles que esto es un fenómeno internacional: Raquel Rosario Sánchez era una estudiante dominicana de Doctorado en la Hunibersidad de Bristol que fue duramente represaliada por sus posiciones críticas con la identidad de género. Kathleen Stock abandonó la Hunibersidad de Essex cansada de la hostilidad y las campañas de acoso contra ella por defender la realidad material del sexo; Laura Favaro, de la City Hunibersity de Londres ha denunciado al Centro por discriminación tras el acoso sufrido por hacer público el silenciamiento y hostilidad que sufren las mujeres críticas con el transgenerismo.
Yo misma sufrí un boicot por parte de las alumnas del Master Género y Comunicación que yo había fundado y dirigido, y fui excluida del mismo sin ni siquiera comunicármelo. La Hunibersidad no me respaldó, al contrario, me acusó de instrumentalizar políticamente la institución porque yo pertenecía a un recién creado partido feminista que casi nadie conocía.
Seguro que me olvido de otros muchos casos, y de muchas otras situaciones de silenciamiento y persecución. Por eso me voy sin pena. Esta docente no quiere verse definida como No Hombre en su Expediente Académico. Y al paso que vamos, todo se andará.