La pasada semana escribía sobre el peligro que supone legislar en base a deseos, en lugar de a derechos, materiales y tangibles. Muchas fueron las personas que entendieron el mensaje y me escribieron para hablar sobre ello. Suele pasar cuando hablas de cosas reales con un lenguaje que sea accesible a la mayoría, que personas que no tenían interés en un tema, se sientan atraídas y participen de él, aunque siempre no puede ser así. Por ejemplo, si yo voy a hablar de los peligros que supone el estrés para nuestra salud y quiero decir algo más que obviedades, voy a tener que utilizar vocabulario propio de la neurociencia, que no está en el día a día de todas: por ejemplo, diré bastantes veces “cortisol” o “eje hipotalámico-suprarrenal”. Hoy tampoco voy a escribir “cosas indecentes” que cantaba Silvio, no se preocupe nadie y sigan leyendo. ¡Adelante!
Esta semana he pensado mucho en las consecuencias que ha tenido y que va a tener este gobierno de la “Ley del deseo” en las próximas elecciones del 23-J. Siento que este no vaya a ser un artículo tan divertido, pero refleja la realidad de mi estado de ánimo y el de muchísimas personas en este país, que han venido observando lo mismo que yo. En especial, las personas feministas.
Los últimos años de gobierno, respecto a las políticas para las mujeres y niñas (recordad que somos el 52% de la población) han sido nefastos. El dinero destinado al Pacto contra la Violencia Machista, no obstante, ha ido creciendo mucho, llegando este año a un presupuesto de más de 160 millones de euros.
Digo nefastos, porque a pesar de tener la dotación económica más grande de la historia, la violencia contra las mujeres y niñas y los feminicidios han seguido en aumento, llegando a 100 en 2022 y a 47 en lo que llevamos de 2023. Muchas asociaciones feministas hemos pedido por todos los métodos posibles que se nos exponga dónde han ido a parar los millones del Pacto, pero no hemos obtenido más respuesta que “es que es muy difícil controlarlo”. Por favor, estamos hablando de los millones de euros ¡que van a servir para proteger nuestras vidas y es dinero público!, cada céntimo que se utilice de ese dinero tiene que quedar registrado, pero NO LO ESTÁ.
la bandera arcoíris no representa a feministas
El gobierno se “autoidentifica” feminista, se envuelve en la bandera del arcoíris, aquella que, hasta hace poco, también era un orgullo para las mujeres bisexuales y lesbianas; una bandera que defendía el derecho de AMAR a quien quisieras, independientemente de su y tu sexo sin vergüenza, con orgullo; una bandera de la que hoy, todas las feministas, especialmente las lesbianas y bisexuales nos sentimos excluidas y vemos que ha pasado, claramente, a manos del enemigo: el patriarcado.
Esa exclusión no es sólo un sentimiento, es una realidad cuando a mí me llaman tránsfoba por ser bisexual o lesbiana y rechazar “un pene femenino”. Esto iba de no sentir vergüenza de amar a mujeres u hombres, independientemente de tu sexo, iba de homosexualidad, otra realidad material, tangible y observable en la naturaleza.
La ideología queer ha mancillado lo que ocurrió en Stonewall en el 69, convirtiéndolo en un “todo cabe” y en un “cada uno tiene derecho a ser a hacer lo que quiera” y esta es la frase más liberal y menos inclusiva del mundo. La ley del deseo. Y mientras todo esto ocurre, esta semana han vuelto a asesinar a dos mujeres ¡Perdonen señores, pero nos están matando! Mientras, sus excelencias ministres están de fiesta.
Defensa con garras
Los últimos tres años, esto hemos ido observando qué ha ocurrido, respecto al feminismo, en la sociedad. De entrada, nace un partido feminista “Feministas al Congreso” nutrido de feministas ilustradas, de las que han estudiado feminismo y saben lo que es, dispuestas a llevar la agenda feminista a las instituciones. Venimos, porque yo soy una de ellas, de otros partidos de izquierdas que ya no podían seguir llamándose feministas, o de las calles, al observar la necesidad de tener que defender con las garras, más de tres siglos de avances, lucha y corpus teórico feminista, que estaban siendo destrozados.
Hubiésemos concurrido a las elecciones de noviembre, todo estaba preparándose para ello, pero ¡oh, maldita fortuna!, Pedrito adelantó las elecciones dejándonos sin posibilidad de presentarnos, ni de votar en clave feminista, más allá de en los pocos lugares donde se presentará el Partido Feminista de España (PFE). Sin opción de votar al PFAC, muchas personas preguntáis, ¿a quién voto?…
Este es el espantoso retrato social que tenemos de cara al 23-J:
- Por una parte, tenemos una derecha representada por el PP, que por otra parte representa un porcentaje a tener en cuenta de la ciudadanía, con un candidato con el peor nivel cultural de todos los que ha presentado el partido en su historia (y mira que el reto era difícil), y dispuesto a ceder ante la extrema derecha, que es negacionista, terraplanista, fascista, ultramachista, xenófoba, ¿sigo?, no hace falta, para gobernar donde sea posible. El ejemplo del destrozo de cara al feminismo que puede causar ya lo podemos ver en municipios y en el Senado, en el País Valencià. Para esta parte, el feminismo es un montón de locas radicales, que ponen denuncias falsas, se inventan que sufren violencia, asesinan bebés no natos y tienen gatos (esto último suele ser cierto).
- La otra: un PSOE vendido a la teoría queer, traidor al feminismo, que no ha escuchado ni escucha a las ilustrísimas y menos ilustres, pero igual de sabias, feministas de su partido, las ha vilipendiado y hasta censurado, en público y en privado. Unos “socialistas” que vendieron el feminismo al peor postor con tal de gobernar y que lo han traicionado de la peor manera posible. Y cuando tienen ahora, después de los últimos resultados electorales la oportunidad de “recular”, Pedrito sigue pasando del feminismo y recuerda que a sus coleguis de 40 a 50, les molesta un poquito tanto feminismo, que a ver si se puede hacer con el volumen más bajito. Este PSOE que, si tiene opción de gobernar, lo hará necesariamente con SUMAR (que es el pudding de las sobras de partidos que quisieron ser de izquierdas, junto con mamarraches varies, pero que salen mucho en redes y tienen muches seguidores): regulacionista de la explotación y trata de mujeres y niñas con fines sexuales y reproductivos, y artífices, junto con la “Menestra de Igualdad”, ahora exiliada con su cuadrilla, de la resignificación del FEMINISMO, o borrado de las mujeres, como advertían las compañeras de Contraborrado.
El retrato es el de una sociedad extremadamente polarizada, contraria en todos los aspectos menos en el menosprecio a la MUJER, y donde el feminismo queda reducido, como el poblado de Astérix y Obélix, a un territorio con el que ninguna de las dos opciones cuenta y por supuesto, no se atreven a entrar. Por si os estáis haciendo la imagen mental, sí, tenemos un caldero mágico que nos da súper fuerzas, ¿cómo creéis, si no, que nada haya podido hacer enfermar ni llevarse a Lidia Falcón dejándola seguir al pie del cañón con casi 90 años? La pócima del caldero.
Somos unas brujas locas del coño
O ¿cómo Amelia Valcárcel se hace un tour de congresos, presentaciones de libros, escuela Rosario Acuña, etc, sin ni un resfriado y con una mente preclara, año tras año? La pócima, ¡por supuesto!, pero si ya os lo dicen que somos unas brujas locas del coño. ¿Por qué querríamos tantos gatos, si no? Bromas aparte, el feminismo ha quedado sin que nadie lo represente en el espectro político. Capando la posibilidad de Feministas Al Congreso participásemos en las elecciones estatales, con este adelanto, Sánchez ha hecho mucho más, incluso, de lo que pensaba: el significante FEMINISMO queda en manos de dos polos, que, en ningún caso, le darán el significado correcto.
Aunque esté tratando de poner un poco de humor en esto, os aseguro que estoy terriblemente triste. Lo estoy porque con lo que costó que las mujeres pudiésemos votar, no podemos hacerlo porque no tenemos a nadie que represente nuestros intereses. Lo estoy porque, gobierne quien gobierne, después del 23-J, los medios de comunicación y las políticas que se hagan tratarán de borrar el feminismo, el de verdad, el FEMINISMO, que es uno y abolicionista, que lleva ya casi cuatro años luchando para dejar claro lo que es y lo que no es: no es lo que cada una quiera. Eso se llama neoliberalismo.
También por el retroceso en derechos que puede suponer un gobierno con la extrema derecha con cargos negacionistas y que creen en cosas tan inmateriales e intangibles como los otros, con el peligro que conlleva legislar basándose en creencias y dogmas de fe. A pesar de la tristeza, NO TENGO MIEDO. Ninguno. El feminismo ha sido el único poder social capaz de hacer dimitir a un ministro, cuando quiso quitarnos el derecho al aborto (¿os acordáis de Gallardón? ¿Ese que parecía medio guay pero luego resultó ser un súper reaccionario? Lo echamos).
La fuerza está con nosotras
A los viejos enemigos los conocemos y sabemos cómo ganarles en el campo de batalla, que de nuevo y como siempre serán las calles, al habernos privado de la oportunidad histórica de llegar al Congreso, y no lo duden, lo hubiésemos hecho, porque somos cientos de miles, aunque los medios pretendan borrarnos. A los (no tan) nuevos enemigos, ya los llevábamos sufriendo cuatro años y lo que hemos observado, es que cada día, decenas, cientos de personas, hacen “peak” y salen del lado Oscuro, uniéndose al ejército rebelde feminista, a La Fuerza.
Pase lo que pase, el FEMINISMO seguirá existiendo, creciendo y reforzándose, porque créanlo o no, La Fuerza está con nosotras, cuando llegue el momento, venceremos, porque no hay futuro sin ilustración, no hay futuro sin humanismo y no lo hay sin nosotras y sin FEMINISMO. Porque no podrá ser de otra manera, JUNTAS HAREMOS HISTORIA y construiremos ese mañana, ese planeta, donde valga la pena vivir.
Ahora os dejo porque los gatos no paran de maullar, Pilar Aguilar y Ana de Miguel llevan horas bebiéndose lo del caldero y voy a ayudar: ¡Juana Gallego ha caído dentro mientras Silvia Gallego y José Errasti tratan de sacarla de dentro! “Señoras, que no era la pócima, hice queimada”. Ay la Diosa, ya la he vuelto a liar…