La madrugada del 12 de agosto de 2008 la vida de Soraya dio un vuelco para siempre. “Al Walled Bin Tatal, uno de los jeques árabes más ricos del planeta y amigo del rey Juan Carlos me violó en su yate Turama”. Lustros después, con la sola ayuda de su familia, esta superviviente se encontró con un episodio más del maltrato institucional sufrido desde entonces. Hacienda le ha retirado de su cuenta bancaria 1.482,30 euros en concepto de “honorarios” para el funcionario público de un juicio que asegura “nunca se ha producido”.
“No les ha bastado con no hacer justicia. Ahora me maltratan económicamente”. Así de harta se muestra la modelo que hace catorce años fue de vacaciones a Ibiza y en lugar de divertirse y disfrutar de unos días de descanso fue víctima de sumisión química “para ser después violada por uno de los hombres más ricos del planeta: Al Walled Bin Tatal”, recuerda Soraya.
Y es que como esta modelo remarca “no hay descanso para quienes nos atrevemos a no callar y denunciar algo tan grave como una violación. Aunque es cierto que ahora me considero una superviviente, a veces es duro y sucumbo. Voy al psicólogo, esto es muy difícil. Aun así, mi vida es bonita tengo una familia maravillosa y estoy en la fase de superación y ahora me encuentro con este nuevo episodio con Hacienda. Es inaceptable lo que me está pasando”, dice.
La desagradable sorpresa es tal que Soraya no sale de su asombro. “Jamás había escuchado nada parecido. ¿Cómo se puede multar a quien denuncia como yo lo hice haber sido drogada y violada por alguien tan poderoso? Jamás había escuchado tal barbaridad. Es una verdadera injusticia”. Y es que si hay algo que le recorra el cuerpo es la pura impotencia. “Siento mucha rabia y sobre todo pienso en la imagen que dan al revictimizarme de nuevo y hacerme pagar una multa por denunciar mi violación”.
“Hacienda me ha embargado 1.482,30 euros por denunciar que fui violada por un jeque amigo de Juan Carlos I”
Una multa que por cierto no ha podido recurrir. “Si por mi fuera y por mi abogado la recurriría, pero no puedo porque ha prescrito. Es algo muy fuerte e inaceptable ¿qué tipo de justicia tenemos en España? Jamás hubo juicio. ¡Me han quitado el dinero de la cuenta por la cara!”, repite.
Y es que Soraya tiene tantas preguntas como la cantidad de presiones que ha recibido en todos estos años para que guardara silencio o directamente abandonara. “Todo porque mi violador es alguien muy cercano al emérito.
¿Cómo es posible, sino que en dos ocasiones mi causa se archivara? ¿O que nadie actuara legalmente existiendo una denuncia en comisaría, la confirmación del Instituto Nacional de Toxicología de la presencia de semen en dos muestras que me tomaron y restos de fármacos en mi orina (el ansiolítico nordazepam, el antiparasitario metronidazol y cafeína) que prueban que me sirvieron una bebida en la discoteca para llevarme al barco? ¿Por qué la jueza que instruyó mi sumario no quiso analizar los restos de semen en mis ropas?”.
“Una verdadera injusticia”
Esta superviviente pone además el dedo en el ojo de algo que ahora “por desgracia se está normalizando” y que tuvo que sufrir como antesala a la violación. “La sumisión química es la indefensión en todos los aspectos. Es el vehículo para los delincuentes y criminales de conseguir sus objetivos”. Soraya había salido a divertirse con dos chicas árabes que conoció la noche anterior, y en la discoteca comenzó a sentirse mal. “Noté como todo me daba vueltas y me encontraba fatal, solo quería irme.
Supe que alguien me había echado algo en la copa. Cuando les pedí a estas chicas que nos fuéramos y que me dejaran en el hotel en el que estaba pasando mis vacaciones, me dijeron que sí, pero en su lugar me llevaron hasta el muelle donde había un lujoso barco. Por más que dije que yo quería irme a casa por lo mal que me encontraba no me hicieron caso y me subieron al barco.
Allí me encontré con una escena asquerosa que nunca olvidaré. Una orgía de unos hombres árabes vestidos junto a un montón de chicas desnudas que creo eran prostitutas. En una barra había también una orgía de drogas de todo tipo. Todo me daba vueltas, cada vez estaba peor. Fui llevada a la habitación del barco ya que el jeque me había elegido para irme a la cama con él. Yo estaba muy, muy mareada, casi inconsciente”.
Para Soraya estaba bien claro por qué la drogaron. “Para violarme previo encargo. Escuché a mucha gente estúpida, entre ella a periodistas decir que para qué va a querer violar a una jovencita si puede tener lo que quiera ya que es un jeque. Bueno pues en la pregunta está la respuesta. Ese jeque encargó mi pedido como si fuese carne. Él y todos los que estaban con él. No todos los criminales son muertos de hambre, algunos son vips reconocidos mundialmente”, remarca.
“En manos de psicópatas”
Volviendo al embargo en las cuentas de Soraya, su madre S.H., habla de “la impotencia bárbara que le provoca ver que le han quitado el dinero de su cuenta sin más. Un dinero fruto del esfuerzo de su trabajo. Es desolador ver que quienes tienen autoridad en lugar de ejercer justicia abusan de las víctimas así. Están abusando de nosotras y riéndose en nuestra cara. Tengo la sensación de que estamos en manos de psicópatas”.
Además, destaca la diferencia de casos parecidos al de su hija y que han tenido un final mejor. “Hablo de Virginia Giuffre, la víctima de abusos sexuales cuando era menor de edad del Príncipe Andrés. Hace unos meses recibía 12 millones de libras esterlinas de indemnización. Dinero que, aunque no le va a borrar nada de lo sucedido, es un avance para ella. Aquí en España, por algo tan grave como lo que tuvo que pasar mi hija, la multan para más humillación”.
S.H habla también de la soledad que conlleva denuncias como la suya. “Llevamos muchos años luchando contra todo y sinceramente no he tenido ni una palabra de apoyo ni un gesto del Estado, de las fuerzas de seguridad o de la actual ministra de Igualdad que no ha hecho nada”.
Tal es el hastío que siente que reconoce que “de ser ahora no habríamos denunciado. No merece la pena. Solo me quedo en que ha merecido la pena hacerlo por si a ella le pasaba algo. Para que fuera su salvoconducto”, subraya. “Mi hija fue llevada engañada y drogada por dos conocidas desde la discoteca El Divino al yate de lujo Turama para ser violada por Al Walled Bin Tatal, ya que se había encaprichado de ella. Denunciamos lo sucedido, y tras amenazas de muerte y las presiones de la familia saudí a Juan Carlos I, a pesar de tener todas las pruebas, la causa ha sido archivada en dos ocasiones.
El Instituto Nacional de Toxicología reconocía en el informe forense que Soraya tenía semen y restos de fármacos en su orina. La jueza que instruyó el sumario no quiso analizar los restos de semen de su ropa. Desde entonces las dos luchamos porque salga a la luz la verdad. La violación de mi hija no vale nada porque lo importante es el negocio que Juan Carlos I hizo con la familia saudí con el AVE”, explica.
S.H también menciona en la entrevista a Bárbara Rey. “Ella también acabó denunciando por lo mismo. Por si le sucedía algo para que se supiese de dónde venía todo. Pero por el resto repito que no nos ha merecido la pena denunciar. Me parece una vergüenza y siento una enorme impotencia. La justicia siempre busca cabezas de turcos. Este es el vivo ejemplo de ello”.
Una decepción que no le va a hacer desistir. “Quieren acabar con nosotras. Sin embargo, no soy de callar. Con todo lo vivido si me quieren callada me tendrán de frente y hablando”, dice la madre. Por su parte Soraya acaba mandando un mensaje.
“A los delincuentes libres les deseo que la vida les dé justo lo mismo que ellos hicieron conmigo. Ya que la justicia no fue capaz de estar a la altura se lo dará la vida. A los jueces les recordaría simplemente porqué estudiaron y porqué querían ejercer porque todo lo que se les diga es poco y no es porque no lo quieran entender, es porque no les conviene. Hay que ser muy cobarde para dejarme sola ante esos gigantes solo por su pánico o presiones, olvidando que son jueces. Yo tampoco pienso callar”.