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“Familiares y amistades de tres víctimas nos dieron las gracias por recordarlas y nos fundimos en abrazos y lágrimas con ellas”

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No son muertas. Tampoco meros números en un informe. Las mujeres asesinadas por terrorismo machista son vidas rotas a pedazos y sueños truncados para siempre. Futuros negados por los asesinos, maltratadores y puteros, que antes de acabar con ellas las aniquilaron de palabra y obra a través del maltrato, la vejación, la tortura, el ninguneo, la violación y la prostitución.

Una estadística vergonzosa y dolorosa que el feminismo abolicionista lleva en el corazón cada día y que en especial, el pasado 25 de noviembre en Madrid, hizo una demostración de fuerza y homenaje a las mujeres asesinadas por el hecho de nacer mujeres con la «Compaña Feminista». Un grupo de 93 mujeres -las mismas que hasta dicha fecha habían sido asesinadas- caminaron en silencio durante horas en recuerdo y homenaje a todas ellas y a sus familias y amistades afectadas. Su presencia durante el recorrido fue sobrecogedora. Los aplausos se mezclaban con la tristeza y las lágrimas de quienes las iban viendo pasar.

La luz y el recuerdo en blanco

Vestidas con una túnica blanca, portando una máscara y llevando en la mano un cartel con el nombre completo, edad, lugar de cada asesinada, presentaron sus máximos respetos a cada una de ellas para poner en la agenda mediática y social, la vergüenza y el dolor que no cesa con la violencia machista y que a nadie parece importar. La acción surgió en un chat y se extendió con la pólvora morada de la sororidad y la horizontalidad. “Queríamos lanzar un mensaje de denuncia social para que estos 93 feminicidios que llevábamos hasta el momento no fueran ni olvidados ni invisibilizados”, nos dice una de las participantes cuyo nombre queda en el anonimato porque así quieren permanecer.

“La idea se le ocurrió a una compañera que ya había visto acciones similares en otros lugares. A raíz de su iniciativa se creó un grupo en whatsapp de entrada libre, al que se sumaron de forma muy rápida más mujeres. Cada una de ellas aportaba una cosa. Desde las que compraban las caretas o las túnicas -se compraron máscaras y material de más para las que no se podían permitir gastar nada de dinero- a la que hacía el diseño de los carteles, las que los imprimían o las que contactaban con la organización de la manifestación para organizar su recorrido. Nos pasábamos el día organizando todo. En dos semanas teníamos a las 93 mujeres e incluso lista de espera para participar en la Compaña. Fue mágico”, nos comenta otra de las participantes.

El impacto tan notorio que tuvieron -a nivel mediático fueron portada de numerosos medios e imágenes de apertura de telediarios- se unió a la huella emocional que quedó en ellas por la tristeza, la rabia y las lágrimas que provocaba su presencia en las mujeres que las veían pasar. “Conseguimos ser la imagen de la manifestación de Madrid. Fue una acción que despertó mucho interés mediático.

Era tal lo que vivimos que no podíamos parar de llorar ya que desde el anonimato y con las caretas puestas impresionaba ver las caras de la gente cuando pasábamos. Vernos marchar les impactó mucho porque era ver de golpe la realidad de la violencia machista. Veíamos mujeres de todas las edades que no paraban de llorar o con el rostro muy triste. Todas se reconocían o nos reconocíamos en las mujeres a las que se les había negado el derecho humano más importante, el de la vida misma”, comenta otra participante.

Y de repente los abrazos infinitos

Un recorrido que se volvió aun más especial e impactante para tres de las componentes de la Compaña Feminista que se encontraron con los abrazos, las lágrimas y el agradecimiento inmenso de familiares y amistades de tres mujeres asesinadas que llevaban en sus carteles. Es el caso de M.D. quien portaba el nombre de Rosario Martín Chamorro de 36 años asesinada en Béjar (Salamanca) el 30 de agosto de 2023 y que hacía la víctima 38 del listado elaborado por Feminicidio.

“En ningún momento fuimos conscientes de que iba a sacudirnos la emoción de una forma tan brutal. Pensábamos que quizá estaría alguna persona familiar de alguna víctima, pero cuando de repente se me acercó una mujer como tantas otras de las que nos hacían fotos cuando pasábamos y me dijo que conocía a Rosario, que la familia nos estaba viendo y que nos daban las gracias por lo que estábamos haciendo, nos abrazamos de una forma que no puedo definir”, subraya aun hoy emocionada de recordarlo.

“Aun por la dureza del momento sentimos que lo que estábamos haciendo era útil. Sentíamos que no solo estábamos honrando su memoria sino ayudando a sus familias y amistades y quitando algo de dolor por todo lo que habrían tenido que haber pasado al haberlas perdido. Fue tan duro como emocionante y bonito. Yo tenía sentimientos encontrados”, reconoce.

Unos sentimientos que se convirtieron en decepción cuando al final de la manifestación, durante la lectura del manifiesto, en lugar de leerse los 93 nombres de las asesinadas solo se mencionaron los 53 feminicidios íntimos oficiales. “Nos dolió que en la lectura del manifiesto solo se mencionaran a asesinadas por parejas y ex parejas. Nos dolió porque los asesinatos de mujeres prostituidas o de las habían sido acosadas por desconocidos u otro tipo de feminicidios eran prácticamente la mitad del listado y los suyos no son menos importantes que los primeros por tratarse de desconocidos. No hay víctimas de primera clase y de segunda. Todas son asesinadas por el hecho de ser mujeres por hombres que se creían con el derecho a matarlas”, recalca M.D.

Sea como sea lo que estas 93 mujeres sintieron cuando acabaron la manifestación no se les va a ir nunca ni de su piel ni de su memoria. “El comentario entre todas fue el mismo. Aquello nos había afectado en lo más hondo. Fue sobrecogedor. La resaca emocional que nos dejó fue muy dura, pero nos ha dado energía para que esta acción no quede solo para ese día. Todas estamos muy orgullosas de haber participado y ya estamos pensando en próximas ideas para seguir poniendo el foco y la luz en que la violencia machista no se olvide y se ataje de una vez por todas”, finaliza.

Nuria Coronado

Periodista, conferenciante, formadora en comunicación no sexista y organizadora de eventos. Coautora de Lolita contra el lobo y autora de Mujeres de Frente, Hombres por la Igualdad, Comunicar en Igualdad y
documentalista de Amelia, historia de una lucha.