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Hechos y mitos del Informe Cass sobre Servicios de Identidades de Género

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Hace unos pocos meses escribí una pieza señalando que la postura intransigente del transactivismo mediático de no debatir “porque los derechos no se debaten” estaba contribuyendo directamente a la discusión de los temas de género y transiciones médicas en el público general. También decía que los hechos y evidencias que se desprendían de las discusiones abiertas estaban llevando a que países como Suecia y Reino Unido reconsideraran y echaran marcha atrás sus políticas de autodeterminación de género y autodiagnosis de disforia al descubrir sus fallas y problemas.

Decía que como persona trans veía positivo esto último porque el transactivismo mediático de “identidades de género” plantea irresponsablemente que las transiciones se lleven a cabo por pura decisión del paciente, sin salvaguardas médicas o psicológicas, o mínimas en el mejor de los casos -las cuales únicamente pueden “afirmar” dicha decisión-, ya que categorizan que la transición es la solución en si misma a la disforia, cuando debería ser el último recurso tras agotar avenidas exploratorias y de combate a la dismorfia corporal.

Sigo afirmando que la transición por auto diagnosis de disforia y el tratamiento afirmativo de género es un crimen porque construye narrativas falsas que, a la larga, empeoran la disforia y deja desprotegidas a las personas no conformes con el género como nosotros. Han pasado muchas cosas desde que escribí ese texto, y esta semana ha habido importantes eventos.

Medicamentos hormonales a menores sin diagnóstico ni seguimiento

Como lo expliqué muy sucintamente en el artículo que cito arriba, todo comenzó en Reino Unido cuando en 2022 empezaron a surgir testimonios, primero, luego denuncias y por último demandas por negligencia médica, contra la clínica Tavistock, que se especializaba en atención a menores y adolescentes inconformes con el género. Se denunció que se daban medicamentos hormonales a menores sin un diagnóstico real y que no se hacía seguimiento alguno.

Se dijo que una mayoría de menores que acudieron a la clínica fueron presionados y orillados a tomar bloqueadores hormonales o tratamiento de reemplazo hormonal y que no se hacían advertencia sobre los efectos secundarios ni se les hacía revisiones médicas o psicológicas. En total, el aproximamiento “afirmativo de género” no estaba beneficiando a los pacientes, sino que en la mayoría de las veces los perjudicaba.

Dudas sobre el enfoque «afirmativo de género»

Tras una investigación inicial, que encontró que, en efecto, este era el proceder de la clínica, en donde hasta médicos y trabajadores de esta detallaron las acciones antiéticas e irresponsables del tratamiento a menores. El Servicio Nacional de Salud británico (NHS) desconoció y se deslindó de la clínica y tras varias propuestas alternativas del proceder de la misma de ahí en adelante, se decidió que cerrar la clínica era la mejor opción, bajo una ola de demandas por negligencia.

Este escándalo puso en entredicho en la opinión pública el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género, como se le denominó al servicio que Tavistock llevaba a cabo, y empezó una discusión pública muy necesaria acerca del tratamiento a personas con disforia e inconformes con el género, en donde se empezó a arrojar dudas sobre el enfoque “afirmativo de género” que afirma que el paciente puede hacerse un autodiagnóstico de disforia y que solamente se debe “afirmar” su decisión. El NHS inició una gran investigación sobre las formas y resultados de este tipo de tratamiento, iniciando con el que se lleva a cabo con menores de edad.  

Una investigación de 2 años y 23 clínicas de tratamientos de «identidad de género» en Reino Unido

El Informe sobre Servicios de Desarrollo de Identidad de Género de la NHS, que se conoce como “El Informe Cass” por la responsable de su publicación, la Dra. Hilary Cass, detalla la investigación duró dos años y abordó las 23 clínicas en Reino Unido asociadas al NHS que llevan a cabo tratamientos de “identidad de género” de menores y adolescentes. Los resultados arrojan que muchas de las prácticas antiéticas e irresponsables de Tavistock son comunes en servicios para menores en el resto de las clínicas.

Dos de los principales problemas que se detectaron es que las guías clínicas utilizadas el tratamiento de los menores tenían información no probada y datos manipulados que carecían de rigor científico o médico. Por otro lado, se estaban usando medicamentos o peligrosos o de baja calidad, cuyos efectos secundarios se desestimaban en caso de presentarse. Se implica que varios de estos medicamentos se administraban con justificación en propaganda comercial, antes que por su efectividad.

En cuanto a las guías clínicas, se determinó que la información contenida no provenía de estudios revisados y que en muchas ocasiones carecía de transparencia. Se establecía que los datos provenían unívocamente de una asociación que afirma que “no afirmar el género mata a los menores” a pesar de que está probado que esa es una afirmación irresponsable por lo menos. Los estudios del Informe Cass revelan que, al contrario, la “afirmación de género” deja sin la necesaria terapia psicológica exploratoria a estos menores, empeorando cualquier problema de salud mental subyacente.

Los bloqueadores de pubertad no son reversibles

Por otro lado, se establece que los bloqueadores de pubertad no son reversibles, no hay estudios a largo plazo que establezcan los efectos de estos a largo plazo, en tanto que los efectos secundarios y problemas que surgían no eran abordados porque las guías clínicas decían que todo seguimiento era “patologización”. En total, los bloqueadores de pubertad (medicamentos que, incidentalmente, se usan también para el tratamiento de algunos tipos de cáncer o para castración química de delincuentes sexuales) estaban usándose experimentalmente en pacientes sanos.

Las intenciones del tratamiento en estas clínicas era someter a los menores a hormonización antes de alcanzar la pubertad bajo la pretensión no probada que de esa manera se podía lograr un mejor passing (la noción de aparentar exitosamente las características del sexo distinto al de nacimiento). También se aclara que no hay estudios serios que contrasten la información que las transiciones son benéficas para la salud mental ya que se parte de la idea que la transición debe ser a petición del paciente y sin interferencias. En el informe se dice que es imperativo descartar enfermedades mentales o dismorfia corporal simple ya que muchas veces esas son las causas iniciales de la disforia.

Desarmada la narrativa de «Quieres un hijo trans o un hijo muerto?»

En total, el informe Cass afirma que la medicina de género es un área de evidencia notablemente débil”, con información y estudios “exagerados o tergiversados por personas de todos los lados del debate para respaldar su punto de vista”. Por poner un ejemplo, el estudio en donde se detalla que 85% de los menores con disforia la acaban superando al final de la adolescencia es dejado de lado para afirmar que todo joven debe y tiene que transicionar si ese es su deseo.

La narrativa irresponsable del transactivismo mediático de “¿Quieres un hijo trans o un hijo muerto?” queda desarmada con estas conclusiones. Eso no impide que el transactivismo hegemónico desapruebe el Informe Cass diciendo que es [*redobles de tambor*] “TRANSFÓBICO” solamente porque las conclusiones no son las que esperaban. Otros dudan que de las credenciales de los investigadores y otros toman personal que no se usen términos del transactivismo hegemónico. Otros dicen que no pueden desaprobar las conclusiones de los estudios en que se basaron las guías clínicas, siendo que los investigadores detallan en el informe por qué desaprueban estas conclusiones en tanto están manipuladas a conveniencia.

El totalitarismo de las identidades de género acabará pasando y se olvidará

Sin embargo, esto no para aquí. El NHS ha indicado que va a favorecer un tratamiento exploratorio y enfocado en la salud mental con terapia psicológica a menores, antes que permitir transiciones con bloqueadores u hormonas. Por otro lado, viendo las irregularidades en tratamiento a jóvenes, se iniciará una investigación sobre el tratamiento a personas trans adultas para detectar irregularidades y negligencias.

Como persona trans crítica del tratamiento “afirmativo de género” me da gusto que por fin nos estén dando la razón sobre lo que veíamos como un enfoque irresponsable. Y aunque esto esté pasando en Reino Unido, esperamos que pronto llegue a todo el mundo en beneficio de las personas con disforia en todas partes. El totalitarismo de identidades de género acabará pasando y se olvidará. De nuevo, solamente espero que no sea demasiado tarde.