Crónica Libre. Un año por la mujer
Manifestación 8M en Madrid. Foto: A. Pérez Meca / Europa Press
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Lecturas para que todo el año sea 8M

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Corren malos tiempos para las mujeres, para el feminismo, me atrevería a decir. A pesar de que parece que hemos conseguido desarrollar la agenda feminista, nada más lejos de la realidad ahí sigue la agenda parada, por eso, lo mejor es no bajar la guardia y, de cara a este 8M en el que, casi seguro, no habrá una sola manifestación sino varias, lleguemos leídas. Y hagámoslo, se supone que los clásicos del feminismo ya nos han acompañado en nuestras lecturas, toca ahora ir de la mano de novelas y ensayos contemporáneos que, lejos de darnos lecciones, lo que hacen es ponernos en guardia frente al patriarcado, utilizando historias que -esperemos que no- pueden acabar pasándonos a cualquiera de nosotras. Pasen y lean.

Ibargüengoitia, J. (2023) Las muertas, Edición A. Sánchez Jiménez, Madrid, Cátedra.

Las muertas es, sin duda, una de las obras más relevantes de Ibargüendoitia, publicada en 1977, ya en su momento tuvo una gran repercusión. “Estilo directo pero elegante, personajes reconocibles pero memorables, situaciones absurdas pero realista (o incluso reales)”, dirá Antonio Sánchez en el prólogo de esta edición anotada de Cátedra que acaba de reeditarse. La trama gira alrededor de un caso real de homicidio a manos de unas mujeres conocidas como Las Poquianchis, en el Bajío de México. Las hermanas Baladro protagonizan la crueldad de esta historia. Arcángela, prestamista del ficticio poblado Plan de Abajo, se hace con el manejo del burdel y comienza a trabajarlo.

Al poco tiempo se lo entrega a su hermana Serafina para que lo administre. La manera en que reclutan a las prostitutas suele ser a través de engaños o comprándolas a los padres de las jóvenes. Durante años la empresa crece sin problemas, apoyada, incluso, por las autoridades. Pero un día el gobernador ordena el cierre de los burdeles. Lo que obliga a las Baladro a ir a hurtadillas a uno de los prostíbulos clausurados para refugiarse junto con una quincena de sus mejores prostitutas. Al darse cuenta de que no lograban regresar al negocio tan pronto como ellas habían imaginado, comienzan a cometer una serie de asesinatos casi de forma involuntaria, lo que supondrá el principio del fin.

Trabuco Zerán, A. (2023) Limpia, Barcelona, Lumen.

A lo mejor eso somos al nacer, no lo había pensado: una enorme cicatriz que anticipa las que vendrán”, asegura de manera contundente Estela, la narradora de Limpia. Ella es, también, la protagonista de la historia y la voz que nos la cuenta, una trabajadora del hogar que dedica prácticamente sus 24 horas a atender a una familia “perfecta” chilena: cocina, lava, arregla el jardín, hace la comida, cuida a sus jefes

Desde la primera línea, Estela apela constantemente a quien lee sus palabras cuestionando, y hasta cierto punto atacando y, ante todo, incomodando a quienes la leemos. Porque ella, chica para todo, nos recuerda que quiere irse de donde está: “Nunca dejé de creer que me iría de esa casa, pero la rutina es traicionera. La repetición de los mismos ritos, abrir los ojos, cerrarlos, masticar, tragar, cepillarnos el pelo, lavarnos los dientes, cada acto es un intento de domesticar el tiempo. Un mes, una semana, el largo y ancho de una vida”.

Así, vemos cómo, página a página, con una prosa sencilla que nos acerca, tal vez, a experiencias que podemos asumir sin problemas, se desgranan sus condiciones laborales y su relación desigual con los patrones de la casa, sin embargo, ahí no se centra la trama, eso son los mimbres, lo que parece querer decirnos Alia Trabuco es que lo importante es lo que se advierte ya desde el primer capítulo: que la niña de la casa ha muerto. Y es ese anuncio de la muerte de Julia, la estrategia que utiliza la autora para “pactar con el thriller” y generar interés por saber cómo murió, si fue asesinada y por qué.

La autora chilena, que ya fue un descubrimiento con Las homicidas, nos confirma con Limpia que no debemos perderle la pista, porque seguirá dándonos gratas lecturas.

Cusk, R. (2023) Un trabajo para toda la vida,  trad. Catalina Martínez, Barcelona, Asteroide.

“Señoras, esto no es un manual de cuidados infantiles. En estas páginas tienen ustedes que pensar por sí mismas. No les digo cómo deben vivir, tampoco estoy obligada a promocionar su visión del mundo. Tengan diez hijos o no tengan ninguno; quiéranlos con locura, o enciérrenlos; entierren su vida a cuidar de ellos, o abandónenlos por un amante con la mitad de años que ustedes: a mí me traen sin cuidados. No escribí este libro porque necesitara su aprobación».

Rachel Cusk tuvo que dar explicaciones, muchas, poco después de salir su libro, porque muchas fueron las críticas y condenas de que, tras la lectura del mismo, uno podría calificarla de mala madre. Y de ahí esta aclaración que se incluye en el prólogo de la edición de Asteroide y que no existía en la que se publicó hace más de 20 años.

Es, no solo por esta introducción que aumenta las ganas de leerlo, que este texto, cargado de sorpresa y de espanto, de desvelo y de claustrofobia, pero, sobre todo, de mucho amor, nos acerca a su desesperación por el llanto de su hija recién nacida, que nos llega a las angustias de muchas madres primerizas que pueden, perfectamente, no ser las nuestras, pero no por eso dejan de ser reconocibles.

Y quizás es este lugar común, mejor dicho, esta ruptura del lugar común del embarazo y del ser madre, de ese primer año de maternidad, narrado desde un lugar incómodo y sin concesiones lo que más llama la atención y te impide dejar de leerla. Por momentos, algo que deseas, y de lo que nunca te separarías, acaba siendo una pesadilla.

Ardone, V. (2023) La decisión, trad. María Borri, Barcelona, Seix Barral.

La periodista italiana Viola Ardone, con su última novela La decisión, revisita un tema interesantísimo, a la par que poco conocido, el “matrimonio reparatorio”.  Una novela en la que, situados en la Italia de los sesenta, nos narra una historia, inspirada en un caso real, situada en un momento en el que el país empieza a vivir un cambio hacia la modernidad de las mujeres que no afecta, como iremos viendo, a todas, sobre todo si son pobres. Mujeres que viven oprimidas, no solo por la ley sino, y sobre todo, por la tradición, la familia y la religión.

La mujer es como un cántaro, quien lo rompe, se lo queda”, arranca la novela Olivia, la joven protagonista de la novela una joven que, desde que nace, “le hubiera gustado ser hombre”, como su hermano. Porque a la joven, que en el momento en que arranca la historia tiene quince años, le gusta estudiar pero, por su condición de mujer, va a tener que someter a una serie de reglas como le repite una y otra vez su madre para casarse y ser una buena esposa y ama de casa.

Y así, aunque reticente, aguanta Olivia hasta que un buen día el hijo del panadero la secuestra y viola, con la esperanza de casarse con ella aprovechando la figura legal del ”matrimonio reparatorio”. Sin embargo Olivia no está dispuesta a seguir los mandatos impuestos, aún a costa de su tan valorada reputación, y no piensa casarse de él.

Y no, no os creáis que los matrimonios reparatorios son algo que existe en Italia de forma residual, todavía hoy países como Afganistán o Irán, lo practican.

Bates, L. (2023) Los hombres que odian a las mujeres. Íncels, artistas de la seducción y otras subculturas misóginas online, trad. Paula Zumalacárregui Martínez,Madrid, Capitan Swing.

“Imaginemos un mundo en el que anualmente se viola, apaliza, mutila, maltrata y asesina a decenas de miles de mujeres por el mero hecho de serlo. (…) No hay necesidad de imaginar ese mundo: es el que habitamos”, arranca contundente Laura Bates, fundadora de Everyday Sexism Project, una exitosa web, extendida por más de veinte países, donde las mujeres pueden denunciar de forma anónima situaciones de sexismo y autora del ensayo Los hombres que odian a las mujeres. Íncels, artistas de la seducción y otras subculturas misóginas online.

Y así, capítulos a capítulos: los hombres que odias a…, que depredan a… que rehúyen a… que culpan a… que temen a… nos presenta -no voy a blanquear la sensación- un panorama desolador en las redes donde se unen y confabulan un buen número de grupúsculos con ideas de hacer daño al 52 por ciento de la población, o sea, a las mujeres. 

Mostrando la aterradora e incómoda verdad del mundo en que vivimos tras realizar una profunda e incómoda inmersión en el extremismo machista y misógino mundial, salpicado de entrevistas a ex miembros de estos grupos y a personas que luchan contra ellos. Un recorrido me atrevería a decir tan necesario como imprescindible que, sin darnos cuenta, cada vez comparte más espacios con cualquiera de nosotras.

Y ahora sí, leamos, pero este 8M nos vemos en las calles, por un 8M abolicionista, de género, de prostitución y de vientres de alquiler.