Más allá del bullying

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Cuando creo que lo he visto casi todo, en mis años como voluntaria y activista en la lucha contra el bullying, y después de escuchar las historias de tantas víctimas y sus familias, pienso que ya ningún caso puede sorprenderme. Pero el mundo me demuestra que estoy equivocada. Uno de los últimos que he conocido, es el de Sergi, un chico Síndrome de Asperger, que en 2018 cuando tenía 13 años sufrió vejaciones, abusos sexuales e incluso violaciones, por parte de algunos de sus compañeros en su centro educativo, Verge del Roser de Vallirana en Barcelona.

Carlota Llinares, activista contra el bullying

No sé bien qué es lo que ocurre últimamente, para que los casos de bullying, además de ir en aumento en número, también ganen en crudeza. En algunas ocasiones, alcanzan un grado de surrealismo tal, que parece más el guion de una macabra película de terror que la pesadilla real en la que se encuentran niños, niñas, adolescentes y sus familias. Episodios tan atroces, que para mí ya van más allá de lo que hasta ahora había considerado bullying. Es sin duda, uno de los casos de acoso escolar, si es que puede seguir denominándose como tal, más graves que recuerdo y que más me ha partido las entrañas y me han hecho hervir la sangre. Está claro que la maldad y crueldad humanas no se cansan de recordarnos que están, lamentablemente, lejos de extinguirse.

Cuatro años a espera de juicio

Han tenido que pasar cuatro años para que los agresores de Sergi comparezcan ante la Justicia. La vista oral tuvo lugar los días 18,19 y 20 de octubre. La Fiscalía pide para los acusados una condena de cuatro años de internamiento por un delito de agresión sexual con acceso carnal y bucal y de violación, siendo el máximo de cinco años en el caso de los delitos más graves en esta jurisdicción. Pilar Joan, la madre de la víctima, define lo vivido como un calvario que les “ha costado la salud mental”. Durante el cual, han sufrido la no aceptación de la negligencia y responsabilidad en los hechos por parte del colegio que ha ido poniendo numerosas trabas y obstáculos ante las administraciones públicas para evitar el juicio a toda costa, alargando así el proceso judicial y produciendo en Sergi y su familia un fuerte sentimiento de desprotección e indefensión total. A día de hoy, falta conocer el fallo final.

Mala praxis de los centros educativos

Me resulta difícil organizar todos mis pensamientos y sentimientos al respecto de historias como ésta, pero creo que podría resumirlos en dos preguntas: ¿Qué diablos está pasando para que un chico tenga que pasar por algo así? ¿En qué clase de mundo vivimos para llegar a estos límites? Si analizamos los hechos, está, por un lado, la mala praxis, de algunos centros educativos, tristemente más de los que me gustaría contar. Sergi ya era acosado desde hace tiempo, antes de que ocurrieran los citados hechos. Recibía amenazas constantes e insultos relativos a su condición de persona con Síndrome de Asperger.

¿Por qué entonces no se actuó antes? ¿Por qué no se abren los correspondientes, aunque aún bastante ineficaces protocolos contra el acoso escolar? ¿Por qué se empeñan tantos centros en negar los hechos cuando ocurren? ¿Por qué en ellos no se protege a los alumnos, y más concretamente a aquellos pertenecientes a colectivos más vulnerables, como las personas TEA? ¿Por qué esos “educadores” actúan como cómplices de la violencia y piden a la víctima callar? ¿Por qué no se inhabilita a dichos “docentes” de por vida a ser posible? ¿Y por qué no se toman más medidas contra los centros que permiten que este tipo de episodios ocurran entre sus paredes, a ser posible cerrándolos?

Bullying físico, Foto: Edith Castro Roldán, Óscar Manuel Luna Nieto , CC BY-SA 4.0, vía Wikimedia Commons

Debe primar el derecho a proteger al alumno vulnerable

Si me permiten esta percepción personal, en ocasiones parecen actuar más como verdaderas mafias, encubriendo la violencia y a quienes la ejercen, en lugar de como instituciones educativas. Parece que olvidan, reglamento en mano, que en los centros debe primar el derecho a proteger al alumno y velar por su seguridad e integridad física y emocional, siendo ésta la primera obligación de los docentes. Al hilo de este hecho, otra realidad que me preocupa y mucho es el deterioro, cada vez más evidente de la salud mental de la población mundial, y a edades más tempranas. Me pregunto qué pasa por la mente de un chaval de 14 años para decidir, no sólo humillar o amenazar con un machete a un compañero, sino vejar y abusar de él, obligándole a realizarle felaciones y tocamientos o tratando de penetrarle tras haberle obligado a ponerse a cuatro patas.

Me pregunto qué pasa por la mente un chico o una chica, que no participa activamente en dichos episodios, pero que es igualmente cómplice de la maldad y la crueldad, al presenciarlos de tal y permanecer insensible y pasivo ante ellos. ¿Qué tipo de educación han recibido en sus casas? ¿Conocen el significado de palabras tan básicas como el respeto, la conciencia, la tolerancia o la empatía? ¿Dónde están los padres de esos “psicópatas en potencia”? Por otro lado, también está de nuevo la falta de contundencia de las leyes y la lentitud (y en muchos casos) ineficacia de la justicia ante casos tan graves como éste.

Modificación profunda en la ley del menor

Estos individuos que atentaron contra la integridad física y emocional de Sergi, deberían ser castigados de una manera más dura. Asimismo, ello va de la mano con una urgente necesidad de llevar a cabo una modificación profunda en la ley del menor, así como la elaboración de una ley eficaz contra el acoso escolar, que garantice protección y justicia para las víctimas. Hace menos de un año, se aprobó en el Parlamento de Francia, una ley que tipificaba el bullying como delito, imponiendo para los condenados penas de cárcel de entre 3 y 10 años, aplicable tanto a adultos como a niños. ¿Por qué no tomamos aquí ejemplo de nuestros vecinos? Esta sociedad necesita un cambio, un cambio profundo. No puede ser que salga tan barato romperle la vida a un semejante. Por Sergi, por Kira, por Alejandro, por Izan, por Saray, por Diego, por todos…

Redacción CL

En un país en el que sólo un 15% de los medios de comunicación cuenta con directivas. Por primera vez en la historia del periodismo español, Crónica Libre se posiciona, como el único grupo de comunicación, en el que su accionariado principal está liderado por mujeres