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Georgia, a caballo entre dos mares, dos continentes y dos cordilleras

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Son famosos los baños de agua de azufre en la capital georgiana. Pero, ¿sabe usted dónde está Georgia? Está a caballo entre occidente y oriente entre los montes del gran Cáucaso al norte (unos 6000 m de altura) y los del pequeño Cáucaso del sur (2000 m). Georgia, Saqartvelo, es un pequeño país independiente de apenas cinco millones de habitantes sumido en la más tremenda precariedad desde la zozobra de la URSS a finales de los 80. De esos cinco millones, en torno a un millón y medio ha emigrado y vive en el extranjero. Llevan a Georgia en el corazón, pero un pasaporte de otro estado en la cartera. Ellos se fueron del país en el que, poco a poco, aterrizan las grandes multinacionales.

Teleférico en Tblisi, octubre de 2022

Georgia tiene un área de 69.700 km2, lo que equivale a unos 10.0002 km menos que la superficie que Castilla La Mancha. En la capital, Tblisi, viven unos 1,5 millones de personas. Esta pequeña república está empotrada entre Rusia, Turquía, Irán y el Mar Negro. Su historia está marcada por refriegas continuas con sus vecinos. Un David contra muchos Goliat. Cuando no eran los soldados del ejército turco lo eran las huestes de los sátrapas iraníes o los enviados de los zares los que se las apañaban para hacerse con su territorio. Georgia estaba situada en la ruta de la seda y eso hizo que fuese víctima de incontables agresiones bélicas. De ahí que las guerras e incursiones de soldados de ejércitos de países vecinos en el territorio georgiano sean una constante a lo largo de toda su historia y también su resistencia ante los invasores. A pesar de las escaramuzas contínuas, las últimas de las cuales datan de 2008, Georgia ha sabido mantener su identidad, si bien los territorios de Abjasia y Osetia de Sur están a día de hoy bajo la administración rusa después de sendas guerras en 1991-92 y 2008 respectivamente. Georgia acoge a una amalgama de etnias, creencias e idiomas en su seno. Muchos de los que llegaron a Georgia, se quedaron y son tan georgianos como los georgianos de pedigrí. El modus vivendi de los georgianos debió convencerlos, como veremos en un artículo próximo.

La rey Tamara, rey de reyes

Tal vez por porque todas estas pugnas por defender los territorios que sienten como suyos son agotadoras, adoren a su monarca Tamara (1160-1213), que fue coronada rey en el monasterio de Gelati y es donde yace en un paisaje de ensueño. Gelati es un lugar de peregrinación para los georgianos. Fue la primera mujer en gobernar los designios de Georgia.

Bóveda en el monasterio de Gelati, Georgia. Octubre de 2022.

Tuvo que luchar contra la oposición de los nobles georgianos que no aceptaban la autoridad de la primogénita de Jorge III y hermana mayor de Rusudan, también mujer. Desterró a su primer marido de origen ruso a los dos años de contraer nupcias quien después libró luchas intestinas contra ella. Se casó en segundas nupcias con un hombre de su elección, David Soslan, de Osetia, con quien pudo organizar ejércitos y repeler agresiones. Se la recuerda como estadista y estratega, de ahí que la enaltezcan como monarca entre los monarcas, monarca justa. Son dignas de mención las batallas libradas contra los invasores musulmanes repeliendo con éxito sus agresiones, logrando así mantener la unidad de Georgia y expandiéndose allende sus fronteras.

Su padre mandó construir la ciudad tallada en roca caliza en Vardsia al sureste del país de medio kilómetro de longitud total para protegerse de los ataques de turcos y persas. La monarca Tamara terminó las obras de una ciudad aprovechando parte de las cuevas existentes de forma natural en la que se cincelaron o cortaron con obsidiana 13 pisos en la roca caliza. A día de hoy es patrimonio de la humanidad y se conservan unos 750 habitáculos a pesar del terremoto acaecido en 1283. En un principio, disponía de 3000 habitáculos y se dice que llegaron a vivir dentro unas 50.000 personas en momentos puntuales de la historia. Dentro de la roca, hay una iglesia con frescos que se conservan a día de hoy, frigoríficos que consistían en unos orificios en la roca donde refrescaban líquidos, un armario que parece un armario de farmacia, habitaciones con camas, etc. Un fresco de grandes dimensiones conmemora la valentía de Tamara en una de las paredes de la roca. Se la reconoce por la forma peculiar de sus cejas. Esta monarca está omnipresente en el imaginario de todos los georgianos y sigue influyendo en la concepción de todas las ramas del arte, pintura, escultura, literatura y música. De ahí que sea muy recomendable visitar el fresco de la ciudad tallada en Vardsia para todos aquellos interesados en el arte. Es simplemente impresionante. 

Breve historia de Georgia de los siglos XIX y XX

El temor a la invasión ha estado y está en el imaginario de todos los habitantes de Georgia. De forma muy resumida, desde finales del siglo XVIII, pidió Georgia ayuda a Rusia para evitar ser invadidos por los persas. El rey georgiano Giorgi XII, igual que sus antepasados, temía una invasión persa y sugirió al zar de Rusia la incorporación de Georgia al imperio ruso a cambio de respetar la corona georgiana. Ante lo que él percibió como debilidad, el zar Pablo II aprovechó la ocasión para anexionar Georgia a Rusia. Sin más. En 1802 se obligó a la aristocracia georgiana con la violencia de las armas a jurar fidelidad al trono ruso. En las décadas siguientes, hubo muchos levantamientos contra los rusos, pero finalmente las tropas rusas pudieron subyugar a Georgia. Conquistaron Imeretia, hicieron desaparecer las regiones de Guria, Svanetia y Mingrelia en los años 1829 y 1857 respectivamente. Abjasia fue anexionada en 1864. Comenzó una rusificación sin precedentes.

Ahora bien, la industrialización llegó a Georgia de la mano de Rusia en el siglo XIX. En 1918 se declaró república independiente, aprovechando que la revolución de febrero hiciese caer al zar. Cuando los comunistas tomaron el poder en Rusia, Georgia se adhirió a la URSS después de la invasión del ejército rojo en 1921 y permaneció en la Unión hasta declarar la independencia en 1991. Georgia junto con Armenia y Azerbaiyán fueron las únicas repúblicas soviéticas que lograron apuntalar en sus respectivas constituciones que las lenguas oficiales en sus territorios serían el georgiano, armenio y azerbaiyano respectivamente. Pero más tarde, en plena época soviética en 1978 se empezó a debatir si el ruso debería otorgársele el estatus co-oficialidad igual que a la lengua georgiana de Georgia con motivo de la aprobación de la nueva Constitución de la URSS en 1977. Los intensos debates desembocaron en manifestaciones de protesta sin precedentes. Este debate sobre la lengua llama mucho la atención en vista del documento fundacional de la Constitución de la URSS de 1922 que en su artículo 40 ordena que se publiquen las leyes aprobadas por el Soviet Supremo en las lenguas autóctonas de las repúblicas federadas.

El artículo 110 (159 en Constitución de 1977) establece que la justicia se administra en la lengua vernácula de la república federada garantizando un intérprete en acto de juicio a todos aquellos que la desconozcan, traducciones de los documentos oficiales para que los afectados conozcan su contenido así como el derecho de los ciudadanos a emplear la lengua materna ante los tribunales. Por último, el artículo 121 (45 en Constitución de 1977) proclama el derecho a la enseñanza de todos los ciudadanos en sus lenguas maternas. Habría que investigar de quién partió la idea de cambiar el estatus legal de la lengua rusa en Georgia. Nadie ha olvidado estos episodios de 1978 en Georgia porque el pueblo georgiano ha experimentado diferentes episodios de rusificación a lo largo de la historia y ven a Rusia con recelo. De ahí que sientan la guerra de Ucrania como la suya propia.

En la autopista de Tblisi a Gelati, (Georgia), octubre de 2022

Con todo este contexto histórico, la pérdida de los territorios de Abjasia (1992) y Osetia (2008) ha sido traumática para la población de Georgia. Cada vez que ven una señal en la carretera que indica los kilómetros que hay hasta Sujumi. (Soukhumi en inglés), hoy en Abjasia, se les saltan las lágrimas. En la guerra de Abjasia (1992-1993) murieron más de 10.000 personas, algunas de ellas decapitadas por mercenarios chechenos que jugaban al fútbol con sus cabezas. Nadie ha olvidado esas imágenes. Abjasia había declarado la independencia en un contexto postsoviético en el que había pugnas por el poder entre el presidente electo Gamsajurdia y fuerzas prosoviéticas. Georgia envió a su ejército al territorio insurgente. Rusos, cosacos, armenios y mercenarios chechenos lucharon al lado de los abjasios.

En 1993, Rusia se hizo con el control del territorio abjasio lo que provocó un éxodo de 250.000 georgianos que vivían en ese territorio ocasionando una ola de refugiados dentro del propio país a principios de los 90 del pasado siglo. A día de hoy, y desde que el discurso de Putin insinúa que los los varones jóvenes podrían ser llamados a filas en caso de que la guerra de Ucrania se prolongue, el goteo de ciudadanos rusos que entran a Georgia es incesante. Georgia está invadida por rusos y ucranianos. Se ven muchas mujeres ucranianas y, entre los ciudadanos rusos, los hombres son mayoría en Tblisi. Pero también se ven parejas de rusos en coches de alta gama. Todoterrenos Mercedes, Audis, BMWs y VW. Muchos Ken con su correspondiente Barby al lado. Llaman la atención los labios en forma de salchicha que lucen después de una inyección de Botox. No son ni refugiados de un país en guerra ni refugiados políticos. Son gente pudiente que viene con mucho dinero y está comprando propiedad inmobiliaria en lo mejorcito de la capital, aprovechando la precariedad financiera de gran parte de la ciudadanía georgiana. La arrogancia que gastan pone a prueba la paciencia y amabilidad innata de los georgianos. ¿Por qué no me hablas en ruso? les espetan cuando preguntan por la dirección y les responden amablemente en inglés. La juventud georgiana ya no habla ruso. Solo los mayores de 50 años lo hacen. Y los pijos rusos siguen practicando un supremacismo lingüístico que vaya usted a saber dónde aprendieron.

Coche ruso de alta gama aparcado en una calle de Tblisi (Georgia) en octubre de 2022

Siguiendo con cuestiones lingüísticas y pasando a otro de los patrimonios de la humanidad, los georgianos les contarán con mucho orgullo que su idioma es el dueño de uno de los 14 alfabetos que existen en el mundo: armenio, latino, griego, cirílico, árabe, hebreo, mongol, runas y demás. Las letras del alfabeto qartvélico moderno son muy redondas y de una originalidad singular. Para que puedan comprobar que es verdad, la monarca Tamara recibió el título de monarca  y no de reina consorte. De tal modo se la veneraba que se la llegó a denominar monarca entre los monarcas. El alfabeto georgiano no diferencia entre mayúsculas y minúsculas y la lengua georgiana carece de género gramatical. En cuanto a su forma, las letras del georgiano antiguo difieren bastante de las del georgiano moderno. En total dispone de tres alfabetos, a saber: AsomtavruliNusjuri y Mjedruli. Las primeras inscripciones en alfabeto georgiano datan del siglo V d.C. en asomtavruli y el actual se denomina mjedruli.

Diversidad climática y flora espectacular

La belleza está presente en todas las facetas de la vida cotidiana de los georgianos. Basta con ver cómo preparan la mesa para los invitados. La inmensa variedad de frutas, bayas, verduras de diferentes colores a formas les permite ofrecer una mesa distinta todos los días. Y es que la ventaja natural con la que se juega en Georgia, semillero del mundo, es singular porque Georgia alberga todos los climas del mundo (ártico, atlántico, mediterráneo, continental y subtropical) en un espacio muy reducido. En consecuencia, se aprecia una diversidad en la flora sin parangón a nivel mundial. En los mercados se encuentran tanto kakis, granadas, manzanas, bayas, uvas, higos, castañas, como plátanos autóctonos de colores, olores y sabores impresionantes. Los georgianos todavía huelen las frutas antes de comprarlas. ¿Se acuerda usted de cuando olían las frutas? No le extrañe, pues, que los artistas, estando expuestos a estos torrentes de colores y formas a diario, lleven este colorido y variedad de formas a sus telas cuando pintan y esculpen rocas o cuando las tallan para construir edificios. También los manteles tradicionales de color azul añil tienen motivos florales. 

Albahaca roja en flor en las cercanías de la catedral Sioni en Tbilisi (Georgia), octubre 2022

Esta diversidad climática se refleja de forma singular en los hábitos alimenticios de los georgianos. Casi todo lo que crece en la madre tierra aterriza en la mesa. Comen alfalfas en ensalada y sopa de ortigas. Muy saludables las dos. En otoño, los georgianos suelen salir a dar paseos largos a los bosques en busca de setas y hongos. La variedad de hongos que crece en los bosques es espectacular. En la región de Imereti en oeste de Georgia, se dan boletus, amanita caesarea y otras especies muy apreciadas por los georgianos. Fritas en aceite de girasol son un manjar. La amanita caesarea desencadena una cascada de sabores en el paladar de una finura singular. El aceite de girasol de la región de Kajeti de color de oro tostado (en la frontera con Azerbaján) tiene un sabor espectacular.

Amanita Caesarea de la región de Imereti, Georgia. Octubre de 2022

Las hierbas aromáticas merecen mención especial. El cilantro, el estragón, la albahaca roja, el perejil y otras muchas variedades son parte de la dieta diaria de los georgianos. La ensalada de tomate viene siempre coronada con hierbas frescas. Pero también las alubias se comen chispeadas con cilantro. Y, cómo no, una torta de maíz. Uno de los alimentos básicos de Georgia son las nueces. Hay miles de nogales. No mentiría si dijera que todos aquellos que poseen una casa rural tienen un nogal en el jardín. También hay carreteras cuyas orillas tienen nogales plantados. Dicen que le gustaban mucho a Stalin y mandó plantar nogales en ambos lados de las carreteras. Son propiedad común. Uno de los deportes favoritos de los habitantes de Tblisi a finales de octubre es ir a la dacha, recoger las nueces, trasportarlas a la capital, secarlas en el balcón y saborearlas tal cual.

Desde hace pocos años, Georgia exporta nueces a países de su entorno geográfico. Las nueces son un alimento básico de la dieta de los georgianos, pero también muy caro. Hacen salsa de nueces al mortero para aliñar la ensalada de tomate, pero también para mezclarlo con especias aromáticas que luego emplean para aliñar las berenjenas fritas. En la cocina mingrelia, al noroeste de Georgia, tiene recetas suculentas de pollo con salsa de nueces. Se llama tsatsivi y es posible que usted se enamore de este plato. Si no fuera tan hipercalórico, se podría uno alimentar solo de eso. Quien tiene solvencia económica puede comprar nueces. En tiempos de vacas flacas, el georgiano medio no puede comprar el producto que más admira. De ahí que sea el tema principal en las tertulias de amigos. Me recuerda a las conversaciones sobre el bacalao en Euskal Herria cuando durante décadas estuvo prohibida su pesca para que los bancos de bacalao en el Atlántico pudiesen recuperarse de la pesca intensiva a la que estuvieron sometidos durante décadas.

Nueces recogidas en Tsveri, reserva natural, (Georgia) en octubre de 2022.

Siempre me impresionó que los georgianos conociesen las propiedades medicinales de las hierbas, verduras y frutas que les da su tierra. Dicen que hay que lavar y cortar los membrillos sin pelar y cocerlos (con las semillas) en agua para hacer un caldo que toman cuando tienen problemas con los bronquios. Es fascinante que todo ese saber de siglos de observación perviva también en la generación joven de Georgia. Las recetas medicinales tradicionales parecen tener efectos terapéuticos conocidos desde hace siglos y se transmiten de generación a generación. Con la variedad de flora que posee Georgia, no nos debe extrañar que Medea fuese la primera farmacéutica de la historia, de ahí la palabra medicina. La gran masa de la población georgiana no tiene ahorros suficientes para pagar las medicinas y cura los males menores con hierbas medicinales. Las enfermedades crónicas son la ruina para quien las padece.

Tbilisi, octubre 2022, membrillo en plena calle

Georgia produce los cereales que consume en la llanura entre las dos cordilleras del Cáucaso, la antigua Koljis. Y este trigo es la base fundamental del pan que se come a todas horas. El pan se sigue cociendo en hornos bajos de cerámica en los que el panadero mete la mano y adhiere la masa de pan de forma romboidal a la pared del horno. Cuando está cocido, lo saca con una horquilla. Se puede comprar pan recién hecho en cualquier esquina en Georgia. El olor de ese pan es una tentación que no podrá resistir a no ser que usted practique el ascetismo gastronómico. El plato estrella es el jachapuri. Es un pan blanco relleno de queso blanco. Es un manjar. Cada región tiene su cocina propia y los georgianos saben de qué región proviene cada plato. Cada región tiene su propio jachapuri. Los hay rellenos de espinacas, queso, huevo o pasta de alubias rojas. Un vicio. Si su metabolismo se lo permite, no se reprima, pero váyase concienciado de que volverá de Georgia con algún que otro kilo de más.

Datos sobre agricultura, ganadería y recursos mineros

Según los datos de la Oficina Nacional de estadística de Georgia, hay más de 40.000 pequeñas explotaciones ganaderas. En las zonas rurales, sus habitantes tienen en su haber una vaca, algún cerdo y algunas gallinas. No le pasarán desapercibidos porque andan sueltos libremente. Las vacas son mucho más pequeñas que las vacas lecheras que dan 80 litros en Alemania. Dicen los agricultores que una buena vaca georgiana da 2 litros y una normal solo un litro de leche. Si tiene ocasión de probar esa leche, no diga que no. Es pura mantequilla. Los ganaderos de este país tienen también búfalas y seguro que el yogur de leche de búfala es algo que le fascinará. Llama mucho la atención que haya grupos de vacas caminando solas por las orillas de las carreteras. Los ganaderos sacan a su vaca hacia las seis de la mañana a la calle y las que viven en la misma calle suelen reunirse en fila y van a pastar a los prados cercanos solas. A las cinco de la tarde vuelven solas y no se equivocan de casa. A pesar de no haber pasado por la autoescuela, son respetuosas con las normas de circulación . Solo cuando cruzan la carretera, pueden ocasionar algún que otro embotellamiento. Seguro que ellas no entienden por qué se enfurecen los conductores porque sus antepasados iban por esos mismos caminos cuando no había coches. Los conductores son respetuosos con ellas por la cuenta que les trae. Y es que la cocina georgiana no se puede entender sin queso fresco ni queso curado. También los pollos son bastante más pequeños. La pregunta que deben hacerse es por qué los pollos tienen esas dimensiones tan grandes en Europa y no preguntarse por qué son tan pequeños en Georgia. No toda la carne del mercado es biológica, pero mucha. Si alquila un apartamento, compre carne y fríala. Verá que no suelta apenas líquido.

Vaca caucásica en Georgia, octubre 2022

En cuanto a los recursos de su subsuelo, Georgia no puede ofrecer casi nada. Y, precisamente sea esto lo que la mantenga alejada actualmente de conflictos instigados por naciones que tienen intereses propios y de incursiones no deseadas de ejércitos vecinos. El gaseoducto entre Azerbayán y Turquía no pasa por Georgia y el oleoducto entre Azerbaiyán y Turquía (1768 km en total) tiene solo 249 km en Georgia. De ahí la ausencia de pugnas por hacerse con el control de los espacios geográficos carentes de recursos mineros. Solo hay yacimientos mineros de mangano, que todavía se explotan en las cercanías del municipio de Chiatura (Imeretia). El mangano se emplea en la producción de acero al cual le extrae azufre y oxígeno e influye positivamente en el endurecimiento del acero. Los alemanes explotaron el mangano durate décadas y en 2004 se vendieron los derechos de explotación a una empresa rusa. Ahora bien, Georgia es un punto importante en los mapas geoestratégico.

Georgia no tiene ni petróleo ni gas. El gas se importa de Rusia y el petróleo de diferentes países como Rusia, Rumanía, Turkmenistán, Bulgaria, Azerbayán, Kazajstán, Grecia o Alemania. La demanda de gas va en aumento debido a que muchos coches funcionan con gas metano después de hacer unas pequeñas modificaciones en los motores de combustión de gasolina o gasóleo. La infraestructura de estaciones de servicio que venden gas licuado es sorprendente para un país que no está en la lista de los más ricos del mundo. Y es que el gas es mucho más barato que la gasolina o el gasóleo. Muchos coches y taxis funcionan con gas licuado porque es mucho más barato y menos contaminante. De ahí que las carreras en taxi sean muy económicas. Pacte usted el precio del viaje antes de entrar al coche. Los taxistas suelen modificar los motores de combustión para hacerlos aptos a la combustión de gas metano.

En lo que se refiere al debate de transición ecológica, llama la atención la nula relevancia que tiene en la sociedad de Georgia. Y no es porque no haya concienciación ecológica sino porque es autosuficiente energéticamente con un 80% de energías renovables. Esto quiere decir que el desmantelamiento de centrales atómicas ni se plantea porque no hay ninguna central atómica en territorio georgiano. La electricidad es 100% de proveniencia hidrológica y, por lo tanto, ecológica. En el norte de Georgia, hay un embalse en el río Enguri que abastece de electricidad a toda Georgia. Desde el Monte Urpalat se pueden disfrutar unas vistas espectaculares del embalse. Hay un pequeño parque eólico cerca de Tblisi que parece estar en fase experimental. La electricidad en Georgia ya es 100% renovable y sostenible. Y el gas ya está desplazando al petróleo. La energía solar no ha irrumpido en Georgia todavía, tal vez porque las instalaciones son muy costosas e inasumibles para el georgiano de a pie. La electricidad, el gas y el agua no son caros por la autarquía energética de la que goza Georgia.

Parque eólico entre Tblisi y Kutaisi (Georgia), octubre de 2022.

De hecho, el nivel de ingresos de un georgiano medio es bastante bajo. Según la Oficina Estadística Nacional de Georgia, los ingresos per cápita ascienden a 364 ,8 lari y los ingresos por familia a 1221,8. El cambio con el euro está a 2,7 lari por euro. Estas cifras, en sí, no significan nada si no se comparan con lo que cuesta la cesta de la compra. El bloque de mantequilla está a 8 lari, el importado a 11. La carne cuesta 22 lari, el pan 2, los tomates entre 3,5 y 7, el queso unos 20, el yogur autóctono unos 2 lari, las alubias entre 6 y 12 y las nueces 40. Un bibliotecario de colegio gana unos 600 laris, el personal pedagógico tal vez 50 laris más, los maestros en torno a 1000 y los catedráticos de universidad unos 1600. Con este panorama laboral, se entiende perfectamente que la juventud georgiana opte por emigrar y muchos de los que se quedan solo puedan aspirar a sobrevivir.

Para que se hagan a una idea. Si se rompe la tubería en el cuarto de baño y hay que repararla, es muy frecuente que los georgianos pidan dinero prestado a su entorno familiar o amigos para reparar la avería. Lo más importante es disponer de un cuarto de baño en funcionamiento. Con los salarios indicados más arriba, no pueden permitirse el lujo de comprar azulejos y pagar a un alicatador para colocarlos. La mayoría sabe cómo colocar azulejos, pero no tiene ahorros suficientes para comprar los materiales que necesita. Ante este panorama desolador, emigran de Georgia entre 85.000 y 100.000 personas anualmente según las estadísticas oficiales. El 15.5% de la población georgiana tenía más de 65 años en 2022. El 17,5% de la población vivía en una situación de pobreza extrema. La tasa de desempleo es del 20,6% y la tasa de inflación del 11,5%. De los 3,6 millones de habitantes de Georgia, 793.000 reciben una pensión estatal y las cifras van en aumento. Son 200 laris al mes. El expresidente georgiano está en prisión y no faltan activistas que piden su puesta en libertad.

Activista exige la liberación del expresidente Misha Saskashvili, Tblisi, octubre de 2022.

Con este panorama demográfico y laboral, sorprende mucho que no haya iniciativas gubernamentales que inviten a los jóvenes a quedarse en el país y a atraer a los que viven en el extranjero. Hubo un programa de esta índole cuando Saakashvili gobernó Georgia. Un país habitado por ancianos es presa fácil de huestes extranjeras. A este paso, en 10 años la población de Georgia bajaría a unos 2,5 millones de personas con un porcentaje de 1,5 millones de pensionistas. Ningún país puede soportar esta carga. En octubre hablé con una joven de 23 años y me dijo que pensaba emigrar como sus tres hermanos. Su madre no podía ocultar las lágrimas.

Es sorprendente, pues, que la élite política esté más preocupada por inyectarse botox en los labios o lucir trajes de Armani que de solventar los problemas más acuciantes de su gente y apostar por la supervivencia de Georgia como nación independiente. Los debates parlamentarios no abordan los problemas más urgentes de Georgia, que está al borde de una crisis humanitaria, otra más que la sufrirán los de siempre. La ciudadanía ya ni participa en los comicios. Las redes clientelares que se han forjado a lo largo de décadas ven las arcas públicas como su cortijo. No le extrañe, pues, que vea por las calles coches de las marcas Jaguar, Ferrari o Porsche. Algunos tienen negocios boyantes y otros han suscrito créditos con avales hipotecarios o personales. Esperemos que pocos sucumban a la tentación de hipotecar la casa para comprarse un coche de alta gama suscribiendo un crédito con un banco. Porque si no hay desahucios ni gente viviendo en la calle a día de hoy es porque la mayoría de los georgianos es propietario de su vivienda. Si esto ocurriese, los fondos buitre entrarían en Georgia en manada para hacerse con la propiedad inmobiliaria.

Arquitectura civil, diversidad religiosa y turismo

La arquitectura civil georgiana es muy variada. Mientras las casas tienen una base cuadrangular rodeada de un balcón en Imereti, las viviendas son torres de piedra de unos tres pisos en Svaneti. El clima es subtropical en verano en algunas zonas y muchos georgianos de Imereti sacan el colchón al balcón y duermen bajo las estrellas tomando la fresca. Los svanetios construyen sus casas en forma de torre para protegerse de los aludes en invierno. En la planta baja viven ellos con los animales, en la segunda están los aprovisionamientos y en la tercera se refugian cuando prevén que viene un alud. En Tblisi, son espectaculares los balcones de madera de edificios de varios pisos.

Balcones de madera en las cercanías de los baños de azufre de Tiflis, Georgia. Octubre de 2022

En cuanto a la diversidad religiosa, Georgia ha acogido desde siempre y acoge actualmente a cristianos, judíos, yazidíes, musulmanes, zoroastrios y ateos. Cuenta con iglesias griegas, armenias, rusas y también sinagogas en Tiblisi. Es muy tolerante con otras creencias, pero la fe mayoritaria es el cristianismo ortodoxo, que es trinitario. Para los que no lo sepan, la cabeza de la iglesia ortodoxa es el patriarca. Tanto curas como patriarca suelen estar casados y es frecuente ver a curas jóvenes. Son fáciles de reconocer porque llevan una especie de sotana negra y muchos se recogen el pelo en forma de coleta. En actos religiosos suelen llevar escufia (tocado de la cabeza). A veces los creyentes los saludan de forma muy emotiva. En las iglesias ortodoxas no verá ni sillas ni bancos. Se participa en la liturgia de pie. Solo en la parte trasera puede haber algún que otro banco reservado a las personas mayores. Carece de órgano ya que la música es sólo vocal, que en Georgia se materializa en canto polifónico. La iglesia ortodoxa tiene una parte que está cerrada al público a la que solo tienen acceso los curas por una puerta y se mantiene abierta solo en la liturgia. El arte sacro merece un capítulo aparte porque es espectacular.

Curas ortodoxos en las afueras de la catedral de Sioni, Tblisi (Georgia), octubre de 2022

Los hoteles de la capital y muchos hoteles de ciudades menores son modernos y disponen de todas las comodidades. Incluso los apartamentos de arbnb lo son. Si viene a Georgia, puede traerse su máquina de afeitar, ordenador o cualquier otro aparato eléctrico debido a que el abastecimiento de electricidad está asegurado y los enchufes son los típicos de Europa. No necesita adaptador. La moneda es el lari. Un euro equivale a 2,70 lari en octubre de 2022. Se pueden alquilar coches cómodamente o comprar los servicios de chóferes a 100 euros al día. Si son cuatro viajeros, les sale a 25 euros por viajero más la gasolina. Georgia tiene mucho que ofrecer. ¡Descúbralo usted mismo!

Pilar Larrañaga

Periodista. Escribe sobre política europea y arte. Las decisiones que se toman en Bruselas y sus efectos sobre los ciudadanos europeos. El arte entendido como eje fundamental en la formación del ser humano.