Día de la madre
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El origen reivindicativo del Día de la Madre

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El Día de la Madre, tal y como la conocemos hoy por hoy, tiene origen estadounidense y, en su concepción primigenia, no tenía ni el carácter religioso de antaño ni el comercial con el que hoy se le identifica. Se instituyó como una especie de símbolo político para destacar la importancia del papel de las madres en la sociedad y reivindicar una alianza por la paz. Así que sí, el Día de la Madre tiene raíces feministas.

La versión moderna del Día de la Madre se remonta a principios del  siglo XX cuando el Presidente de EEUU, Woodrow Wilson, institucionalizó este día en 1914, acogiendo una resolución de la Cámara de Representantes de este país, donde se consagraba un día nacional festivo en honor de las madres. La resolución que la aprobó justificaba la institucionalización de este día como expresión pública del amor y el respeto hacia las madres de Estados Unidos«.

Se atribuye el logro de su institucionalización a Anna Jarvis, una activista comunitaria estadounidense que promovió con denuedo el objetivo de dedicar un día especial del año para honrar y expresar gratitud a las madres. Si bien, desde el principio, Anna Jarvis instó a que se llamara el Día de la Madre, en singular, a fin de que cada familia honrara a su propia madre, y se evitara que la celebración se terminara diluyendo al invocarse a todas las madres.

Reuniones del Día de las Madres

Su campaña a favor de esta conmemoración la inició después del fallecimiento de su propia madre, Ann Marie Reeves (Ann Marie Jarvis, por su apellido de casada), en 1905, reivindicando el legado de ésta en pro de la concordia nacional. Ann Marie Jarvis es conocida por haber sido una destacada activista comunitaria, que durante la guerra civil organizó grupos de mujeres para atender a los heridos de ambos bandos y, al cabo de ésta, trabajó de forma incansable para mejorar las condiciones de salud, sanidad y la paz social de su comunidad.

Entre sus iniciativas, destacaba de forma especial las reuniones de mujeres que organizaba para promover la amistad y reconciliación de las madres que habían perdido a sus hijos en la guerra civil estadounidense. Estos encuentros se llamaban precisamente reuniones «del Día de las Madres”, y se organizaban para promover que las madres de los caídos compartieran sus experiencias. 

En estas reuniones se conocieron Ann Marie Jarvis y la que sería una de las lideresas del sufragismo y abolicionismo en EEUU, la poeta feminista Julia Ward Howe, que para entonces empezaba la carrera como activista y escritora que la llevó a convertirse en la primera mujer elegida para formar parte de la Academia de las Artes y las Letras de los EEUU.

El cariz feminista de la lucha de las madres

Howe, que compartía los ideales y las iniciativas comunitarias de Ann Marie Jarvis, abogó por la celebración de un día especial en EEUU, en el que se honrara a las madres, propendiendo por la idea de que su celebración se extendiera por el mundo, y se animara a las madres de todos los países a aliarse para protestar contra la crueldad de las guerras.

En su poema Proclama del día de las madres, de 1870, Howe sentó las bases del carácter internacionalista, pacifista, de solidaridad entre mujeres, y por tanto, el cariz feminista que habría de tener la lucha de las madres, cuyo día conmemorativo demandaba, reclamando la paz mundial, el desarme militar y la alianza de todas las madres del mundo unidas para reivindicar juntas el fin de las guerras que les arrebataban a sus hijos:

“…Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos… En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales…”. 

La expansión mundial del Día de la Madre y su transformación en un evento comercial   

A partir de la institucionalización del Día de la Madre por resolución presidencial en los EEUU, se dieron instrucciones para que los servidores públicos portaran un clavel blanco para conmemorar este día y rendir tributo a las madres de los soldados fallecidos en combate. De ahí surgió la idea de negocio de venta de flores, que se extendería a tarjetas, invitaciones a restaurantes y otros regalos, cuyo auge fue desnaturalizando progresivamente la razón de ser de la celebración. La misma Anna Jarvis renegó del carácter comercial que había adquirido el Día de la Madre y llegó a ser detenida en 1925 por una de sus protestas públicas. 

Por influencia de EEUU, la institucionalización del Día de la Madre se fue expandiendo por todo el mundo occidental, aunque con fechas diferentes, llegando a celebrarse en la actualidad en unos cien países, que también le han dado a la celebración el carácter comercial que pronto adquirió en EEUU.

En EEUU la celebración del Día de la Madre es principalmente un negocio millonario: es el cuarto evento que más dinero genera, después de la Navidad, Halloween y San Valentín. Se calcula que en 2024 haya generado un volumen de negocio de 33.500 millones de dólares, según la? encuesta anual de consumidores ?publicada por la Federación Nacional de Minoristas y Prosper Insights & Analytics; la segunda cifra más alta en la historia de la encuesta, después del récord de 35.700 millones de dólares de 2023.

El Día de la Madre en España fue iniciativa de un funcionario de Correos

En España, el Día de la Madre surge en 1925, por iniciativa de Julio Menéndez García, un funcionario de Correos, cuya propuesta fue ampliamente difundida en los medios y acogida en varias ciudades. La primera vez que se celebró extraoficialmente el Día de la Madre en Madrid fue en octubre de 1926, con el ánimo de enseñar a las niñas y niños a respetar no solo a sus madres, sino a las madres de los demás y a las mujeres en general.

Al igual que en EEUU, la celebración estuvo asociada desde el principio a la ofrenda de flores y, de hecho, fue auspiciada por la Sociedad Nacional de Horticultura, que organizó una feria. Durante la dictadura, se volvió a vincular la celebración en honor de las madres con la Virgen María, trasladándose al 8 de diciembre, hasta que en 1965 se instituyó el Día de la Madre como día nacional el primer domingo de mayo, mes de la Virgen María.

En España, como en el resto del mundo, el Día de la Madre también se ha consolidado como una celebración de marcado carácter comercial, que mueve un negocio millonario, del que se calcula que en 2024 habrá dejado de media unos 65 euros en regalos por persona.   

Necesidad de volver al carácter reivindicativo del Día de las Madres  

En una encuesta de YouGov realizada a más de 19.000 personas en 18 países y territorios se les preguntó si consideraban que el Día de la Madre era una ocasión especial «adecuada» o si era una celebración producto de la presión social y comercial. La mayoría de la población encuestada de los países europeos occidentales se decantó por esta segunda opción, llegando a tal parecer el 55% de los encuestados en España, frente al 45% que lo ve fundamentalmente como un gesto de afecto.   

Al margen de que este día sea una oportunidad para expresar gratitud y amor hacia las madres, obsequiándolas con regalos que vigorizan la economía, el carácter marcadamente mercantilista de esta celebración nos distrae de la naturaleza reivindicativa que inspiró su institucionalización. Y conviene que lo tengamos en cuenta, porque las madres españolas, y las del resto del mundo, no necesitan realmente flores, tarjetas ni regalos, sino derechos y respeto, particularmente, el derecho al descanso.        

Pese a los importantes avances logrados a lo largo del siglo XX, producto de la lucha obrera y feminista, las madres siguen careciendo de una protección jurídica adecuada que las favorezca debidamente en las leyes, especialmente en materia laboral, porque es a través del trabajo remunerado y sus garantías como mejor se puede medir la integración y la protección social de las madres.

Las medidas imprescindibles para las madres

En materia laboral se precisa de medidas de acción positiva que promuevan la contratación laboral y la estabilidad en el empleo, la conciliación que garantice la corresponsabilidad al interior del hogar, la protección frente a las discriminaciones por maternidad, así como la asistencia del Estado y las CCAA a las madres con hijas e hijos con enfermedades, discapacidades y necesidades educativas especiales o a cargo de dependientes, y de las madres que carecen de recursos económicos o apoyo familiar, entre otras medidas más urgentes.

Igualmente, es preciso implementar medidas más eficaces para proteger a las madres y sus hijas e hijos de la violencia machista, y las demás formas de violencia de género que las afecta, tales como la creciente violencia vicaria, obstétrica y la violencia institucional.

Por último, y sin el ánimo ser exhaustiva, es exigible que se derogue, por inconstitucionalidad e ilegalidad, la ley 4 de 2023, por medio de la cual a través de una ley fraudulenta, por un lado, se borra la mención ‘madre’ del Registro Civil sustituyéndola por la expresión ‘persona progenitora’. Y, por otro lado, se permite el cambio registral de sexo a cualquier persona sin cumplir ningún requisito. Lo que ha permitido que muchos hombres se autoidentifiquen como mujer sentida y, por virtud de dicha ley, logren el reconocimiento legal y social de mujer, que también les ha permitido autoidentificarse como madres, cuando lo cierto es que los hombres no pueden ser mujeres ni tampoco madres.

Asimismo, la ley 4 de 2023 viola los derechos más básicos de las madres al amenazarlas con la pérdida de la patria potestad, y ponerlas en situación de indefensión, si no reafirman la invocada identidad de género de sus hijas e hijos autodiagnosticados con disforia de género. 

Con ocasión del Día de la Madre debemos reflexionar sobre la necesidad de rescatar el carácter político y reivindicativo de dicha celebración, reclamando derechos y beneficios para las madres. Invocando a Julia Ward Howe y su ‘Proclama del día de las madres’, sea éste un reconocimiento para todas las madres que viven en países en guerra y que han perdido sus hijos por la sinrazón de la crueldad humana. ¡Vivan las madres que nos parieron!  

Sandra Moreno

Jurista, doctora en Derecho. Vicepresidenta de Feministas Radicales.
Twitter: @ConSandramoreno