Teresa Campos Villacastín
"Aquí estamos las tres: María Teresa, Terelu y yo. Teresa me presento el libro 'La Princesa Paca: el gran amor de Rubén Darío'. Paca era mi abuela materna", recuerda Rosa Villacastín al mirar esta fotografía.

Se fue María Teresa Campos, hizo lo que quiso y vivió como le dio la gana

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Me cuesta hablar de Teresa en pasado, convencida como estoy de que al no poder vivir junto a ella sus últimos momentos es por lo que tengo su sonrisa amplia y generosa todavía fresca en mí memoria. Una imagen que espero no se diluya con el paso del tiempo, aunque siendo quien era, siempre podré verla y escucharla junto a Rafaella Carrá cantando y bailando “Explota, explota…” donde demostró que no había género que se le resistiera a una mujer a la que nadie le regaló nada y que si llegó a lo más alto es porque amaba su trabajo, tanto en radio como en televisión, y sabia comunicar como nadie.

Trabajar le ha dado a esta gran comunicadora el oxígeno que necesitaba para seguir adelante, marcando el camino a aquellas mujeres que todavía vivían encorsetadas por los cánones de una época en la que casarse y tener hijos era lo que se les pedía que hicieran.

Conocí a Teresa cuando trabajaba en Radio Cadena, recién llegada a Madrid, y yo en el Diario Pueblo. Compartir edificio me permitió mantener con ella alguna que otra conversación, hasta que en 1990 me llamó para que colaborara en un programa que iba a presentar y dirigir en TVE. En ese plató, coincidí con Carmen Rigalt comentando las revistas del corazón, siempre acompañadas de algún famoso. Ahí nació una amistad entre las tres que nos permitió vivir momentos que darían para un buen libro de memorias.

La Reina de las mañanas

Como novata que era, me costaba mirar a cámara mientras hablaba con Teresa. Cuando se dio cuenta, me dio un consejo que no olvidaré: detrás de esa cámara, aunque tú no los veas, hay muchas familias, gente mayor, amas de casa, que nos ven. A todos ellos tenemos que agradecer estar ahí, de manera que mírales a los ojos cuando hables. Me costó, pero lo conseguí porque si alguien sabía cómo tratar a los espectadores era Teresa Campos.

Ellos fueron sus valedores hasta convertirla en la Reina de las Mañanas, su alimento para salir cada día al plató a contarles las noticias más importantes, en un lenguaje que todos entendían, y con el que les llegaba al corazón. Sin teleprompter porque tenía una memoria prodigiosa y porque en la radio aprendió algo que se ha perdido, leer algo, y leerlo bien.

Teresa fue la primera en abordar los temas políticos a una hora, por la mañana, cuando le decían que solo había “marujas” viendo la televisión. Consejos que tiró a la papelera como hacía siempre con algo de lo que no estaba convencida. De manera que arrancó con aquellas tertulias en las que colaboraban: María Antonia Iglesias, Amalia Sánchez San Pedro, Isabel San Sebastián, Antonio Casado, Raúl del Pozo, Miguel Larrea, Josep Marqués, Miguel Ángel Almodóvar, y Arturo González entre otros.

Por el plató de Teresa desfilaron políticos de todas las ideologías, pues, aunque tenía sus preferencias, nunca las demostró ni se quedó con preguntas incómodas en el tintero.

Como amiga ha sido muy generosa

Como amiga ha sido muy generosa. Nunca olvidaré que estuviera conmigo y mi familia en los momentos más dolorosos de nuestra vida, y también en los más alegres, en aquella caseta de mujeres de la Feria de Sevilla, donde coincidíamos con Amparo Rubiales y Pilar del Rio, de quien Saramago se enamoró perdidamente un día que fue a hacerle una entrevista.

Viajar con Teresa era una odisea. Bien fuera a Marbella o a Marrakech. Cargaba con no sé cuántas maletas de las que salían infinidad de trajes y zapatos que nunca lograba ponerse porque hubiéramos necesitado meses para que los luciera. Tuve la enorme suerte de que desde el primer momento conectó con mi marido, con el que se llevaba de maravilla, y todos con Félix Arechavaleta, el arquitecto gran amor de su vida, sin olvidar a sus hijas Terelu y Carmen que han sido las niñas de sus ojos.

Si tuviera que poner un epitafio a su vida sería: Hizo lo que quiso y vivió como le dio la gana.

Rosa Villacastín

Periodista y escritora.