FBI Crónica Libre
Agentes del FBI en el transcurso de una operación. Foto: ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO

El FBI pidió a Instagram cerrar una cuenta del Departamento de Estado porque la inteligencia ucraniana les dijo que difundía propaganda rusa

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Parece que los servicios de inteligencia y de policía no son tan listos como creíamos. Un informe del Congreso de EEUU ha revelado que el FBI maniobró para cerrar varias cuentas en redes sociales solo porque la inteligencia ucraniana las incluyó en una lista como prorrusas. La sorpresa es que en ella se encontraban cuentas verificadas de periodistas estadounidenses, incluso una oficial del Departamento de Estado.

El Comité Judicial de la Cámara de Representantes de Estados Unidos revela en un informe, al que tuvo acceso la CNN, que el FBI intentó cerrar algunas cuentas de redes sociales a solicitud de una de las principales agencias de inteligencia de Ucrania, la SBU.

Pero, con ser grave que la policía federal de Estados Unidos intervenga en las grandes empresas de internet para impedir la libertad de expresión actuando a las órdenes de un país extranjero, lo más espectacular es que el FBI no investigó el carácter de esas cuentas, si difundían desinformación o si eran falsas. Ahora el informe del Congreso muestra que eran cuentas auténticas y fiables, incluso, para más vergüenza, hasta había una cuenta verificada del Departamento de Estado de EEUU. Algunas de las cuentas que el FBI pidió a Meta que “revisara”, según el informe, en realidad criticaban a Rusia y su guerra contra Ucrania.

La CNN reconoce que, incluso antes de la guerra de Ucrania, el FBI y otras agencias estadounidenses, con la coartada de frenar la propaganda rusa, “transmitían consejos a las plataformas de redes sociales” sobre campañas de desinformación coordinadas.

Lo que ha sucedido ahora es que la agencia de inteligencia ucraniana SBU transmitió al FBI una lista de cuenta de redes sociales supuestamente «difundieron desinformación rusa». El FBI ni investigó ni contrastó esas acusaciones y «rutinariamente transmitió estas listas a las plataformas de redes sociales relevantes, que distribuyeron la información internamente a sus empleados a cargo de la moderación del contenido o cancelación”.

Ahora el informe muestra que “marcaron para las empresas de redes sociales cuentas auténticas de los estadounidenses, incluida una cuenta verificada del Departamento de Estado de los EE. UU. y las que pertenecen a periodistas estadounidenses”.

La precaución del FBI con los correos

Lógicamente, el FBI es muy precavido en los correos que envía a las empresas, no les ordena explícitamente que se elimine el contenido de las redes sociales, “piden a las plataformas de redes sociales que revisen las cuentas y tomen las medidas que consideren apropiadas”. Dada la estrecha colaboración entre empresas como Meta y el gobierno de Biden, no es difícil deducir lo que se les está pidiendo.

De hecho, el informe también alega que el FBI “transmitió las solicitudes de censura de SBU para contenido en Google y YouTube”. Se recoge una entrevista a un alto empleado del equipo de seguridad cibernética de Google que testificó que Google fue «inundado con varias solicitudes» para la eliminación de contenido tras la invasión rusa de Ucrania.

“El empleado testificó que las fuentes principales de estas solicitudes de censura fueron el gobierno de Ucrania, otros gobiernos de Europa del Este, la Unión Europea y la Comisión Europea”, afirma el informe.

La cuenta oficial del Departamento de Estado de EE.UU.

La gran chapuza revelada en el informe es que la cuenta de Instagram en idioma ruso del Departamento de Estado, @usaporusski, fue una de las marcadas para su eliminación. La SBU y el FBI proporcionaron una lista de cuentas de Instagram que afirmaron estar involucradas en “distribuir contenido que promueve la guerra, refleja de manera inexacta eventos en Ucrania , justifica los crímenes de guerra rusos en Ucrania en violación del derecho internacional”, entre otras cosas. Pues bien, @usaporusski es la cuenta oficial y verificada en ruso del Departamento de Estado de EE. UU.

Esta investigación del Congreso pudo hacerse gracias a que los republicanos llevan tiempo detrás de las maniobras de Biden para intervenir en las plataformas de redes sociales para frenar la difusión de lo relacionado con su hijo, Hunter Biden, y el escándalo de su ordenador portátil con fotografías e información comprometedora. De hecho, un juez federal ya ordenó a algunas agencias, incluido el FBI, dejar de comunicarse tan estrechamente con las empresas de redes sociales sobre su contenido.

Ya en febrero, este Comité de la Cámara envío citaciones a la empresa matriz de Facebook e Instagram, y Alphabet, la empresa matriz de Google y YouTube para investigar si el gobierno federal estaba maniobrando para censurar el discurso en las plataformas de redes sociales.

Cuatro conclusiones de esta historia:

1. El gobierno de Estados Unidos censura sin contemplaciones y con impunidad. 2. Las empresas de redes sociales actúan a las órdenes del gobierno de Estados Unidos. 3. El FBI es tan inútil que casi ordena cerrar una cuenta de su gobierno porque se lo piden los ucranianos. 4. al final resulta que son los republicanos los que han demostrado el ataque a la libertad de expresión y la chapuza.

Pascual Serrano

Pascual Serrano es periodista. Crítico con la prensa tradicional, en 1996 fundó la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org). Su denuncia a los métodos de información de los grandes medios tradicionales se ha reflejado en libros como Desinformación (2009), o La prensa ha muerto: ¡viva la prensa! (2014). Otros libros publicados son Traficantes de información (2012), Medios democráticos (2016) y Paren las rotativas (2019).
Ha sido colaborador de Público, Eldiario.es y Sputnik.
En 2019 recibió el Premio de Periodismo de Derechos Humanos que anualmente concede la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE). En la actualidad dirige en Akal la colección A Fondo y colabora con varios medios, como Le Monde Diplomatique y Mundo Obrero.
Su último libro es Prohibido dudar. "Las diez semanas en que Ucrania cambió el mundo" (Akal).