Tuvo un comportamiento improcedente y de dimisión inmediata. Luis Rubiales representaba a España en el palco de autoridades en la final de la Copa del Mundo de Fútbol Femenino cuando se agarró los genitales como muestra de alegría por el triunfo de las nuestras. Lo hizo ante millones de espectadores y junto a la reina Letizia y la Infanta Sofía, menor de edad. La intolerable e impresentable actitud del presidente de la RFEF durante la entrega de medallas fue definitivo. Desde ese mismo día, la Casa Real se ha encargado de mover hilos de manera discreta pero efectiva para que Rubiales no siga representando al fútbol español en el mundo.
Sólo hay que ver el calendario para darse cuenta de los hechos. El domingo, 20 de agosto la Selección Femenina de Fútbol hacía historia la proclamarse campeona del mundo. El lunes 21, recién aterrizadas en el aeropuerto de Barajas, las campeonas paseaban su triunfo por las calles de Madrid. Una gran fiesta hasta bien entrada la madrugada se celebraba en su honor.
Al día siguiente por la mañana, algunas con gafas de sol para intentar disimular las marcas de cansancio y jet lag, las jugadoras acudían al Palacio de la Moncloa para ser recibidas por el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. En ese acto se hizo oficial que el equipo recibirá la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo.
En ese momento, la polémica por el intolerable comportamiento de Luis Rubiales ya había comenzado. El saludo frío y distante entre el Sánchez y Rubiales daban buena prueba de ello. Ni un gesto de complicidad tuvo el jefe del Ejecutivo hacia el presidente de la RFEF. Y a partir de ese momento, las futbolistas comenzarían sus vacaciones a Ibiza, también envueltas en polémica.
Casa Real prefirió dejar pasar el tiempo
No hubo más actos oficiales porque Zarzuela había comunicado que recibiría a las jugadoras y al equipo técnico el día 19 de septiembre, es decir, casi un mes después. ¿El motivo? Desde luego un problema de agenda real no podía ser porque ese mismo martes, 22 de agosto, el Rey recibió por la mañana a Santiago Abascal y a Pedro Sánchez en su ronda de consultas para la investidura. Y a las 4 de la tarde haría lo propio con Alberto Núñez Feijóo.
Esa misma tarde podría haber sido un buen momento para que Felipe VI hubiera recibido a las campeonas. Incluso podría haberse hecho a la caída del sol, la golden hour, la hora favorita de la reina Sofía para hacer reportajes fotográficos en los jardines de Zarzuela por la bonita luz solar. Pero no fue así.
Las líneas rojas de Zarzuela
Zarzuela tiene claras cuáles son las líneas rojas que no debe pasar tras verse envueltos en escándalos como los del rey emérito o Urdangarín. Ni una sola foto ha habido ni con el padre, ni con el cuñado de don Felipe. Tampoco lo van a hacer con Luis Rubiales. Los Reyes no han querido retratarse con alguien a quien consideran que no ha estado a la altura de las circunstancias ni de su posición. En su sueldo -.que ronda el millón de euros- también está incluido el decoro y más delante de miembros de la familia del rey. No olvidemos que la federación de futbol lleva en su nombre el término Real.
Casa Real ha querido desde el principio que el acto en el que se reciba a las campeonas sea una celebración por el éxito del deporte femenino español y que no haya ninguna polémica que oscurezca el acto. En ese acto no quieres que esté Rubiales.
Unanimidad mediática y cambios de opinión de los tertulianos
Casa Real se ha encargado de que haya una unanimidad absoluta de todos los medios, sea cual sea su orientación, de derechas e izquierdas, pidiendo la dimisión o el cese del presidente de la RFEF. De hecho, algún tertuliano pasó de minimizar el comportamiento a calificarlo de escandaloso de un día a otro.
El apoyo de Zarzuela al fútbol femenino es una realidad, que viene de lejos, no están aprovechando, como otros, los laureles actuales para subirse al carro. Letizia acudió a la sede de la RFEF de Las Rozas antes de partir al Mundial. El rey no acudió a la final de Sidney por, entre otros temas, el ingreso de la princesa Leonor en la Academia Militar de Zaragoza pero, según ha podido saber Crónica Libre, el monarca habló con las campeonas inmediatamente después de conseguir la gesta. Fue en el vestuario y lo hizo a través del teléfono móvil de la reina.
La reina Letizia ha mostrado siempre un entusiasmo especial con las deportistas españolas, su comportamiento con ellas es de cercanía como se pudo ver en los momentos previos a la entrega de medallas en Sidney. El famoso «¡Que bote Letizia!» es una muestra de ello. Y Letizia botó. Hay una complicidad especial y Luis Rubiales se ha querido aprovechar de ello.
De hecho, según la información que maneja este medio, en un primer momento, Rubiales habría justificado el famoso beso a Jenny Hermoso porque la Reina ya se había saltado el protocolo al abrazar y repartir besos. Tanto la reina como la infanta intentaron evitar por todos los medios interactuar con Rubiales en esos momentos de alegría desbordante. Era un momento informal, pero eso no era un patio de colegio, el mundo entero estaba viendo ese momento y eso es Marca España.
A pesar de que Rubiales se encargó de acercarse a la reina, incluso llegó a abrazarla, en ninguna instantánea se puede ver que Letizia que ni mire, ni hable ni interactúe con al presidente de la RFEF. De hecho ya en el palco en el momento en el que se agarra los genitales, se aprecia perfectamente la distancia que hay entre la infanta Leonor y él, a pesar de que el protocolo marcaba que él debía sentarse a su lado.
Nadie puede negar el entusiasmo con el que llegó la reina Letizia al estadio de Sidney en el que España se jugaba la Copa del Mundo de Fútbol femenina: «Es una alegría y es emocionante estar aquí para acompañar y arropar a todas las jugadoras y a todo el equipo técnico en una final que está haciendo vibrar a toda España», decía ante los micrófonos de Televisión Española. Letizia destacó «la capacidad para superar los obstáculos, el trabajo y las ganas de ganar. pase lo que pase ellas son unas campeonas».
