El día que la Campos se arremangó la falda: «¡Qué me tiro! ¡Qué me tiro!»

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Fue pionera en muchas cosas. Fue la primera que luchó contra el insulto ‘maruja’. Este término despectivo que utilizaban quienes querían atacarla asegurando que hacía tele para ellas. Ataque gratuito sin duda, porque María Teresa Campos hacía programas para quienes quisieran verla en una tele que nada tiene que ver con la que se hace hoy. Las entrevistas en profundidad a escritores, filósofos o artistas en Pasa la vida, en las tardes de Televisión Española, cuando sólo había una, serían impensables ahora. En aquella época la palabra era la protagonista, hoy reina el grito.

Lo que sí que se ha mantenido es su idea de montar una mesa política al mediodía en Día a Día, el programa que la catapultó al trono de reina de las mañanas. Era una manera más de luchar contra ese término que le angustiaba. «No me gusta el término maruja y no hago televisión para marujas», no se cansaba de repetir.

Hoy no se entiende la televisión sin un programa de actualidad política antes de comer. Que a nadie se olvide que eso fue una idea de María Teresa Campos. Esa tertulia política le abrió muchas puertas a una mujer que comenzó en los informativos de la radio. Llevaba la información en la sangre. Los políticos de la época sabían del tirón que ese espacio de la Campos (María Teresa o Teresa, nunca Mari Tere. lo detestaba) con buena parte de los espectadores- votantes. Y el programa de las mañanas entró en sus agendas políticas.

María Teresa Campos, un contrato de 1.000 millones

Y parte del éxito de esa mesa política fue que se rodeó de buenos contertulios. Mesas equilibradas de opinólogos y expertos, no periodistas radicales que bien parecen pagados por partidos políticos, como se lleva hoy. La Campos siempre se vanaglorió de ser una mujer feminista y progresista, pero nunca faltaron hombres y mujeres de derechas en sus espacios. Muchos de los que triunfan hoy en todas las televisiones crecieron a su lado o, mejor dicho, gracias a ella.

María Teresa Campos ha sido un animal televisivo, da igual lo que hiciera, era un valor seguro en un plató. Actualidad, sucesos, cantar o actuar… ponía el alma en todo lo que hacía y eso la audiencia se lo agradecía. Bien lo supo Telecinco cuando la fichó para encargarse del magazine de la mañana. Mil millones de pesetas les costó que dejara TVE. Y todo el mundo pensó que los mil millones eran para ella. No, tuvo que explicar repetidamente, era el presupuesto del programa.

La boda de la infanta Cristina

Fue el primer gran trasatlántico televisivo de la época, un equipo, si no me falla la memoria, que rondaba las 100 personas. Los hechos más importantes que ocurrían por la mañana los retransmitía María Teresa Campos, era sinónimo de calidad y de audiencia: de atentados terroristas a bodas reales. Y ahí quería yo llegar porque lo que ocurrió el día de la boda de la Infanta Cristina define mucho quién fue María Teresa Campos, profesional y personalmente.

Programa especial de Telecinco desde Barcelona con María Teresa Campos rodeada de un gran plantel de colaboradores y colaboradoras de la actualidad social para retransmitir el enlace de la hija pequeña de los Reyes. El set desde el que se retransmitía el evento ante millones de espectadores estaba situado en una azotea desde la que se divisaba la entrada a la catedral de Barcelona.

El reto de la Campos ese día no era fácil, debía arrebatar el liderazgo de TVE que históricamente había tenido en retransmisiones de este tipo. Todo marcha estupendamente hasta que le obligan a ir a publicidad en un momento de tensión porque estaba a punto de llegar la infanta. «A la vuelta de los anuncios, la llegada de la novia», se anunció en forma de cebo televisivo para que los espectadores no cambiaran de canal. Pero alguien calculó mal el tiempo… y la infanta hizo acto de presencia mientras Telecinco estaba en publicidad.

Con la responsabilidad que María Teresa campos tenía encima, en ese momento de máxima tensión, se levantó de la silla, se fue hacia el borde de la azotea, se arremangó la falda y levantó una pierna con unos tacones de esos que le fascinaban de más de 10 centímetros mientras gritaba: «¡Yo me tiro! ¡Yo me tiro! Mientras parte del equipo la sujetaba. La conexión volvió con una María Teresa tranquila y en su sitio y pudo retransmitir la entrada de la novia en la catedral de Barcelona. Esa profesionalidad y espontaneidad habla todo de quien fue María Teresa Campos.

Siempre, portada de las revistas en septiembre

La vida ha querido que María Teresa Campos muera un 5 de septiembre, época de los arranques de las temporadas televisivas. la periodista en esta época tenía una estrategia de comunicación bárbara. Cada mes de septiembre, antes de arrancar otra temporada más concedía entrevistas exclusivas a todas las revistas del corazón, su cara reinaba en todos los quioscos. En ellas hablaba de su verano y de su programa. Lo que es la vida, años después -también en septiembre- su fotografía volverá a destacar en todos los quioscos. Será el reconocimiento a una trayectoria que ha marcado historia.

David Arnanz

Periodista y guionista. Más de 20 años en prensa, radio y televisión. Empezó su carrera en Radio Nacional y desde entonces ha trabajado, entre otros, en Antena 3, Telemadrid, La Sexta, Telecinco o interviú. 'La realidad es un rompecabezas y yo intento que encajen las piezas' es el lema que ha marcado su trayectoria.