María Teresa Campos
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Pasó la vida, pero queda la tele de la Campos

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« María Teresa Campos tenía unos sólidos principios ideológicos, era demócrata de pies a cabeza. Tenía integrados los valores asociados a la democracia como el respeto, la igualdad, la tolerancia o el valor de la diversidad y era feminista por los cuatro costados»

— Jaume Grau, cronista

En el año 1995 trabajaba para una empresa que puso en marcha un  invento llamado Telepick, un intento que acabó siendo fallido de hacer televisión interactiva, en este caso con  un  contrato de exclusividad  para TVE. Como director creativo tuve que hacer interactivos algunos de los programas de la parrilla de TVE de esa época, entre ellos el magacine de tarde “Pasa la vida”, dirigido y presentado por María Teresa Campos.

María Teresa Campos, durante los Premios de la Academia de la televisión. Foto: Julio Guerra / Europa Press

Durante casi un año  tuve contacto continuó  con el equipo del programa y, en particular, con María Teresa Campos, un mujer que rápido te causaba me causó una impresión excelente.

Fue cordial, empática, colaboradora, atenta, interesada y abierta a implantar los cambios que le sugería para que los espectadores pudieran participar en su programa. Gracias a esos contactos descubrí en María Teresa algunos valores que no son frecuentes encontrar en la profesión de periodista y de comunicador, un mundo con frecuencia lleno de primas donas, con muchas ínfulas y poco criterio. María Teresa Campos era trabajadora, seguramente la que más trabajaba de todo su equipo. Y eso se veía en el plató, en los directos.

Aprovechaba las pausas publicitarias para dar instrucciones, solucionar problemas, transmitiendo al equipo una sensación de mando activo. Era exigente, consigo misma y con los demás, y ejercía una autoridad real sobre el equipo, aquella que emana de alguien que sabe exactamente cómo funciona su oficio. Aprendí mucho con sólo observarla. Y eso se lo debo. Era exigente y a la vez era leal  con las personas que formaban su equipo, la mayoría de las cuales la admiraban y la seguían como si fuera su propia madre.

Sabía ser firme, pero tenía gracejo, buen humor, y sentido teatral,  cómo demostraba en sus interpretaciones de un matrimonio al uso con su querido Paco Valladares. 

A parte de su compromiso con el trabajo, y de su valor como comunicadora, tenía unos sólidos principios ideológicos, era un demócrata de pies a cabeza. María Teresa tenía integrados los valores asociados a la democracia, como el respeto, la igualdad, la tolerancia o el valor de la diversidad y era feminista por los cuatro costados. Se veía en su gestualidad, en sus comentarios, en su actitud, el feminismo emergía a menudo  en la escaleta de contenidos de su programa. 

Muchos años  más tarde, en el 2007,  tuve ocasión de volver a coincidir con ella. Fue una comida para hablar de un formato que, finalmente, no se pudo llevar a cabo. Comentamos la situación política y social, y escuché unas opiniones expresadas con respeto, con algún punto de ironía y con mucha sabiduría. 

Su muerte me ha causado tristeza, se pierde un referente importantísimo de la comunicación en España y una buena persona, y quiero aprovechar este espacio para expresar mis condolencias a su familia, amigos y seguidores. Descanse en paz.


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