«Pedro Sánchez no se merecería un abucheo, se merecería una pedrada». «El PSOE es criminal». «Sánchez es un mafioso» . «El problema de España es que hay una parte de la población que se beneficia o piensa que se puede beneficiar de esa mafia». «Si yo tuviera un amigo del cartel de Sinaloa le diría: Deja tu negocio, vente a España, entra en el PSOE y así entras en una administración autonómica y te repartes un dinero». Son algunas de las lindezas que el escritor Carlos Astiz soltó en el programa El gato al agua ante las risas del resto de la mesa. Tertulia de taberna en la que se olvida la responsabilidad social que tienen los medios de comunicación y que son caldo de cultivo para la crispación social que vivimos.
El argumento del contertulio arrancó con los ingredientes democráticos que cualquiera que dispone de un altavoz mediático podría utilizar para exponer sus tesis, como líder o creador de opinión que en ese momento es. «Yo creo que todo lo que se ve es representativo de un sector de la población española que está harta. Pero lo que está clarísimo es que, si fuera por hechos y los estragos que ha hecho contra los intereses de España y los españoles, Pedro Sánchez no se merecería un abucheo…»
«Un voto de castigo», interrumpió otro contertulio. Hasta ahí, todo normal. Lo que viene a ser una tertulia de opinión televisiva que respeta los límites y en la que todos sus integrantes parecen conscientes del papel que juegan de cara a la audiencia. Pero no fue así.
Tertulia de taberna
«No, no, no, no… Lo que se merecía es una pedrada», prosiguió con su discurso el contertulio Carlos Astiz, autor de un libro titulado R de resistencia. Lejos de ganarse la reprobación de sus compañeros y/o del presentador y director del programa, la afirmación de Astiz se ganó las risas del resto de la mesa. Incluso el moderador del programa, José Manuel Esparza, aprovechó el comentario para hacer un juego de palabras que también causó carcajadas entre sus invitados: «A ver, a ver, a ver… Pedrada quiere decir acción de Pedro», dijo el máximo responsable del espacio El gato al agua intentando quitar hierro a la barbaridad que había dicho su contertulio. Un chascarrillo en lugar de una condena firme a la violencia.
Carlos Astiz hizo caso omiso a lo que se podría considerar un capote del presentador y siguió con su argumento ultra: «La población tiene el derecho e incluso el deber de protestar y hacer constar su malestar con este tipo», dijo. No se refiere al derecho que tiene la población de manifestarse contra los políticos y sus medidas sea del partido que sea. No, se refiere sólo a «este tipo», que es como llama al presidente del Gobierno en funciones. Es lo que tienen las tertulias de taberna.
El PSOE y el cartel de Sinaloa
«Este malestar debería llevarle también a que le expulsen para siempre del poder y sus aledaños, pero hay una oposición que realmente lo que quiere es abrazarse al Partido Socialista por muy criminal, por muy mafioso que sea. Ese es el problema de España, el problema no es sólo que tengamos a un mafioso, el problema es que hay una parte de la población que se beneficia de esa mafia o piensa que se puede beneficiar de esa mafia», prosiguió el contertulio, a quien nadie paró lo pies a pesar de llamar criminal al partido político que está en el gobierno según la voluntad de los españoles en las urnas. Y como nadie le paraba los pies, prosiguió con su discurso:
«Si yo tuviera un amigo del cartel de Sinaloa le diría: Deja tu negocio, vente a España, entra en el PSOE y así entras en una administración autonómica y te repartes un dinero». El contertulio Carlos Astiz puso en el mismo nivel al demócrata Partido Socialista Obrero Español con una organización criminal mexicana dedicada al tráfico de drogas, que tiene el control sobre otras organizaciones criminales internacionales y cuyo líder fue Joaquín «El Chapo» Guzmán.
Caldo de cultivo
Ocurrió el 11 de octubre, la víspera de la Fiesta Nacional cuando este contertulio se explayó con un argumento que no debería escucharse en televisión al olvidarse la responsabilidad social que tienen los medios de comunicación. Y porque este tipo de comentarios no son más que caldo de cultivo para la crispación social general que estamos viviendo y, en concreto, lo que está ocurriendo estos días en la calle Ferraz de Madrid y en el resto de sedes del PSOE de España. Utilizar el privilegio que da la televisión para destruir, no para construir. Las opiniones son libres y respetables, pero este tipo de comentarios no deberían tener cabida en ningún canal.
El Toro TV es como se llama ahora lo que fue Intereconomía, un canal de televisión de la ultra derecha cuyo propietario es es Julio Ariza, exdiputado del Parlament de Catalunya por el Partido Popular en la época de Aleix Vidal-Quadras, hoy Alejo. Se presentó también a las elecciones generales de 2019 por VOX, pero no consiguió escaño.
En los últimos días, comentando las concentraciones violentas en la calle Ferraz y en otras sedes del PSOE en España un contertulio ha dicho textualmente que «la gente está hasta los cojones». En este sentido, el presidente del canal, Julio Ariza ha llamado a la huelga general y ha anunciado otras medidas si no consiguen su propósito de que no se firme la amnistía y no haya acuerdo entre PSOE e independentistas para que Pedro Sánchez logre la investidura y sea reelegido como presidente del Gobierno. «Esto es un aperitivo, tendremos que salir en serio», dijo Ariza, quién recomendó a todos los diputados de la oposición que no acudieran al Congreso a la votación de investidura de Pedro Sánchez para que se vieran todos los escaños vacíos. Democracia pura. Y mientras, en la parte baja de la pantalla aparecía el mensaje: «El Toro TV es más necesaria que nunca»
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