Nuria Roca, Christian Gálvez, Raúl Gómez y Jesús Vázquez

La crisis de los presentadores de televisión

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Las televisiones convencionales están en proceso de asumir que ya nada volverá a ser como antes. Intentan recuperar audiencia sin aceptar que ésta es la nueva situación, como está pasando en muchos países. Lo que antes era un 30% de audiencia ahora es un 10% y eso es un gran logro para la época actual. Hacen falta nuevos presentadores con personalidad que eclipsen al gran público. Para sobrevivir hay que arriesgar.

Al tener mucha competencia en forma de streaming a la carta, han de afinar mucho más que antes el tiro con los formatos que piensan que el público quiere ver, pero la mayoría de las veces no saben entender al que les mira dando luz verde a formatos imposibles que no conectan nada con el espectador. Por otro lado, siguen teniendo esa creencia tan de los años 90 que presentador de entretenimiento es igual a atracción para la audiencia, y eso ya no es así.

Hace mucho tiempo que no se descubren caras nuevas, la mayoría de los rostros de siempre hunden formatos y los pocos que traen de autonómicas a nacional no calan en el público por mucho que su programa sí funcione. Vamos a repasar algunos rostros de los tres grandes grupos televisivos para analizar qué está pasando con este aspecto de la crisis del sector.

Excluiremos de aquí los informativos y los programas basados en información, dado que ahí sí que el peso del conductor lo es todo, y si profesionales como Ana Rosa Quintana, Susana Griso, Alfonso Arús o Ferreras están tan establecidos en su sitio sí es por su mirada que coincide con algún sector de la audiencia.

MEDIASET

Los que aprueban

Actualmente, son pocos los presentadores de este grupo que siguen funcionando. Aunque tenga al público muy dividido, hay que asumir que Jorge Javier Vázquez hace muy bien lo que sabe hacer. Cada vez que está al frente de Sálvame se nota y su especial manera de tratar con los famosos que pululan por esa cadena lo hace ideal para presentar un formato de famosos como Supervivientes. Su gran asignatura pendiente son los anónimos, que ya no se le dan tan bien.

Por su lado, Carlos Sobera también se salvaría del todo de esta quema, cuando alguien que no sea él recibe a los solteros y solteras de First Dates la caída de ritmo se nota (tampoco tiene mucha ayuda por parte del resto de su limitado y muy poco elocuente elenco de camareras y barman).

Además, sabia ha sido la decisión de Mediaset de darle más protagonismo en sus realities, siendo la combinación que menos nota el que está en casa para alternar con Jorge Javier. Fuera de estos dos, poco más. El riesgo que tienen es que acaben siendo quemados para el espectador al tener que alternarse para presentar casi toda la parrilla.

Los que suspenden

Mediaset ha querido innovar llevándose de Televisión Española a dos presentadores estrellados. El primero de ellos es el presentador que ya tenían como reportero y que no tuvieron el ojo de alzar, Ion Aramendi. El que fuera reportero de Sálvame saltó a la fama gracias a Televisión Española con El Cazador, un formato que si funciona es porque es un éxito internacional muy contrastado, no por quién lo presente (como veremos más tarde), dado que las estrellas así son los concursantes y los cazadores.

Su impaciencia de establecerse (habiendo tumbado a la primera los dos formatos que le dieron en la estatal al margen del popular concurso) y su afán de protagonismo (que se nota mucho cuando los que tienen que brillar son los concursantes) hacen que no acabe de conectar con el público ni, sobre todo, con la gente joven, que son la principal fuga de este tipo de consumo televisivo.

Se fue de un concurso de éxito para presentar Supervivientes en su versión debate (que lo presente quien lo presente va a funcionar) y acabar en otro concurso que está renqueando desde el día que nació. Sus chistes noventeros no funcionan, y es cuestión de tiempo la cancelación del mismo.

Por su lado, Raúl Gómez acaba de ser contratado para conducir un futuro reality de viajes estrella para Mediaset, En busca del Nirvana. Pésima elección. Parece mentira que Mediaset no se haya dado cuenta de que ha tumbado todos los programas que Televisión Española le ha dado, no era un comodín digno de ser robado sino la carta que merece ser desechada o sacrificada. Si este programa funciona, espero que Mediaset sepa, al menos, que será gracias a su variopinto elenco, no a su presentador.

Y de Christian Gálvez… ¿Hace falta hablar? El hecho de haber fundado su propia productora para vender programas a Mediaset le salva del olvido, pero desde que salió de Pasapalabra ha enterrado dos formatos y casi todos de los que le dieron en su etapa de éxito (menos Tú sí que vales, que si funcionó no fue por él) no tuvieron mucha suerte. No creo que le queden muchas palabras a su nuevo formato.

Y, para acabar, está el misterio Jesús Vázquez, un presentador que durante muchísimos años ha sido el presentador estrella de la cadena y que ahora no para de naufragar con cada formato que le dan. ¿Ha quedado anticuado? No lo creo, pero mientras le den los programas tan poco interesantes que le dan… Mejor sería dejarle descansar un buen tiempo y echarle de menos.

TELEVISIÓN ESPAÑOLA

Los que aprueban

Ya está, no hay nombres. Todos los intentos de esta televisión de generar caras nuevas o han sido frustrados o han sido robadas por las televisiones privadas, teniendo a Roberto Leal como máximo exponente en su día.

El que parecía que iba a ser el gran rostro de la cadena pública después de estar anclado años con España directo y que levantó a la cima de nuevo a Operación Triunfo se acabó yendo a pasar palabras. Ahora mismo, la nacional no tiene una cara potente con el que llevar sus prime times, y de Luján Argüelles y su Brigada Tech mejor hablamos otro día… hay veces que hay que saber soltar a los presentadores y presentadoras que ya no funcionan.

Los que suspenden

El resto. Intentan traer presentadores de cadenas autonómicas que no tienen el suficiente peso ni carisma para la televisión nacional. Nombres como Rodrigo Vázquez o Aitor Albizua (conocidos como el nuevo del Cazador y el del Comodín) no acaban de calar en la audiencia más allá de los formatos estables que presentan. Una vez más, se valora el hecho de traer caras nuevas, pero se necesitan presentadores que traspasen la pantalla y se sienten al lado del espectador a contarles el contenido, no que se queden pegados al cristal de la televisión.

En el caso de Rodrigo, presentar un programa casi exactamente igual que su predecesor no es la mejor opción para adquirir personalidad, y en el caso de Aitor, el concurso que presenta, evolución de ¿Quién quiere ser millonario? que no se molesta ni en intentar modificar su plató, la dureza que transmite hace que no acabe de calar. Así formatos como el desaparecido Todos Contra 1, que gustó mucho en redes, quedó descafeinado sin unos buenos maestros de ceremonias de gran formato.

De Raúl Gómez, que ha tumbado 2 formatos en unos meses, ya hemos hablado antes. EL caso Lara Álvarez, ha quedado demostrado que es una estupenda copresentadora, pero que le cuesta coger entidad cuando todo el formato cae sobre sus hombros.

ATRESMEDIA

Los que aprueban

Quizás es el grupo que tiene a sus caras más asentadas. Tanto Manel Fuentes, como Arturo Valls como Juanra Bonet parecen apuestas muy seguras, pero no hay que dejar en manos de este triunvirato todo el peso del entretenimiento.

Llámenme antiguo, pero soy de los que piensa que un presentador, un programa, más de un espacio presentado por la misma persona en emisión es contraproducente. Por su lado, Manel Fuentes ha encontrado la horma de su zapato en Tu cara me suena, pero además ha demostrado su eficiencia en formatos de éxito como Atrapa un millón y ha levantado nuevos como Veo como cantas.

Por su lado, Arturo Valls, cansado de 10 años de Ahora caigo, parece el ideal para desenmascarar famoso en Mask Singer (aquí el problema no es él, que sabe estar en su sitio, sino su jurado, que pretenden ser más protagonistas que los enigmáticos cantantes). Es de vox populi que Valls quiere actuar más que presentar, pero parece que el gran público prefiere verle presentado programas.

Por su parte, Juanra Bonet es el más débil de estos tres. Es un presentador de pequeño formato (cómo olvidar cómo de bien levantó Lo sabe, no lo sabe en Mediaset) pero a la que el plató y el formato se hacen grandes él parece hacerse pequeño, aunque esté evolucionando al verle en El Círculo de los Famosos. Digamos que progresa adecuadamente, aunque le ha costado unos años.

Obviamente, el cuarto que se está ganando un puesto en esta lucha de ya viejas glorias es Roberto Leal, que tiene un gran ojo para decir sí a proyectos. Presentar Pasapalabra ha sido su gran acierto y el formato El Desafío también parece estar hecho para él.

Este chico es EL DESCUBRIMIENTO en mayúsculas, una flor en un campo desierto, dado que las televisiones acertaron una vez, pero no saben cómo reproducir esa flor. Y, por último, está Pablo Motos. Él hace lo que sabe hacer navegando entre críticas día sí y día también, pero tampoco quiere ni ha querido salirse de su formato o combinarlo con otro.

Los que suspenden

Curiosamente, estos nombres no están en la cadena principal de Atresmedia, sino en la secundaria, la Sexta. Por un lado, Dani Mateo entró en Zapeando con un caballo bastante avanzado, al que tampoco le ha dado un nuevo empuje. El contenido gusta, independientemente de quién esté en la mesa, ahí los que hacen verdaderamente grande el programa son su equipo de guionistas.

Por otro lado, está el caso de alguien que sí funciona muy bien como colaboradora aunque la conociéramos en un pasado como primera espada: Nuria Roca. Como protagonista única de un nuevo formato ya no convence pero sí brilla cuando colabora en otros como, por ejemplo, en El Hormiguero. Cabe decir que su polémico marido no le ayuda a que su popularidad vuelva a ser la de antes.

EN CONCLUSIÓN

Dado lo complicado que está el mercado ahora mismo , hay que esforzarse mucho más que antes y atinar con las caras nuevas. Ahora ya no se hacen grandes castings para descubrir nuevos talentos ni los representantes llevan caras nuevas en el terreno de la presentación, solo esperan a ver qué generan las autonómicas e intentan trasladarlo a la televisión nacional, aunque esta fórmula raras veces funciona. Echamos de menos presentadores salidos de la nada como lo fue Sobera, por ejemplo, en su día, y que su personalidad eclipse al gran público. Para sobrevivir hay que arriesgar.