Ubicada en el corazón histórico de Burgos, La Fábrica, de Ricardo Temiño acaba de estrenar nueva sede y duplicar su concepto gastronómico, fusionando con maestría la rica tradición de la región con un enfoque vanguardista. El restaurante ha experimentado una transformación asombrosa al trasladarse a su nueva morada en la calle San Juan después de ocho años de éxitos en su sede original. Desde sus modestos comienzos en 2014 en la calle Briviesca, La Fábrica ha evolucionado para convertirse en un espacio amplio, de diseño vanguardista que celebra la esencia de Burgos, entre la sobriedad del pasado y la frescura de la contemporaneidad.
Este nuevo emplazamiento, situado en un antiguo palacete a unos metros de la catedral de Burgos, ha sido restaurado con un cuidado meticuloso. La estructura de madera original del siglo XIX y la piedra caliza extraída de la misma cantera que la catedral son testigos mudos de la rica historia de la ciudad. Desde el umbral, la madera de nogal envuelve el espacio, donde el azul del Camino de Santiago se funde armoniosamente con el interior, creando una conexión entre el pasado y el presente.
Más que un restaurante, La Fábrica es un escenario para la creatividad y el diseño y encierra el último y más ambicioso proyecto de los propietarios, Ricardo Temiño y su mujer, la maestra pastelera Cristina Lázaro. Al lado del restaurante de carta, se ha concebido un espacio más especial y exclusivo, denominado Ricardo Temiño Restaurante, un rincón exclusivo donde solo se sirve el nuevo menú degustación diseñado por el chef, el Menú Camino. Este menú degustación de 16 pases está inspirado en la riqueza cultural de los peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago a lo largo de los siglos.
El menú es un despliegue de la creatividad de Ricardo, desde los aperitivos que se disfrutan en la bodega del restaurante en compañía del chef y que encierran en pequeños bocados la esencia de platos tradicionales revisitados. El Pincho de cordero, el Paté croute con pimiento rojo asado acompañados por un cóctel Negroni con oloroso, son solo el principio.
Ya en el comedor de Ricardo Temiño Restaurante empieza el desfile: unos pequeños bocados de Cojonudos y Olla Podrida, un sabroso Tartar de sepia acompañado por una Tartaleta de bogavante muy adictivos, un Corzo con foie y mango de una delicadeza y estética superior, seguido por uno de los mejores platos de verduras de este autumno, el Hinojo a la mantequilla.
A este punto sale una de las grandes estrellas de la carta, la Sopa Castellana, atrapada en unas burbujas que explotan al toque de la cuchara y juntan en el plato los tres sabores principales, ajo, jamón y caldo. La Parpatana de atún nos devuelve al cruce de caminos entre el mar y la capital y las Secuencias de cordero es un homenaje a la tradición culinaria de Castilla y León y al respeto por el producto local.
A la izquierda, La Fábrica Restaurante sigue siendo el bastión de la cocina burgalesa reinterpretada que ha enamorado a locales y visitantes desde sus inicios. Platos como las Gyozas de lechazo o el Bacalao confitado con guiso de morro y oreja son la firma de una carta que destila precisión y armonía. El Menú de Temporada, con su selección de los mejores ingredientes de cada estación, sigue cautivando a los comensales.
El reconocimiento no ha tardado en llegar. Con un sol Repsol desde 2021 y una reciente distinción como restaurante recomendado en la Guía Michelin, La Fábrica se posiciona como un destino gastronómico imprescindible en Burgos. Este es un lugar donde la historia de Burgos se encuentra con la creatividad de la alta cocina, creando un capítulo nuevo en el libro culinario de la ciudad.