Cuando las etiquetas de Twitter nos llegaron a nosotros

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La red social Twitter ha incluido la etiqueta ‘Medio financiado por el Gobierno’ en las cuentas corporativas de la Corporación: RTVE, RTVE Noticias, RTVE Comunicación y Participación y RTVE Play. La decisión ha despertado la indignación de la corporación RTVE y ha solicitado que la etiqueta sea sustituida por ‘Medio financiado públicamente’. Es el momento de recordar que esas etiquetas llevaba años utilizándolas la red social con otros medios públicos y hasta que no nos tocó a nosotros, nunca se generó ese debate.

La argumentación de RTVE para solicitar la retirada de esa etiqueta es que mantienen su independencia editorial respecto al gobierno y que se financia a través de una asignación de los presupuestos generales aprobada por el parlamento, así como por otras fuentes de financiación de carácter privado.

El debate todavía es más amplio porque, también ahora, la etiqueta se ha reproducido en otras televisiones públicas, que han reaccionado de diversas maneras. La cadena pública sueca Sveriges Radio ha cancelado sus cuentas en Twitter, así como la Canadian Broadcasting Corporation. Del mismo modo, la NPR estadounidense considera que estas etiquetas son engañosas para el usuario y también ha abandonado la plataforma.

Explicación de Twitter

Twitter explica en su web su política bajo el titular: “Sobre las etiquetas en cuentas de medios afiliados al gobierno y al Estado en Twitter”.

Lo curioso es que ese sistema de etiquetación de Twitter ya lo estaba aplicando hace años a medios públicos y cargos gubernamentales de otros países (Cuba, Venezuela, China…). La etiqueta aparece en la página de perfil de la cuenta de Twitter y en los tuits enviados y compartidos desde estas cuentas.

No solamente eso, la empresa afirmó que dejaba de amplificar estas cuentas o sus tuits a través de sus sistemas de recomendación: “En el caso de las entidades de medios afiliadas al Estado, Twitter no recomendará ni amplificará entre los usuarios cuentas o sus Tweets con estas etiquetas”.

Doble rasero

También, ellos mismos reconocían que no actúan igual con todas las cuentas relacionadas con gobiernos o medios de comunicación públicos:

“Las organizaciones de medios financiados por el Estado con independencia editorial, como por ejemplo la BBC en el Reino Unido o NPR en los EE. UU. [ahora a NPR ya la han etiquetado], no entran en la categoría de medios afiliados al Estado para los efectos de esta política”.

De este modo, Twitter comienza a aplicar criterios de doble rasero según el medio y el país al que se pertenezca.

Llega la guerra de Ucrania

Llega la guerra de Ucrania y las empresas de las redes sociales dan el gran salto en su intervencionismo. Primeramente, deciden que los tuits que contengan enlaces a medios de comunicación vinculados al Estado ruso tendrán una etiqueta. Esta etiqueta indicará su afiliación al gobierno ruso y advertirá a los usuarios que “Se mantengan informados”. También irán acompañadas de un signo de exclamación naranja para resaltar la advertencia.

Twitter también reducirá la visibilidad de estos tweets en la plataforma, lo que limitará su alcance y evitará que lleguen a una amplia audiencia. En realidad ya se estaba haciendo con los medios cubanos o chinos.

Así lo anunció el directivo de Twitter Yoel Roth: “Hoy, estamos agregando etiquetas a los Tweets que comparten enlaces a sitios web de medios afiliados al estado ruso y estamos tomando medidas para reducir significativamente la circulación de este contenido en Twitter. Distribuiremos estas etiquetas a otros medios de comunicación afiliados al estado en las próximas semanas”.

También etiquetas cuentas personales

Por si fuera poco, también empezaron a etiquetar cuentas personales de periodistas como “medios afiliados al gobierno”. Algo así como si te pusieran un tatuaje en la cara calificándote políticamente, para que cuando entraras al bar te tuvieran fichado antes de opinar en la barra.

El etiquetado tenía más consecuencias, si buscabas en Twitter a un periodista etiquetado como “afiliado a Rusia” no aparecía. Sin embargo sí te encontrabas los tuits de las cuentas que citaban su nombre. Así lo contaba la periodista de RT Helena Villar: “Resulta que si buscas en Twitter los nombres de periodistas que no sigues y que están etiquetados como afiliados a Rusia, Twitter no encuentra ningún resultado. Nos han convertido en fantasmas en nombre de la ‘libertad’”.

Hubo el caso de una periodista española de la delegación española de la agencia rusa Sputnik, que se quedó sin trabajo tras el cierre y prohibición en la Unión Europea, comenzó a trabajar como enviada de Telecinco a los campos de refugiados ucranianos en Polonia y, pese a sus protestas, Twitter le seguía manteniendo la etiqueta de asociada a un medio gubernamental ruso, con todo lo que eso le podría suponer de peligro en esa zona de conflicto.

No preocupó hasta que llegó a RTVE

Pero hasta que no le ha tocado a RTVE parece que aquí no fue de interés el hecho de que una plataforma privada se permita ir etiquetando y diferenciando entre neutrales o no neutrales a sus usuarios.

Podemos debatir en torno al nivel de independencia de un gobierno que puedan tener los diferentes medios públicos de un país. Es evidente que habrá una casuística amplia, pero ni Twitter ni ninguna otra multinacional de redes sociales tiene la legitimidad para etiquetar y clasificar.

Buena idea saber quién paga y financia

Quizá sea muy interesante saber quién financia y quién es el dueño de cada medio. Los públicos y, por supuesto, los privados. Así, encontraríamos que también muchos medios privados son financiados públicamente por el Estado, o quizá por otros Estados extranjeros.

Sería bastante saludable conocer cuánto de la financiación de un medio procede de unas empresas petroleras, de una cadena de distribución de alimentos, o de una gran constructora. Quizá así las audiencias puedan comprender mejor las noticias que difunden sobre derrames petroleros, los orígenes de la inflación en los alimentos o las denuncias de corrupción en la adjudicación de una gran infraestructura.

Lo grave es que los poderes públicos no han establecido las medidas necesarias para que los ciudadanos conozcamos quién paga cada medio y, en cambio, han venido unas empresas privadas de plataformas a decirnos quién son los confiables y quiénes no.

Pascual Serrano

Pascual Serrano es periodista. Crítico con la prensa tradicional, en 1996 fundó la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org). Su denuncia a los métodos de información de los grandes medios tradicionales se ha reflejado en libros como Desinformación (2009), o La prensa ha muerto: ¡viva la prensa! (2014). Otros libros publicados son Traficantes de información (2012), Medios democráticos (2016) y Paren las rotativas (2019).
Ha sido colaborador de Público, Eldiario.es y Sputnik.
En 2019 recibió el Premio de Periodismo de Derechos Humanos que anualmente concede la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE). En la actualidad dirige en Akal la colección A Fondo y colabora con varios medios, como Le Monde Diplomatique y Mundo Obrero.
Su último libro es Prohibido dudar. "Las diez semanas en que Ucrania cambió el mundo" (Akal).