Honduras Crónica Libre
Represión policial contra la población hondureña migrante en 2019. Foto: Morena Perez Joachin/dpa

46 mujeres asesinadas en un día: La respuesta del crimen organizado a la «mano dura» del gobierno de Honduras

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46 mujeres de las Mara Salvatrucha murieron quemadas vivas y tiroteadas dentro de la cárcel de Támara de Honduras a manos de mujeres rivales del Barrio 18. Ha sido la última cruel maniobra de presión de las redes criminales contra la política de la viceministra de Seguridad hondureña, Julissa Villanueva de recuperar el control del sistema carcelario. Crónica Libre entrevista a una activista de Derechos Humanos de Honduras que habla abiertamente de la otra realidad que no muestra la televisión: En el país desde el que se emite en directo el reality Supervivientes ante millones de espectadores «cada día hay entre 18 y 20 muertes violentas». Da que pensar…

Una nueva matanza carcelaria tuvo lugar en Honduras el 20 de junio. 46 mujeres aparecieron asesinadas en el Centro Femenino de Adaptación Social (CEFAS) de Támara, a unos 25 Km de Tegucigalpa. Las víctimas eran mujeres pertenecientes a la Mara Salvatrucha. Las atacantes, mujeres pandilleras del Barrio 18, encerraron a sus compañeras en el módulo 1 y lo incendiaron con ellas dentro, hasta que se calcinaron sus cuerpos. A la vez, otras pandilleras con armas de fuego, persiguieron y ejecutaron una a una a las mujeres de la Mara que no habían conseguido encerrar.

Las cámaras de seguridad de la cárcel grabaron todas las imágenes de la matanza, que es la cuarta peor de la historia en un penal del país centroamericano. Sin embargo, esta masacre va mucho más allá de un simple enfrentamiento entre pandillas rivales. Este suceso es uno más de los que se vienen llevando a cabo por el crimen organizado dentro de las cárceles hondureñas desde que el gobierno de Honduras, presidido por Xiomara Castro declarara la guerra al control que ejercen las redes criminales dentro de los penales. A la cabeza de esta lucha se sitúa, Julissa Villanueva, viceministra de Seguridad y máximo exponente de la política de recuperación del mando del sistema penal.

Activistas huidas del país

Para tener un conocimiento directo de los hechos, Crónica Libre ha entrevistado S. Z. (ocultamos su nombre por su seguridad), activista de derechos humanos de Honduras, perteneciente a la organización no gubernamental APVIME, Asociación Por Una Vida Mejor.

S.Z. se encuentra en estos momentos en Estados Unidos y nos explica que “casi todas las compañeras activistas han tenido que abandonar el país para salvar su vida. Honduras en un caos en lo referente a la seguridad. Cada día hay entre 18 o 20 muertes violentas”.

Presión sobre la viceministra de seguridad

En referencia a la masacre de las mujeres en el penal de Támara, S.Z. nos expone que “se trata de un suceso más, planificado por el crimen organizado para presionar a Julissa Villanueva y obligarla a abandonar el cargo”. Según nuestro testimonio S.Z., desde que Villanueva tomó posesión del cargo, públicamente tomó el compromiso de pararles los pies al crimen organizado dentro de las cárceles a base de una política de acabar con los privilegios de los que hacían uso los “toros”, como se conoce a los jefes de las redes criminales, dentro de los penales.

“En apenas unos meses ya se empezaron a notar los resultados del trabajo de la viceministra, que cortó el suministro de armas que entraban a los penales, así como las comunicaciones y teléfonos celulares de los que se valían para seguir dirigiendo sus actividades criminales desde dentro de los penales”, declara S.Z a este medio.

Evidentemente, este cambio de escenario no es bien visto por el crimen organizado que provoca sucesos como el de la matanza de mujeres del pasado martes para poner presión pública sobre Villanueva, a costa de la vida de las personas privadas de libertad, en este caso, la de las 46 mujeres presas en la cárcel de Támara.  

Sin cambios en la política de mano dura

Después de los hechos del martes, Julissa Villanueva, ordenó la intervención inmediata de la prisión con acompañamiento de bomberos, la Policía de Honduras y militares, tras declarar la «emergencia». Lejos de replantear su política, en declaraciones públicas la viceministra de seguridad, dio por hecho que la matanza de mujeres era una estrategia del crimen organizado: «Bueno, acción y reacción de mano dura ahora en la cárcel femenina de Támara«, y aseguró en su cuenta de Twitter en la que avisó de que «no vamos a tolerar actos vandálicos ni tampoco irregularidades en esta cárcel».

Justo antes de la matanza, estaba previsto un traslado de presos de los considerados muy peligrosos al centro penal de máxima seguridad ‘El Pozo’ de Ilama, en Santa Bárbara. Allí, Julissa Villanueva declaró que «con mano dura para aquellos que tienen armas«, remarcó, a la vez que advirtió de que «tenemos identificados uno a uno«, por lo que «queremos ejercer el control y no queremos agresiones para ellos».

Y en la misma línea, sólo unas horas después del mortal ataque en Támara, en una conferencia de prensa, la viceministra volvió a reiterar que «lo ocurrido hoy es producto de un ataque directo del crimen organizado contra las acciones que deliberadamente estamos realizando contra la criminalidad organizada».

Honduras: La violencia se traslada a las calles

S.Z, activista de derechos humanos, asegura que Honduras está en manos del crimen organizado y que “el sistema de justicia no funciona. Sólo se persiguen delitos de bagatelas, pero el crimen organizado queda impune”.

Ante este panorama, S.Z. teme por sus compañeras activistas y nos relata que muchas de ellas han tenido que huir al extranjero, ya sea en Estados Unidos o a otros países de Europa. “Algunas de las compañeras han tenido que escapar a España por su propia seguridad”.

Al preguntarle por el futuro más inmediato de su país, S.Z es muy clara, “la violencia se va a trasladar también a las calles. Esta violencia orquestada por el crimen organizado quienes tiene ahora en la viceministra de seguridad Julissa Villanueva su principal objetivo.

Núria González López

Abogada, Activista feminista y Criminóloga. Autora de dos libros, “Vientres de Alquiler” (Ed. Lo Que No Existe, 2019) y “Vientres de Alquiler. La Mala Gente” (Ed. EOLAS, 2021). Escribe textos que utiliza como arma de destrucción masiva contra el patriarcado y la desigualdad.