Tras la aprobación de su estatuto de creación a principio de este año, su puesta en marcha oficial se abrió y el nombramiento del primer equipo directivo, hace sólo unas semanas, lo confirmó. Este organismo quiere conseguir no dejar a España fuera de uno de los motores más pujantes del futuro inmediato.
España lleva muchas décadas participando activamente de la carrera espacial internacional, sobre todo como creadora y proveedora de componentes que han sido esenciales en muchas misiones. La última, en el envío del Perseverance a Marte, que llevaba incorporado un instrumento creado por el CSIC llamado MEDA que analizará el clima del planeta, algo crucial para las futuras misiones tripuladas.
Sin embargo, hasta hace escasos seis meses, nuestro país no disponía de ningún organismo oficial que encabezara las políticas y las estrategias a seguir en el ámbito civil y también militar de la carrera espacial.
La creación de esta entidad pública está recogida en la nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, la Estrategia de Seguridad Nacional y el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) Aeroespacial.
La ministra que hizo lo que no hizo el astronauta
Diana Morant, ministra de Innovación y Ciencia, ha culminado un proceso que parecía destinado a pilotar el anterior ministro del ramo, Pedro Duque, pero que finalmente no pudo llevar a cabo. El 30 de enero de 2023 el consejo de ministros aprobó el estatuto de creación de la Agencia Espacial Española (AEE), y a partir de eses momento, la puesta en marcha del organismo ha sido paulatina pero muy rápida.
Con sede en Sevilla, en abril, la AEE ya contaba con 75 trabajadores en plantilla y un presupuesto de 700 millones de euros. Tanto la plantilla como el presupuesto está previsto que crezcan exponencialmente y llegue a los 1.500 millones de euros.
Equipo directivo híbrido, entre lo civil y lo militar
El pasado 21 de junio, Morant anunció la composición del primer equipo directivo de la agencia, compuesto por cuatro hombres y dos mujeres. Dos de esos hombres provienen directamente del ámbito militar.
Esta composición responde a que, si bien, la AEE va a dirigir la política de investigación civil y de exploración espacial, también va a asumir importantes labores de seguridad pública, en cooperación con la Agencia Espacial Europea y otras agencias espaciales.
Las personas que forman esta recién estrenada dirección son el General de Brigada y asesor del General Segundo Jefe de Estado Mayor del Aire y del Espacio, Juan Carlos Sánchez Delgado, que ha sido nombrado director de Seguridad y Planificación.
Juan Carlos Cortés Pulido, director de Espacio, Grandes instalaciones Científicas y Programas Duales del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), es director de Programas e Industria. Isabel Pérez Grande, subdirectora de Investigación y Doctorado de ETSI de Aeronáutica y el Espacio, ha sido designada directora de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Por su parte, Nicolás Martín Martín, asesor del Comité del Programa Espacio de la Unión Europea, ocupar el director de Usuarios, Servicios y Aplicaciones. Eva Villaver Sobrino, investigadora en el centro de astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA-CSIC), es la directora de la Oficina de Espacio y Sociedad.
Y Julio Cárabe López, profesor de Investigación del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) en el Comisionado del PERTE Aeroespacial, desempeña el cargo de secretario general.
No sólo ciencia
Nada más conocerse su nombramiento, en un encuentro con el Jefe de la Agencia Espacial Europea, Juna Carlos Sánchez Delgado declaró “que si bien las labores de exploración son muy importantes, el trabajo de la agencia tiene otras vertientes de desarrollo de tecnología e investigación muy importantes que impactan directamente en la vida de toda la ciudadanía, como son los avancen científicos que puedan a ayudar a combatir el cambio climático o incluso las investigaciones médicas que se puedan a llegar aplicar más pronto que tarde, en nuestra vida cotidiana”.
Con estas declaraciones, Sánchez Delgado adelantaba los objetivos prioritarios que la AEE se marca de inicio, que son, unificar las políticas espaciales del país y coordinará todos los servicios y actividades del sector “para generar bienestar, empleo de calidad y prosperidad sostenible en todo el territorio español”, según declaraciones de la propia ministra Morant.
Que no se vuelvan a escapar los beneficios de una industria millonaria
El desarrollo de la tecnología y ciencia de todo lo que tiene que ver con la carrera espacial es una de las industrias con más futuro que existen en este momento en el mundo.
Sólo la industria aeroespacial andaluza cerró el año 2022 con un aumento de la facturación agregada del 17 % respecto a 2021, elevando las ventas a 2.356 millones, y también creció el empleo un 8 % hasta contar con 13.136 puestos de trabajo directos, según el balance anual del clúster Andalucía Aeroespace.
Ante estos números, la AEE debe garantizar que los beneficios de la tecnología que se desarrollan en España repercutan directamente en la ciudadanía y poder intervenir en casos como el del Miura 5, primer transbordador espacial europeo íntegramente desarrollado en el ámbito privado, por la empresa ilicitana PLD Space, que ha llegado a un acuerdo con la agencia espacial francesa para que sea desde sus territorios en la Guayana Francesa desde donde despegue el Miura 5 en 2024.
Tratado de la Luna y el “patrimonio común de la humanidad”
El no dejar en manos privadas la iniciativa de la exploración y explotación espacial es uno de los retos más importantes, no sólo de la AEE, sino de toda la comunidad ultraterrestre, para poder garantizar los establecido en el “Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes”, vigente desde 1969. Fue firmado por la mayoría de países del mundo incluida España, aunque no por las grandes potencias aeroespaciales, y establece que la exploración del espacio ultraterrestre debe hacerse bajo el principio de solidaridad de “patrimonio común de la humanidad”, en referencia a todos los beneficios que tal exploración pueda reportar a toda la humanidad.