Los maltratadores saben cómo pasar desapercibidos en los ambientes laborales para no ser descubiertos. Son actores profesionales a la hora de cuidar e interpretar a la perfección el papel de lobos con piel de oveja. Hablamos con Bárbara Zorrilla Pantoja, psicóloga experta en violencia de género para manejar algunas pistas con las que quitarles la careta y tener tolerancia cero ante ellos.
“Los maltratadores, como muchos otros delincuentes, no suelen llevar un cartel escrito en la frente. Además, es importante saber que existen diferentes tipos de agresores y que, en función de que pertenezcan a una categoría u otra, va a ser más difícil de identificar”, quien afirma con conocimiento de causa todo esto es Bárbara Zorrilla Pantoja, psicóloga experta en violencia de género, dependencia emocional y autoestima.
Una dificultad que como recalca esta forense, victimóloga y fundadora de Psicoterapia Integral Mujer, “aunque todos tienen en común que son machistas y se sienten legitimados para ejercer la violencia, no todos presentan las mismas características. En general, es habitual encontrarnos con el fenómeno conocido como “doble fachada”, es decir, que a nivel social se presentan como personas íntegras, equilibradas e incluso la mayoría no son agresivos habitualmente ni con todo el mundo (cuando sí lo son es más fácil detectarlos) sino que ejercen la violencia de forma selectiva, en privado, contra su pareja, su empleada o compañera que es quien realmente le conoce. Todo esto genera, no sólo que sea más difícil reconocerlos, sino que además interfiere negativamente en la credibilidad de las víctimas que acaba siendo la que es apartada y castigada”.
¿En el primer caso se les descubre a largo plazo o incluso nunca?
Desgraciadamente, si atendemos a las estadísticas, la mayoría no son descubiertos, ni siquiera por sus víctimas, a quienes les cuesta mucho identificarse como tales y ponerle nombre a lo que está pasando. El entorno laboral, social o familiar no suele enterarse de lo que está pasando porque falta sensibilización y formación al respecto y es habitual que cuando se enteran que su compañero, jefe, amigo, hermano, vecino es un maltratador les cueste mucho creérselo y traten de buscar explicaciones y justificaciones a su conducta.
¿Cuáles son las principales señales para alarmarnos y detectarlos?
Como pistas generales que puedan observarse en el entorno laboral, los estudios indican que suelen tener deseabilidad social, es decir, presentan una imagen social positiva y adaptada, quieren caer bien y buscan la aceptación, ocultando su verdadera cara. Sin embargo, caen en un discurso machista o estereotipado con distorsiones sobre la mujer y las relaciones de pareja. También suelen justificar o tener otros mecanismos de defensa sobre el uso de la violencia como la negación o minimización.
Suelen presentarse como víctimas de una mujer desequilibrada y cuentan que sus exparejas estaban locas. También tienen rigidez cognitiva, con puntos de vista dicotómicos del tipo blanco-negro, se creen poseedores absolutos de la razón y no se cuestionan nada, carecen de autocrítica.
Además, poseen baja autoestima, aunque esto es difícil de detectar a simple vista porque pueden aparentar una falsa seguridad que se ejerce a través del autoritarismo, el autoelogio o la monopolización de las conversaciones. Tienen dependencia emocional y conducta celosa que surge de su sentimiento de inseguridad. Suelen aprovecharse de su posición jerárquica y rol dentro de la empresa.
Por otro lado, cuentan con baja empatía y sensibilidad hacia los problemas de los demás, escasa tolerancia a la frustración porque sólo hay una manera de hacer las cosas y es la suya y acumulan dificultades para la gestión de conflictos en el trabajo. Algunos pueden presentar dificultades en el control de los impulsos o abuso de sustancias, aunque es importante aclarar que esto nunca es la causa de la violencia, pueda actuar como detonante.
¿Su violencia al ser en un entorno profesional es mayoritariamente la psicológica?
Los maltratadores utilizan la violencia como un medio, como un instrumento para mantener el desequilibrio de poder y tener a las mujeres sometidas. Para ello van empleando diferentes estrategias y mecanismos de control, desde los más sutiles (que no por ello no son dañinos y que además hay que tener en cuenta que se ejercen de manera sistemática, cotidiana, como una gota malaya que no cesa) hasta los más manifiestos.
La violencia psicológica es la más común y utilizada en este tipo de entornos, una violencia que se utiliza para ir allanándose el terreno, minando la autoestima, la imagen pública y la capacidad de reacción de las víctimas, a la vez que se trata de un maltrato muy difícil de detectar por personas que no están formadas en la materia.
En caso de figuras de más poder como un superior o un director, ¿se aprovechan más de esta posición?
Los maltratadores aprovechan todo lo que está en su mano para tener sometidas a las mujeres, son verdaderos expertos en obtener información que luego utilizarán en su contra y en aprovecharse de sus puntos débiles. Cuanto más poder tengan sobre la víctima, más información y mayor capacidad para someterla. Nos encontramos habitualmente que los hombres con un alto status social y económico utilizan formas de violencia más sutiles y perversas. Y si alguna vez son cuestionados o denunciados atacan la reputación de la víctima para que se ponga el foco en ella que es la que pasa a ser cuestionada.
La violencia de género en el ámbito laboral se manifiesta en dos formas diferentes: el acoso sexual y el acoso por razón de sexo. Ambos son difíciles de demostrar a la hora de la verdad y las víctimas, además del daño psicológico generado por estas formas de violencia, cuando este maltrato es ejercido por parte de un superior jerárquico, son amenazadas directa o indirectamente con un despido, el bloqueo de un ascenso o un empeoramiento en sus condiciones laborales.
¿Y en el caso de que sea “compañero” de igual a igual?
Para ellos no hay relaciones recíprocas de igual a igual porque se sienten superiores en todo y necesitan demostrarlo constantemente a través de las estrategias que mencionaba antes. Hay acoso por parte de compañeros a través de conductas ofensivas y hostiles, indeseables para las mujeres que lo padecen y que ellos tratan de justificar aludiendo a que son bromas o a la excesiva sensibilidad de las víctimas.
¿Qué hay de los que además son puteros? Obviamente seguro que sus comentarios les delatan…
Aunque faltan estudios rigurosos al respecto, hay una clara relación entre hombres que usan a mujeres explotadas sexualmente, que consumen pornografía y que ejercen violencia machista. Como apuntas, a través de sus discursos, se entrevé la rigidez de pensamiento respecto a los roles de género, la idea de que las mujeres y sus cuerpos están disponibles para ellos y la exhibición de un modelo de masculinidad tradicional y hegemónico.
¿Cómo tiene que actuar el entorno laboral ante él?
El entorno laboral, como el resto de la sociedad debe mantener una postura de tolerancia cero hacia este tipo de comportamientos porque son inaceptables, dañinos, injustos y vulneran los derechos humanos de las mujeres. Es necesario que desde las empresas se pueda identificar esta violencia, se nombre y se sancione y para conseguirlo es necesario que el personal cuente con los recursos, las herramientas y la formación necesaria.