“El sistema está hecho para defender a los pederastas en lugar de a las víctimas”

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Con absoluta angustia e impotencia. Así espera Sandra la llegada del próximo 14 de diciembre. Ese día, esta madre, cuya hija menor de 10 años fruto de otra relación fue abusada por su expareja, tendrá que pasar por el calvario de una prueba pericial. Una jueza de Valencia, atendiendo a la demanda del pederasta, ha ordenado una valoración pericial para dictaminar “la pertinencia de decretar un régimen de visitas” de su otro hijo con ella “y la forma de llevarse a cabo”. El violador no solo no se arrepiente de los abusos, sino que cuenta con una orden de alejamiento de su víctima y tiene prohibido trabajar con menores.

Nuria Coronado Sopeña

Se ha roto tantas veces que su vida es puro añico pero aun así no puede permitirse desgarrarse más. Su mayor tesoro, su familia se lo merece. “El bienestar de mi hijo lo vale todo y él debe ser lo primero a tenerse en cuenta”, explica Sandra. “Ahora corre peligro de que le suceda lo mismo que a su hermana”. Por eso esta madre coraje se hace bruces pensando en cómo una jueza “haya podido determinar el examen o tantear siquiera un régimen de visitas. Tanto mis hijos como yo merecemos tener una vida normal, no estar intentando sobrevivir con este desgaste psicológico y económico desde hace seis años”, recalca.

Un desgaste que tal y como denuncia Sandra, a nadie le parece importar. “El pederasta abusó de mi niña cuando ella tenía solo 10 años, la misma edad que tiene ahora mi hijo sobre el que él pide las visitas que incluyen las noches. Nunca pensé llegaría este momento y que esta jueza haya sido capaz de no pensar en mi pequeño y ordenase que un perito, a cargo del Instituto de Medicina Legal (IML) de la Safor, nos valore a mí, a mi hijo y al pederasta para emitir un informe psicológico y estudiar la posibilidad de concederle un régimen de visitas. ¿Cómo es posible que un agresor sexual que a día de hoy sigue negando los hechos y culpándome a mi por escuchar a mi hija pueda volver a estar cerca de otro menor?”, se pregunta.

El pederasta que no se arrepiente de lo hecho

Sandra, que lleva a cuestas algo tan pesado como la culpa, no va a cejar ni un segundo en su lucha. “Llevo años culpándome por no ver lo que le estaba haciendo a mi hija y es por ello que ahora no puedo permitir volver a repetirlo”, afirma.Empecé a ir a tratamiento psicológico al Centro de la Mujer cuando descubrí que mi marido, el hombre al que le confié todo, en realidad era un pederasta. Allí tuve al lado a una psicóloga que nunca olvidaré. Me enseñó a quererme y a día de hoy la llevo conmigo, cuando miro mi mano la veo a ella. Me veo a mí en ese momento cuando tan rota estaba. Por eso no puedo hacerme a la idea de que ahora una jueza permita que mi hijo esté cerca de este delincuente. ¡Lo que tendría que ser es que este pederasta pague por todo lo que la ha hecho!”.

Aun sin fuerzas Sandra aprovecha para animar a cualquier mujer a denunciar su situación de violencia machista. “Les digo que sean fuertes y den el paso. No deben aguantar golpes, ni insultos, ni desprecios, ni ningún tipo de violencia. Sé que es difícil dar el paso. Yo misma no lo di, no sabía ni la mitad de lo que hoy si se. Posiblemente si no hubiese sabido que abusaba sexualmente de la niña hoy seguiría ahí, lo normalicé. Pensaba que eso era amor y que se tenía que soportar todo por amor y por tus hijos. He necesitado años de terapia para entender qué es el amor y que existe cuando hay el respeto. Quien te quiere nunca te hará daño y menos a sus hijos”, destaca.

“Ahora, después del pederasta, quien está poniendo a mi hijo en peligro es la judicatura”

Sandra

Y nadie mejor que ella para denunciar, ya con los ojos abiertos, todo lo que implican los abusos sexuales en la infancia (ASI) y cómo detectarlos. “Gracias a una charla sobre ciberacoso que dio la Guardia Civil en el colegio de mi hija ella rompió el silencio. Se vino abajo y dio el paso de contarle a sus amiguitas de nueve años que mi marido abusaba sexualmente de ella. Sus amigas le dijeron que tenía que contármelo de inmediato y esa misma noche así hizo”.

Lo que Sandra escuchó aquel día lo tiene grabado en el alma. “Mamá tengo que decirte algo y sé que no me vas a creer. Cuando tú no estás él me toca y yo no quiero. Esas palabras las tengo grabadas junto a la imagen de terror de mi hija. Quedé en shock. Era mi marido, una persona normal, una persona que no llevaba escrito que era un pederasta y necesité mucha terapia para quitarme el sentimiento de culpabilidad por no haber podido ver qué mi hija sufrió años. Hoy sé que el único culpable es él y que lo que sufrió mi hija lo sufren muchos niñas y niños. El 60% en sus propias casas por parte de un familiar, mayormente padre, pareja de la madre, tío o abuelo. El aliado del agresor es el silencio. ¡Mi marido, al que le confiaba mi vida, al que le confié a mis hijas! ¡Mi marido! ¡Mi marido estaba abusando de ella!Ahí me rompí y nunca me reconstruí”, recuerda.

Informe del Jurista sobre la Medida de Seguridad

El pederasta abusó sexualmente de la menor durante un año. “Después de hacer revivir a mi hija los hechos, durante más de un año, se le condenó por abuso sexual continuado. Pero la condena que le tocó pagar por abuso sexual continuado fue solo de cinco años y medio. Mientras nosotros seguimos en una vida de pesadilla, miedo, dolor y secuelas”. 

A esta sentencia se suman diez años de orden de alejamiento de su víctima, cuatro de libertad vigilada “que no está consistiendo en nada y ocho y medio de prohibición de tener profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores. Por lo que entiendo, también debe estar alejado de su hijo. Un progenitor pederasta no puede educar a su hijo. Los abusos sexuales a la infancia no protegen a las niñas y niños. Un abusador no debe tener la patria potestad de ningún niño. ¡Un abusador sexual no puede ser un buen padre!”, incide.

Pese a este curriculum delictivo la jueza ha aceptado la demanda del abusador de ver al hijo que tiene en común con Sandra.“En este país creemos en la reinserción y a mi parecer después de cinco años y seis meses de condena siento que lo que se ha hecho es alimentar a la bestia. Él lejos de reflexionar solo ha pensado y piensa en cómo acabar conmigo. Me tranquilizaba pensar que al salir tenía cuatro años de libertad vigilada, pero cuando llegó el día de su salida descubrí que no consistía en nada. Ni lleva una pulsera GPS (sistema cometa) ni nada. Yo misma tranquilizaba a todos mis familiares diciéndoles: Tranquilos, cuando salga aún tiene libertad vigilada y yo misma me creía esa tranquilidad. Pero esta fue la realidad: La junta de tratamiento del centro penitenciario decidió no añadir ninguna medida adicional para su salida, por lo tanto, salía con una orden de alejamiento de duración de 10 años (de la que quedaban cuatro años, porque el tiempo que ha estado en prisión descontaba) y 8 años y 6 meses que no puede tener trabajos relacionado con menores”.

¿Cómo te enfrentas a esta vida de injusticia?

Buscando las fuerzas para seguir luchando. Solo me queda ser positiva para seguir peleando y si busca vengarse espero que sea conmigo y no con mi hijo. A él no le voy a soltar. Esta realidad no la cuentan. El sistema está hecho para ellos. No existe ningún tipo de protección solo la que tú misma crees. En mi caso he instalado una alarma en casa, pero sé que ni con eso estoy segura. Si realmente viene a por mí nadie lo va a parar. Me duele entrar a mi pueblo y ver carteles y papeleras de municipio libre de violencia de género cuando no disponemos de ningún recurso. Al Centro de la Mujer al que yo iba estaba a cuarenta minutos de mi casa. En aquel entonces no podía ni conducir del estado en que me encontraba. Era mi familia la que me llevaba. Yo he tenido la suerte de contar con su apoyo. Me duele ver el marketing de los políticos y políticas porque la realidad es que los recursos que dicen hay no están llegando ni sirviéndonos a las víctimas.

Entonces, ¿quiénes están?

Solo tendrás al lado a asociaciones de madres que han sufrido como tú. Allí si encontrarás protección y cobijo. Con lo difícil que es salir de ahí encontrarte con este abandono del sistema es muy doloroso. Veo madres encarceladas por proteger a sus hijos de maltratadores y abusadores y veo que ese puede ser mi futuro. El sistema falla a favor de los agresores. Mi futuro al parecer lo decidirá mi agresor: estaré muerta, muerta en vida o encarcelada por defender lo que más quiero. Pase lo que pase lo que sí sé es que seguiré luchando por mis hijos.

La lucha titánica ¿hasta dónde te pasa factura?

Me pasa factura en todos los sentidos. A nivel psicológico estoy agotada llevo desde que me enteré de que mi marido abusaba de mi hija en terapia, de baja laboral por la ansiedad y el estado de ánimos que está situación me ha provocado es horrible. A nivel económico también he tenido que solicitar créditos para hacer frente a los gastos de abogados para los juicios de estos seis años de tortura.

¿Qué ves en los ojos de tu peque?

Amor. Es un niño muy cariñoso, no conoce a su padre dado que antes de sus cinco años de edad lo metieron en prisión. He intentado que esté al margen de todo esto por su corta edad. Ahora no se cómo darle la noticia de la pericial. Se la daré el día de antes.

¿La judicatura es el mayor problema o el problema empieza en la falta de sensibilidad real hacia los abusos sexuales en la infancia?

En mi caso el mayor problema está siendo la judicatura dado que es a mi hijo a quien se pone en peligro, pero en general la falta de sensibilidad por lo poco que se habla de este gran problema como es el abuso sexual en la infancia, yo misma hasta que supe que tenía a un pederasta en mi propia casa desconocía la realidad de esto, donde las cifras son escandalosas, son muchos los menores sufriendo esto en silencio.

Por fin parece que no se podrán conceder visitas a los maltratadores. ¿Te lo crees?

No. No me lo creo. Al final la última palabra la va a tener un juez y vamos a tener que seguir peleando las madres, recurriendo las sentencias. Ha habido mejoras en leyes y jurisprudencia sobre casos, pero la ley debería ser tajante tanto en un maltratador como en un pederasta y no permitirse que ningún menor corra peligro. Por eso también inicié una campaña de recogida de firmas para la que desde aquí pido colaboración.

 ¿Has recibido la llamada de alguna política para ayudarte de alguna manera?

He recibido alguna llamada que al final ha quedado en eso. En una simple llamada. Después de casi un año pidiendo que esa pericial no es necesaria, recogiendo firmas, ver qué finalmente se va a realizar y tan pronto me ha dejado en shock. Aún no sé cómo le diré a mi hijo que van a decidir si ve a su padre.

 ¿Qué le dirías a la jueza que tiene que tomar la decisión?

Que piense solo en el niño. Que no piense ni en su padre ni en mí.

¿Qué le dirías al Gobierno?

Que hagan de esto una prioridad. No solo lo digo por mi caso. Me refiero al abuso sexual en la infancia. Hacen falta recursos, sobre todo psicológicos porque las niñas y niños que sufren abuso no disponen de apenas ayuda psicológica. En los juzgados se les sigue victimizando sin consecuencia. Estas personitas hoy no votan, pero lo harán. Uno de cada cinco menores sufrirá abuso antes de los 17 años según manifiestan las voces expertas. Creo que ya es hora de abrir ese maldito cajón.

Nuria Coronado

Periodista, conferenciante, formadora en comunicación no sexista y organizadora de eventos. Coautora de Lolita contra el lobo y autora de Mujeres de Frente, Hombres por la Igualdad, Comunicar en Igualdad y
documentalista de Amelia, historia de una lucha.