Fotografía real de las 'golondrinas', muchachas que viajaban a Francia a coser alpargatas entre 1870 y 1940.

Las ‘golondrinas’ navarras y aragonesas que cruzaban a pie los Pirineos para fabricar alpargatas

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Entre 1870 y 1940, de otoño a primavera, niñas y jóvenes navarras y aragonesas caminaban cientos de kilómetros a través de los Pirineos hasta Francia en busca de trabajo en la floreciente industria de la alpargata, la única que las podía emplear. Por el hecho de ir vestidas de negro y coincidir con el ciclo migratorio de las golondrinas, eran conocidas popularmente con el nombre de estas aves. Su historia invisible y desconocida pasó inadvertida hasta que ha sido rescatada por un documental protagonizado por la cantante vascofrancesa Anne Etchegoyen, quién la considera un relato muy actual. La suya fue una migración de género masiva sin igual en toda España, un relato de pobreza y de multiculturalidad que acabó con la llegada del franquismo. Recuperado del olvido, décadas después, alza el vuelo.

Eran años difíciles. Mujeres y niñas tenían que ayudar a la manutención del hogar, formar su propia familia o empezar una nueva vida. Para ellas, la industria de la alpargata era la mejor opción aunque al ser un oficio considerado para pobres, trabajaban con sentimiento de vergüenza. Pero el hambre era más fuerte. Recordar a estas mujeres es viajar a través del tiempo, de la geografía y de las circunstancias históricas y personales para poner en valor el lugar que merecen ocupar estas muchachas.

Por el hecho de ir vestidas de negro y de coincidir en temporalidad laboral con el ciclo migratorio de las golondrinas eran conocidas popularmente con el nombre de estas aves  y al ser el suyo un oficio que era considerado para pobres, trabajaban con sentimiento de vergüenza . Su historia invisible y a la vez desconocida pasó inadvertida hasta que ha sido rescatada por un documental protagonizado por la cantante vascofrancesa Anne Etchegoyen, quién la considera un relato  muy actual.

Recordar a estas mujeres es viajar a través del tiempo, de la geografía y de las circunstancias históricas y personales para poner en valor el lugar que merecen ocupar estas muchachas. La suya fue una migración de género masiva sin igual en todo el Estado Español, un relato de pobreza y de multiculturalidad que acabó con la llegada del franquismo. Recuperado del olvido, décadas después, alza el vuelo.

«Una historia de pobreza»

Al ser jóvenes de edades comprendidas desde los 12 a los 20 años caminaban alegres como las aves estacionales que se posan y revolotean en los tejados. Emprendían camino cada 7 de octubre, día del Rosario, y eran conocidas como «las golondrinas» (en euskera, Ainarak)  por los meses en los que migraban y las ropas negras que solían vestir. Al otro lado de la frontera, un poeta francés las bautizó como hirondelles.

El suyo era un viaje de ida y vuelta. Dejaban atrás su Valle de Roncal, Salazar, Hecho y Ansó natal; Aragón y Navarra para volver a sus casas en otoño, cuando terminaban las nieves de primavera y los almendros estaban en flor. Atravesaban los Pirineos y marchaban hasta el municipio francés de Mauleón (Zuberoa) donde cosían alpargatas en un periodo de 70 años.

Fotografía real de las ‘golondrinas’, muchachas que viajaban a Francia a coser alpargatas entre 1870 y 1940.

Juan San Martín y Ritxi Lizartza, los directores del corto documental que recoge la odisea de estas mujeres califican de «una historia de pobreza» esta migración anual por motivo de trabajo y en búsqueda de sustento. Han hecho el camino que recorrieron estas ´golondrinas` y en el trayecto han escuchado los relatos por boca de sus descendientes. De ese modo, han sabido que muchas mujeres, incluso niñas, dejaron con 12 años a sus familias y sus pueblos para ganar unos pocos francos trabajando hasta dieciséis horas diariamente.

Las alpargatas que salían de sus manos acabarían como calzado obrero urbano o, incluso, como complemento para los soldados, en los pies de los baserritarras (en castellano, aldeanos) que trabajaban en el campo, o en el de los marineros que salían a la mar a navegar.

Documentos únicos. Las cartas que enviaban las ‘golondrinas’ a casa durante los meses que volaban fuera

Las golondrinas dormían como sardinas

Como resultado de este tipo de industria, Mauleón pasó de los 2.400 habitantes que tenía en 1881 a los 4.800 habitantes que tenía en 1960. Hoy, sin embargo, extinguida ya la industria alpargatera, su población apenas alcanza la langa de 3.000 habitantes. Según Román Pérez, uno de los testimonios recogidos, el municipio se convirtió en una de las primeras villas con electricidad de la zona por el sector de la alpargata y hubo ´golondrinas` que tuvieron que ser alojadas en los pueblos de alrededor debido a que Mauleón no podía crecer más.

Las alpargateras solían buscar alojamiento en propiedades de españoles y dormían como sardinas”, juntando la cabeza de una con los pies de otra, en habitaciones donde podía haber de cinco a ocho mujeres y que no eran precisamente todo lo bueno que cabía esperar. 

Ahorros, frontera y contrabando

El equipo que ha rescatado del olvido el periplo de estas mujeres supo de esta “historia desconocida y muy bonita” por fragmentos un poco distorsionados.  Elaborando el documental que las recuerda, se toparon frente a frente con las vivencias de unas mujeres que fueron sometidas a unas duras condiciones de trabajo y que tuvieron que sobrevivir a penosos viajes por la frontera. “Se iban y no volvían a saber de su familia en todo el invierno, salvo por alguna carta”, cuenta uno de los directores. No era la única dificultad con la que se iban a encontrar. 

En muchas ocasiones solían tener dificultades para pasar el dinero que ganaban por la aduana, hasta el punto de que tenían que gastar parte de lo ahorrado en telas y ajuares porque no podían hacer llegar sus ahorros a España en su totalidad. Intentaban meter de contrabando la mercancía comprada y si los gendarmes o la guardia civil revisaban su escaso equipaje, ´las golondrinas` solían excusarse diciendo que ”ha sido un mal año”.

Ir a la alpargata se cobró más de una vida

En muchas ocasiones, la travesía por los Pirineos suponía toda una aventura y un desafío para la mujer, ya que en aquella época viajar sola en sí mismo era un reto. Además, emprender el camino, a veces podía resultar un momento complicado porque ir a la alpargata” se cobró más de una vida por culpa de la inclemencias meteréologicas. Sin ir más lejos, hace cien años atrás, fallecieron dos golondrinas desorientadas. Fueron sorprendidas por una ventisca y murieron congeladas cuando las primeras nevadas hicieran el camino intransitable..

La Ronda de Boltaña, en el norte de  Huesca, ha recordado este episodio grabando una canción con la cantante Rozalen: «Ya iban a bajar pero el invierno subió a su encuentro,tan fuerte jamás en aquel puerto ha vuelto a nevar, qué amargo piar de golondrinas el ventisquero,por cuatro perras gordas los sueños rotos, los niños muertos,con el clarear en cuántas casas se oyó llorar».

Felipa Ezquer Andreu fue testigo de varios de esos accidentes. Con 14 años dejó atrás la escuela, el pueblo y la familia para convertirse en una golondrina; sus compañeras tenían entre 13 y 20 años. Solamente tenía dos opciones para salir adelante: ir a servir a Pamplona o coser alpargatas en Francia. Cada otoño, durante siete años, cruzó el Pirineo de un lado a otro en busca de trabajo, en muchas ocasiones con su hermana mayor, que murió de pulmonía un invierno. Pero Felipa siguió yendo cada año en la caravana de mujeres.

Un homenaje para no olvidar. Mural de ´las golondrinas` en una fachada de la ciudad de Mauleón.

 Al llegar a su destino, a las ´golondrinas` les esperaban seis meses de duro trabajando a sol y a sombra, sin apenas descansar, cosiendo a mano o a máquina el cáñamo, el yute y el lino.  Al regresar a su pueblo volverían a ser las niñas que realizaban las tareas rutinarias del hogar y del campo, echando una mano a la familia excepto las que habían encontrado pareja u otro trabajo.

Un año más, la golondrina ha llegado como cada primavera a las zonas de la España vaciada. El declive de su vuelo parece síntoma de la decadencia del mundo rural. Las mujeres que llevaban el nombre de esta ave, por su parte, ya se extinguieron, pero hay quien  se resiste a olvidar su legado. Casi sin quererlo, el movimiento migratorio al que le dieron vida transformó, unió y dejo una huella imborrable en los valles pirenaicos.

Para la cantante y compositora vascofrancesa  Anne Etchegoyen hay historias que nunca dejarán de  ser actualidad, sobretodo para las mujeres. «La de las  llamadas golondrinas, subraya, es una de ellas porque «eran madres, hijas y hermanas que inmigraban para que su vida fuese mejor»

Etchegoyen asegura que la historia de las ‘golondrinas’ muestra que en lo referente  a los derechos de las mujeres  «siempre son los mismos problemas en diferentes lugares  porque aún hoy en día  hay unas que viven en  peores condiciones  que otras».  » Pasa el tiempo y, desgraciadamente, por mucho que pasen los años,  las desigualdades se quedan» lamenta.

Entre los testimonios que ha recabado junto al equipo del documental a ambos lados de la frontera,  le ha impactado el de Román, de la localidad de Mauleon, quien relató que a su padre, al ser comunista, le detuvo la policía y terminó muriendo en el campo de concentración de Mauthaussen. Su madre se hizo «golondrina» para mantener a sus hijos. «Fue duro entrevistarlo», afirma.

Ibon Pérez

Periodista. @ibonpereztv