Mujer trabajando en atención telefónica. Foto: MÁV Zrt., CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons
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Jornada de 4 días: ¿apuesta por la conciliación familiar o trampa neoliberal?

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La propuesta de reducir la jornada laboral a cuatro días a la semana se presenta como muy tentadora para los trabajadores, y puede ser presentada como una medida excelente para conciliar la profesión con la vida personal. De entrada, resulta muy atractivo poder disponer de tres días seguidos de descanso, sin perder por ello parte del salario.

Sin embargo, medidas que en principio fueron pensadas para mejorar la conciliación familiar acaban revelándose como problemáticas. Por ejemplo, las mujeres representan el  73,5% de los contratos a tiempo parcial, frente al 26,5 de los hombres (Según datos del INE-2022) sin que por ello vean ampliado su tiempo de ocio personal, ya que dedican 43 horas semanales a tareas domésticas y cuidados de menores, mientras los hombres dedican 28 (Desigualdad de género en el trabajo remunerado y no remunerado tras la pandemia, Fundación La Caixa, 2023).

Es decir, las mujeres dedican 15 horas semanales más que los hombres a trabajo no remunerado, lo que en la práctica significa que tienen menos ingresos que ellos, ya que casi triplican los contratos a tiempo parcial, y más obligaciones domésticas.

Las mujeres seguirán encargándose de las tareas domésticas

Disponer de solo 4 días de jornada laboral puede parecer muy apetecible, sobre todo si puedes irte de fin de semana y olvidarte de las responsabilidades familiares. Pero esto es una ilusión que se desvanece muy pronto porque estas responsabilidades no desaparecen porque cambies de escenario. Salvo que se disponga de una situación económica muy desahogada que permita irse cada fin de semana a un lugar con todo incluido (cosa al alcance de unos pocos privilegiados) la mayor parte de las mujeres seguirán encargándose de la preparación de la comida, de la limpieza del espacio, de la ropa y de la atención de las criaturas o personas dependientes.

Trabajar 4 días a la semana representa una aspiración fundamentalmente masculina, pues por el modelo de socialización dominante, para ellos el concepto de trabajo es fundamentalmente el que realizan en el exterior, considerando el tiempo que no trabajan como tiempo de ocio. Hay que recordar que, según el INE, el 12,7% de las mujeres dedican menos de una hora al día en actividades deportivas, culturales o de ocio, frente al 6,6% de los hombres. El 50% de las mujeres dedican una hora al día y el 24% dos, mientras que el 44,7% de los hombres dedica una hora al día y el 33,8% dos. Resumiendo, las mujeres dedican muchas menos horas diarias a ocio o a actividades deportivas, pese a que son las que más actividades culturales realizan.

Es preferible trabajar menos horas al día

Por tanto, desde un punto de vista feminista y de interés de las mujeres, es preferible trabajar menos horas al día en lugar de concentrar el trabajo en 4 días para tener libre tres. El trabajo de cuidado (casa, familia, relaciones) no se puede concentrar ni se puede postergar: hay que cocinar, vestirse, lavarse, ir al colegio, revisar deberes, jugar con las critaturas o cuidar a los enfermos cada día, sin que sea posible concentrar todas las actividades en el fin de semana para tener una jornada de 4 días en los que apenas si dé tiempo a respirar.

Menos horas al día, es la manera de repartir las responsabilidades familiares y domésticas entre los miembros de la familia, a la vez que deja espacio para las relaciones personales, las actividades lúdicas, deportivas y de ocio. Esta medida puede parecer muy progresista e innovadora, pero sigue el esquema androcéntrico de considerar trabajo solo el que es remunerado y se hace en el exterior. La jornada laboral de 4 días puede que sea muy tentador y beneficioso para los hombres, pero para las mujeres, a la larga, puede que se convierta en una nueva trampa en la que caigamos por falta de debate y reflexión. 

Quizá sea una buena idea, quizá no. Durante mucho tiempo el mundo se ha estructurado sin contar con la opinión de las mujeres. Ya no vamos a permitirlo, y por eso seguiremos batallando para que nada sea impuesto sin nuestra participación, ya sea definir lo que es ser mujer, el uso de nuestro cuerpo o cómo organizar la jornada laboral.

Juana Gallego

Profesora universitaria