Protesta de los trabajadores de la planta de Narón ante una tienda del supermercado Lidl. Foto cedida por el comité

Cien trabajadores en huelga, 80 días, y Lidl Galicia no negocia

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Cien trabajadores del almacén de logística de Lidl en Narón (A Coruña) van a vivir el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador, de una manera muy especial. Llevan 78 días en huelga para pedir que se respeten sus jornadas laborales como marca la ley. Son ya dos meses y medio sin recibir sus nóminas y viviendo como pueden de ahorros y de lo que recogen de bonos sociales, a 5 euros, que venden entre vecinos. La fuerza se la da la unión y solidaridad del casi cien por cien de la plantilla que se mantiene firme en la lucha y la «chulería» de la empresa que no se ha sentado a negociar.

En Narón (en A Coruña, a ocho kilómetros de Ferrol) un centenar de trabajadores del almacén de logística que abastece a 53 supermercados Lidl, llevan casi ochenta días en huelga. A la empresa le piden que respete el máximo de 80 horas extras mensuales y no cubra puestos de trabajo estable con contratos temporales y a tiempo parcial.

 “El punto de partida que le marcamos a la empresa contratos indefinidos y a tiempo completo porque si hay sobrecarga de horas extras es porque hace falta mano de obra”, explica Hugo Fernández Pita, delegado sindical de la Confederación Intersindical de Galicia (CIG) del almacén de Narón.

Otros problemas que señalan desde hace tiempo el comité, y que la empresa desoye habitualmente, tiene que ver con la falta de planificación de las jornadas, el trabajo en festivos que no se abren las tiendas. Las jornadas abusiva y los festivos trabajados también ha generado conflictos en la dependientas del sector comercial andaluz.

La empresa, desde el 14 de febrero no se ha sentado a negociar. A través de un mediador de la Xunta hay cierta comunicación pero no ha cambiado la actitud de la multinacional. En la lista de reivindicaciones que mantiene el colectivo es que les devuelvan el tiempo, de 20 minutos, para el bocadillo. “Nos quitaron el permiso retribuido para el bocadillo que teníamos. Los contratados después de 2016 ya no lo tienen y no nos parece justo. Hasta ahí hace diferencias”, apunta Fernández Pita.

Los empleados del centro de logística, que abastece a 53 supermercados de la marca de matriz alemana Lidl, reclaman que se aplique el convenio provincial. “Según sus tablas salariales deberíamos cobrar más”, señala el delegado sindical. Sus sueldos, lo que percibe la mayoría, son 1.000 euros netos al mes, quienes tienen contrato a jornada completa. “Aunque el grueso de nuestra demanda es hablar de tiempo parcial y eventuales”, subrayan.

Una huelga que recoge el espíritu de la lucha obrera

En Crónica Libre hemos puesto la atención en este conflicto laboral en el Día Internacional del Trabajo por ser de los más largos de los que ahora mismo hay abiertos en España y que secundan un centenar de trabajadores, prácticamente la totalidad de la plantilla.

En la mente de la mayoría, el 1 de mayo es, si cae bien como este año, un día de fiesta, puente o macropuente, depende de la comunidad autónoma. A algunos es una cita ineludible para manifestarse y, quizá, entre ellos habrá quien sepa qué significa realmente esta fecha.

Internacionalmente se conmemora las revueltas en Estados Unidos, en 1886, de los trabajadores que protestaban para lograr la jornada laboral de ocho horas. Las protestas acabaron con el juicio y la condena a muerte de cuatro activistas. La mayoría de los que disfruta de esas jornadas comúnmente respetadas y de los derechos laborales, sin embargo, desconoce por qué hoy es día festivo en gran parte del mundo.

Principio de mes y otra nómina que no llegará

En Narón, a 8 kilómetros de Ferrol, el cansancio se empieza a notar, física y sobre todo psicológicamente. “Es más difícil, cada día que pasa. Comenzamos un mes nuevo y dejas cobrar otra nómina”, reconocen desde el comité de empresa.

En medio del conflicto también han encontrado mucha solidaridad entre los compañeros. “Los que se lo pueden permitir un poquito más están rechazando estos bonos para que los que llegan más justos o tienen otras cargas…”, comentan.

Los trabajadores de LIdl en huelga durante uno de sus actos de protesta en Ferrol.

Los bonos a los que se refieren son las papeletas que venden entre los vecinos, a 5 euros, para crear esas cajas de resistencia que permitan mantener la movilización. “Varios concejales de Ferrolterra [comarca en torno a Ferrol que abarca 22 municipios] donaron cantidades más elevadas y la gente que compró bonos pero ni de lejos llegamos a cubrir los dos salarios y medio que hemos dejado de percibir”, señala en delegado sindical. Hay parejas que ambos trabajan en la misma planta, tenemos varios y para ellos es peor”, admite Fernández Pita.

A estas cajas de resistencia, han llegado también otras aportaciones como de escritores que han donado parte de lo que han recaudado en el Día del libro o ayuntamientos que compran bonos sociales o donan parte de sus sueldos. De todo ello dan cuenta en su perfil de Twitter @unobreiromais.

“Nos quedamos con la gran familia que hemos formado”

De todo el conflicto se quedan con la gran unidad que están mostrando todos los trabajadores. “Hay días mejores y días peores. Es difícil llevar día y días sin tener noticias y viendo como la empresa está haciendo las cosas mal desde el principio. En la primera semana ya recurrieron a empleados traídos de fuera, a escondidas, algo que es ilegal. O llenando las tiendas desde otros almacenes”, explica el presidente del comité de empresa, Marcos Clavero.

Están esperando la sentencia del juicio celebrado el 28 de marzo, en el que los trabajadores denunciaban que se estaban vulnerando el derecho a huelga. “Se están preocupando más en contratar seguridad privada y líneas de bus para los pocos trabajadores que entraron… más que en solucionar el conflicto”, critican desde el polígono de Río do Pozo.

“Siempre hablamos, de lo que más orgullosos estamos es de la unión y lo que más nos sube la moral, junto con la actitud chulesca de la empresa que te incendia y te creces… Estamos todos a una, aguantando juntos, incluso con los eventuales que por su condición contractual lo tienen más complicado, puesto que si se acaba su contrato, buscan a otro y se quedan en la calle».

En el haber de los huelguistas también cuenta la ausencia de conflicto que están mostrando. “Una actitud, como tiene que ser, que no hubo ni un problema. El malestar lo están creado ellos [la empresa]. Crear una familia así de grande, de tanta gente que cada uno piensa a su manera, tiene su vida y sus historias pero por encima de eso está la unión. Eso es muy grande”, añade Hugo Fernández.

El papel de los pequeños sindicatos

La desmovilización de la sociedad y de los grandes sindicatos es una constante en los últimos años. Algunos sociólogos señalan que después de la pandemia se produjo esta desafección internacionalmente de la que aún no nos hemos recuperado. Por eso resulta más llamativos los conatos de lucha. “Ahora falta en España, es un hecho claro y evidente –señala el delegado sindical gallego­–. Falta la conciencia de clase obrera, la solidaridad, que antes sí había de ayudar, de luchar, de pelear por el que venga detrás. Mañana me puede tocar a mí también”.

Esta es la única planta de distribución, de las diez que tiene Lidl en España, que está en huelga a pesar de que las condiciones laborales de la multinacional sean similares. La explicación que aduce Fernández Pita involucra a las centrales sindicales mayoritarias en España.

En Narón la mayoría la tiene un sindicato independiente Confederación Intersindical de Galicia (CIG). “La situación no es debida a los dirigentes de Narón, porque al final una multinacional, como lo es Lidl, tiene una misma política. Va más porque CCOO y UGT tienen la mayoría en el comité de empresa del resto de España y aquí no, y son los que firman el convenio con la empresa”, apunta Hugo Fernández.

En Madrid, que tiene mayoría el sindicato de Comisiones de Base  (Co.basa) y en el País Vasco, que el mayoritario es ELA, son los otros dos centros de distribución de Lidl en España que sí han llevado a cabo movilizaciones reivindicativas.

El éxito que tuvieron las compañeras dependientas del grupo Inditex en A Coruña está en la retina de los empleados de Lidl.  El mismo sindicato CIG fue el que estuvo detrás de las movilizaciones que acabaron con una subida salarial del 25 por ciento. “Las luchas ganadas te sirven de espejo, cualquier logro del movimiento obrero es un referente para nosotros. Y estamos orgullosos de las compañeras de Inditex lograron. Pelearon por lo suyo y lo consiguieron”.

Beneficios millonarios y sueldos de los directivos opacos

Lidl declaró unos beneficios de récord en el ejercicio 2021-2022, 192 millones de euros, un 28 por ciento más que el año anterior y ha adelantado que sus resultados para el siguiente ejercicio aún serán mejores. La auditora internacional KPMG ha criticado la opacidad que mantiene la cadena alemana en torno a los sueldos de su cúpula directiva. “Este es otro de los argumentos que nos mueven, si la empresa fuera mal siempre te cortas. Pero cuando ves los sueldos extratosféricos, que no se conocen oficialmente pero aquí todo se sabe y son muchos ceros cada vez que subes en el organigrama de la empresa. Y multiplica por jefes y jefes en cada rama, casi como empleados”, critica el comité de empresa

También les llena de razones, desde su punto de vista la actitud de la multinacional que asume el conflicto con sobrecostes pero sin sentarse a negociar, algo que, dicen, es habitual. Están llenando las tiendas con mercancía tríaída de Madrid o el País Vasco o incluso de Sevilla o Barcelona. “Esto supone que están triplicando o cuadriplicando los costes de transporte. De 100 kilómetros a hacer 2.000. Ves que multiplican por tres la seguridad privada aquí, seguridad para que ellos puedan entrar en el recinto, que nunca se les hizo nada. Nos ponen machacas de discoteca como si algo les fuéramos a hacer, sus propios trabajadores. Todo eso son costes y costes”.

El comité critica el que haya “despilfarro”. “Tienen coches de alta gama… para pasear. Todo esto es dinero. Deberían cuida la mano de obra si tienen beneficios millonarios”. Mantienen que sus reivindicaciones son justas, “no estamos pidiendo por encima de nuestras posibilidades, ni cobrar más… Sabemos donde estamos y el trabajo que tenemos pero que esté dentro del convenio y traten bien a su gente, porque no es cuestión de dinero porque lo hay para lo que les interesa”, critican.  

Inma Muro

Periodista especializada en temas de denuncia social. Más venticinco años de trayectoria en medios de información general e investigación. Entre ellos las ediciones digital y en papel de la revista Interviú. Gabinetes de prensa, comunicación institucional y agencias de publicidad.