Género
La investigadora Laura Favaro ante una típica cabina inglesa pintada de morado.

La española Laura Favaro denuncia a la City University de Londres tras ser despedida por investigar las guerras de género

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La primera investigación en el mundo sobre las guerras de género en la Academia ha dejado al descubierto el miedo del profesorado a manifestar públicamente sus opiniones sobre un tema que ha puesto el foco sobre el cuestionamiento de la identidad de género. Decir que el sexo existe, es observable e inmutable, supone situarse en el centro de la diana. La investigadora española Laura Favaro acaba de denunciar a la City University de Londres por discriminación, acoso y victimización tras ser despedida después de publicar los datos parciales de su investigación. La propia institución considera “peligrosos” los resultados obtenidos. Otras académicas y profesionales de alto nivel como Maya Forstater, Denise Fahmy o Jo Phoenix  han llevado sus casos ante los tribunales. Las dos primeras han conseguido ya ganar sus demandas y la tercera tendrá el juicio en las próximas semanas.

Laura Favaro lo dejó todo en España para aceptar la oferta de trabajo como investigadora postdoctoral en el Centro de Investigación sobre Género y Sexualidades dependiente de la City University de Londres. Su tesis, realizada en esta institución en 2017, obtuvo la máxima calificación y fue elogiada públicamente por la misma Universidad que ahora ha decidido despedirla por publicar los resultados parciales de su trabajo en los que se constata el miedo del profesorado a disentir de las opiniones impuestas por la ola transgenerista que invade la Academia. “He sido condenada al ostracismo, he sido objeto de denuncias falsas, se ha interrumpido mi investigación y he perdido mi trabajo”, explica Favaro.

Resulta paradójico que la institución académica que ha materializado su despido sea la misma que contactó con ella en 2020 para ofrecerle un contrato como investigadora para indagar sobre las disputas en torno al sexo y el género que se han intensificado drásticamente desde 2010. La publicación en la prestigiosa revista Times Higher Education de un avance de sus resultados bajo el título Las investigadoras resultan heridas en las guerras del género de la academia parece haber sido el detonante.

Distinguir entre sexo y género es peligroso

En él, Favaro incluye testimonios desgarradores de mujeres académicas en distintas disciplinas y etapas en sus carreras con “demasiado miedo como para expresar sus puntos de vista y hasta de trabajar en el ámbito de los estudios de género preocupadas tanto por ser objeto de violencia como por poner en riesgo a sus hijos”, señala.

Tras su publicación, la Universidad recibió quejas en las que se ponía en cuestión si Favaro había actuado de forma poco ética durante su trabajo. Una investigación realizada por la propia institución concluyó que no había existido ninguna mala práctica por parte de la autora del estudio. El motivo del despido no es otro que castigar a quien se ha atrevido a dejar al descubierto lo que ya se sospechaba. Distinguir entre sexo y género es peligroso.

Investigación: especialistas en estudios de género

Después de realizar cincuenta entrevistas en profundidad entre la comunidad académica que trabaja en estudios de género, el seguimiento de este tema en redes sociales durante dieciocho meses, la revisión de documentos y estudios publicados y una encuesta online financiada por la British Academy realizada entre el personal académico de Ciencias Sociales en Inglaterra  e Irlanda  con 700 respuestas, a la investigadora española se le ha retirado el acceso a los datos de investigación obtenidos por su trabajo lo que impide aportar este mérito a su trayectoria profesional.

Algunos datos de sus entrevistas y la encuesta online avanzados en la revista Times Higher Education son demoledores y revelan lo que puede observarse sólo con echar un vistazo a las redes sociales donde la agresividad de los postulados transgeneristas es manifiesta. El personal investigador en las primeras etapas de sus carreras manifestó que «sería demasiado aterrador» expresar sus opiniones debido a la amenaza de su exclusión porque en la Academia las conexiones personales son esenciales. Quienes contaban con más experiencia aludieron a la “autoconservación”.

Sexo, género e identidad de género

En su totalidad, temían la “horrible reacción violenta” en línea. Una socióloga preocupada por las amenazas de muerte y violación vistas en otros lugares declaró: “Tengo hijos, tengo miedo”, según se recoge en el artículo. La ausencia de invitaciones a actos académicos, intimidación, amenazas, falta de plataformas para alojar sus datos de investigación y negativas continuas de las revistas científicas para publicar sus artículos son una constante por lo que habían decidido “esconderse en las sombras”.

Por otra parte, quienes se situaban en la estela del transgenerismo y lo que se conoce como feminismo-trans-inclusivo, ridiculizaban la idea de que las investigadoras feministas no contaran con plataformas para su proyección profesional y admitían que “limitaban sus compromisos académicos a sus cámaras de eco y burbujas” donde “todos compartimos, básicamente las mismas perspectivas”, aseguró el editor de una revista.

Además muchas se sintieron incómodas ante la petición de que ofrecieran sus propias definiciones de sexo, género e identidad de género, a pesar de que sus investigaciones giraban en torno a este tema. Algunas reconocieron la falta de suficiente reflexión, otras hablaron de “la perpetuación de los daños” causados con las palabras a las personas identificadas como transgénero y para otro grupo la preocupación estaba relacionada con “sonar terfa”, o era una reacción al hecho de que “hay muy poca apertura a debatir ciertos temas difíciles a no ser que sea para tacharlos de transfóbicos”.

Daños personales

La doctora Laura Favaro declara haber realizado la investigación con una mentalidad abierta. Sin embargo, reflejar fielmente sus hallazgos, y su propia defensa de los fundamentos más básicos del feminismo enraizados en la distinción entre la realidad material del sexo –binario, observable e inmutable- y el género como constructo social moldeado por la cultura y asignado a cada uno de los dos sexos, ha tenido como resultado su cancelación como investigadora.

En una conversación con Crónica Libre desveló que rechazó una beca Juan de la Cierva en España para trasladarse al Reino Unido donde fue una pieza clave en el grupo que creó el Foro de Investigación sobre Género y Sexualidad de la City University cuando cursaba su doctorado en esta misma institución. 

Al despido por parte de la universidad londinense, el secuestro de los datos de su investigación, la cancelación de su correo electrónico institucional mediante el que se comunicaba con las personas participantes en el estudio se une el brusco deterioro de las buenas relaciones que mantenía con sus colegas.

Un crowfunding de 76.000 libras para los gastos legales

La demanda presentada, a la que aún no ha contestado la City University, se ha centrado en la discriminación, acoso y victimización conforme a la Ley de Igualdad s13 2010 (EqA 2010), despido improcedente conforme a la Ley de Derechos Laborales s98 1996 (ERA 1996) y perjuicio y despido por denuncia de irregularidades (whistleblowing) conforme a la ss47B y 103A ERA 1996.

El equipo legal que ha aceptado el caso de Laura Favaro está encabezado por Christopher Milsom y Peter Daly de Doyle Clayton quienes ya han obtenido rotundos éxitos en los tribunales con casos similares y aseguran encontrarse ante un caso sólido con buenas perspectivas. Para hacer frente a los gastos derivados de su defensa hay abierto un crowfunding en el que se han recaudado ya más de 76.000 libras.

Ataques públicos

Favaro también ha sido objeto de ataques públicos sin fundamento alguno. En respuesta a su artículo del Times Higher Education las redes sociales se llenaron de alabanzas por la brillantez, importancia y valentía del trabajo realizado, pero también de llamadas a que se retirara el artículo, se retrajeran los resultados de la investigación, se censurara a la investigadora y se acabase con su carrera.

Un profesor de City que se identifica como mujer trans tildó públicamente el artículo como un «ataque a las personas trans». Muchos otros, como la periodista Helen Joyce, declararon que esta reacción no hacía más que corroborar los resultados de Favaro. La socióloga española continúa su lucha por recuperar el acceso a sus entrevistas y por depositar la encuesta en el Archivo de Datos del Reino Unido. También tenía planificado lanzar en España su encuesta sobre sexo y género, condiciones laborales y censura en el mundo académico, ya que le “preocupa mucho” la situación en nuestro país, explica a Crónica Libre.

Maya Forstater, investigadora en el Centro para el Desarrollo Global./Foto: Blog de Maya Forstater.

Éxitos legales

El caso de Laura Favaro no es el único que ha llegado a los tribunales pero sí presenta algunas novedades en el ámbito jurídico. “Es la primera vez que se recurre a la ley de alertadores de irregularidades (whistleblowing) para abordar el fenómeno generalizado de casos de personas que sufren perjuicios por revelar información sobre la supresión ilegal de opiniones en torno al sexo y el género,” señalan desde su equipo de abogados.

En los últimos años, investigadoras y profesionales de prestigio han sido despedidas de universidades y entidades gubernamentales por defender sus opiniones críticas de género. Y los tribunales comienzan ya a dictar sentencias favorables en las que se constatan la discriminación, el abuso y la difamación sufridas por las feministas que se atreven a expresar sus opiniones en voz alta.

Maya Forstater perdió su trabajo por tuitear sobre las diferencias entre sexo y género

Precisamente, se acaba de hacer pública la sentencia del Tribunal Laboral tras la denuncia presentada por Maya Forstater, que perdió su trabajo en 2021 como investigadora visitante y experta en impuestos en el Centro para el Desarrollo Global tras tuitear y escribir sobre la diferencia entre sexo y género y las implicaciones de la autodeterminación de género para los derechos de las mujeres.

Aunque, originariamente, perdió el caso, la apelación posterior le ha dado la razón y ha condenado a esta organización a indemnizarla con 106.404 libras por lesiones a sus sentimientos y lucro cesante derivado de la pérdida de su empleo. El Tribunal ha considerado que sus opiniones están protegidas por la Ley de Igualdad británica y “no buscaban destruir los derechos de las personas trans”. Forstater contó con el mismo asesoramiento legal que trabaja en estos momentos con Laura Favaro.

Denise Fahmy, alta funcionaria del Consejo de las Artes de Inglaterra./Foto: Youtube

Otro éxito conseguido en los tribunales que se acaba de conocer es el de Denise Fahmy. Esta alta ejecutiva del Arts Council England (Consejo de las Artes de Inglaterra)  denunció el acoso sufrido desde abril de 2022 tras mostrarse crítica con la decisión de este organismo de calificar de “error” el apoyo otorgado a la LGB Alliance después de que el director adjunto calificara a esta organización benéfica de divisiva y antitrans y se mostrara favorable a retirar sus subvenciones.

Fahmy no se arredró y en una reunión a la que asistieron 400 miembros del Consejo, manifestó su apoyo a LGB Alliance, presentó una queja formal de parcialidad al presidente de este órgano y se quejó a la Secretaría de Estado de Cultura.

Campaña de acoso

Unas semanas más tarde, algunos colegas hicieron circular una petición a todo el personal contra Fahmy y cualquier otra persona crítica de género que se mantuvo durante 26 horas en la intranet y fue firmada por más de 100 personas. Los comentarios calificaban a LGB Alliance y a Denise Fahmy de parásitos y neonazis que necesitaban ser erradicados. Al ambiente tóxico en el trabajo se sumaron los mensajes recibidos por artistas, galeristas y directores que confesaban tener miedo.

Fahmy presentó una demanda para denunciar la discriminación institucional por parte de altos funcionarios contra cualquiera que asegure que el sexo biológico es real e importante y el cercenamiento de la libertad de expresión en las Artes así como el acoso al personal y a los autónomos, especialmente a las mujeres. Precisamente, esta semana la organización trans Mermaids ha perdido la demanda contra LGB Alliance a la que acusaba de transfobia por defender los derechos de lesbianas, gays y bisexuales e intentaba que fuera eliminada del listado de asociaciones benéficas británicas.

A sólo dieciséis semanas vista se encuentra el caso de la profesora Jo Phoenix que ha demandado a la Open University (OU) de Reino Unido por la campaña de acoso contra ella por sus opiniones sobre el silenciamiento del debate académico sobre el tema trans y la influencia de Stonewall en las universidades. Esta profesora de criminología e impulsora de la Red de Investigación Crítica de Género de la OU ha sido tildada de racista y tránsfoba mientras se le instaba a silenciar sus investigaciones y sus colegas firmaban cartas para que la universidad retirara la financiación de sus trabajos.

Cristina Prieto

Periodista e investigadora con más de treinta años de experiencia. Integrante del equipo español del Proyecto Monitoreo Global de Medios (GMMP), un estudio internacional para conocer la presencia de las mujeres en las noticias. Coautora del libro Nietas de la Memoria.