Hace unas semanas, un rabioso defensor de la postura de las “identidades de género” leyó uno de los artículos que he escrito sobre el denominado modelo afirmativo de género desde las disidencias trans. Al no encontrar los mismos argumentos de siempre, y ver que como persona trans no aplaudo, sino que incluso estoy en desacuerdo con ese modelo -porque considero que lo único que está haciendo es formar falsas narrativas y expectativas imposibles sobre la transición que dañan de manera directa a las personas trans o con disforia de género-, decidió que lo mejor que podía hacer era insultarme.
Pasemos por alto que no dio argumentos más que insultos y falsas dicotomías. “Es que eso lo dice LA ULTRADERECHA”, gritoneó muy orondo sin darse cuenta que ya he explicado que la corriente de las identidades de género es más cercana a la ultraderecha que cualquier postura crítica de género. Lo que nos interesa hoy es su idea fijada que no apoyar acríticamente la transición por decisión propia de jóvenes que se autodefinen como trans es contribuir al “genocidio trans”.
¿A qué se refieren con ello? ¿Qué es, dónde está ocurriendo dicho genocidio? Tal vez, como personas trans lo tendríamos que saber porque puede que nos afecte.
Genocidio: Suicidio, homicidio, dolor y muerte
Si quitamos la paja de sus respuestas (y de los inevitables ad hominem) señalan tres principales vertientes en donde esto está sucediendo:
1.- La falta de apoyo a las transiciones autodiagnosticadas porque ello -claman- causa el suicidio de jóvenes que no pueden transicionar. Este es el argumento que lo resumen con el amenazante “¿Quieres un/a hijo/a trans o una/o hija/o muerto/a?”.
2.- La “desmesurada” cantidad de homicidios de personas trans en todo el mundo, provocada por el “discurso de odio” de no aceptar y respetar las “identidades de género” de cada persona que transiciona.
3.- La falta de validación externa de personas trans y no aceptar sus pronombres o utilizar su “nombre muerto”, que provocan dolor y muerte.
Sin embargo, todos estos puntos parten de interpretaciones a conveniencia y una manera chantajista de presentar los datos, así como de querer envolver todo en un paquete maniqueo de “es lo que decimos nosotros o la muerte”, pero pocas cosas en la vida real son tan tajantes, si acaso hay alguna.
Revisemos punto por punto con calma…
1.- La falta de apoyo a las transiciones autodiagnosticadas porque ello -claman- causa el suicidio de jóvenes que no pueden transicionar
Este argumento se cae en cuanto se revisan las estadísticas de suicidios entre personas trans. Es verdad que hay un mayor índice de suicidios entre personas trans (y más acentuado en varones transicionados a lo femenino -popularmente llamados “mujeres trans”-), pero el demográfico que presenta una tendencia más pronunciada son las personas trans maduras, entre 35 a 50 años, que tuvieron una transición hormonal y/o quirúrgica diez, quince años antes.
La razón de ello puede establecerse en que no hubo establecimiento de expectativas racionales y realistas sobre la transición, problemas de salud no tratados provocados directamente por la transición como males hepáticos y hormonales y, no por ello menos importante, falta de oportunidades laborales, marginación económica y social. En total, porque hubo una transición sin seguimiento médico y psicológico, que es lo que los transactivistas hegemónicos piden precisamente: una transición por decisión propia y sin salvaguardas.
Por otro lado, sí hay una cantidad de suicidios entre personas jóvenes y adolescentes autoidentificadas como trans, pero son coherentes con los índices de personas de su edad, aunque no sean trans. En total, no es porque sean trans, sino por una falta de enfoque en la salud mental de los jóvenes. Si entendemos estos datos, lo que es imperativo es mantener una observación y tratamiento de los jóvenes en relación con su salud mental y si hay una transición, crear salvaguardas para tratar al paciente en sus problemas de salud fisiológica y mental, y precisamente no permitir las transiciones por autodeterminación.
2.- La “desmesurada” cantidad de homicidios de personas trans en todo el mundo, provocada por el “discurso de odio” de no aceptar y respetar las “identidades de género” de cada persona que transiciona.
Este argumento se basa en confiar que no se lean las estadísticas sobre asesinatos de personas trans. En Reino Unido no ha habido un solo asesinato de una persona trans en los últimos tres años. En Estados Unidos se reportaron 32 homicidios de personas trans en 2022, lo cual es el 0.000001% de la población trans en ese país, lo cual lo hace uno de los demográficos más seguros.
En contraste, en 2021, las mujeres alcanzaron un 20% en homicidio como causa de muerte en el mismo país, lo cual es alarmante. En países latinoamericanos el índice de homicidios a personas trans si es mayor (promediando un 18-21% de las causas de muerte), pero se compagina con los números de crímenes de odio por homofobia o racismo, de nuevo, entendiéndose que estos asesinatos no son provocados por ser trans per se, sino por la marginación social y económica.
Que quede claro que no estoy diciendo que alguna de estas muertes está justificada o que sirve para probar algo. Todas y cada una son una tragedia. Lo que afirmo es que es imperativo y necesario comprender las cifras y las estrategias para prevenir estas muertes, y que el argumento del “genocidio” se basa en mentiras y en hipersimplificar la realidad para presionar con chantajes emocionales.
Insistiré que la estadística repetida ad nauseam que las personas trans tenemos una expectativa de vida de 35 años se basa en un estudio en Brasil a finales de la década de los 90 que deja claro que esa estadística se debe a que la muestra era de personas que vivían en situación de prostitución, entendiéndose que la baja expectativa de vida se debía precisamente a esta razón: abuso sexual, marginación económica y social y falta de atención a la salud.
Tal vez por ello me indigna sobremanera que el transactivismo hegemónico pida garantías y regulación para que las personas trans podamos prostituirnos. Es, tal cual, proteger una de las principales causas de muertes trans.
3.- La falta de validación externa de personas trans y no aceptar sus pronombres o utilizar su “nombre muerto”, que provocan dolor y muerte.
Lo pondré de esta manera: si de verdad te afecta que terceras personas no te traten como tu quieres y que no te validen tu auto percepción, no necesitas transicionar sino urgente terapia psicológica o psiquiátrica. La única persona que te debe validación eres tú, y nadie más. Nadie está obligado a seguirte la corriente o creer lo que tú crees acerca de ti. De nuevo, lo que hace falta es una adecuada salvaguarda: si el no recibir el tratamiento que esperas de la gente que te rodea y te llena de tristeza o rabia y de pensamientos violentos hacia ti o terceras personas, tu problema no es la transición y debe ser abordado con urgencia por profesionales.
En total, me desconcierta que el transactivismo hegemónico use la carta de “las personas trans están muriendo” cuando ellos mismos apoyan precisamente todo lo que está causando las muertes de personas trans: autodiagnósticos, falta de salvaguardas y de un seguimiento adecuado de salud física y mental porque -insisten- eso solamente “patologiza” y “causa dolor” a los autodiagnosticados, que a la larga no tienen a quien recurrir si la transición va mal.
O que se hicieron de expectativas irreales basadas en presión de grupo y en los medios; apoyan el proxenetismo y la prostitución de personas trans bajo el pretexto que “la aprobación masculina los valida”, y no les interesa intentar buscar garantías a personas trans para trabajos dignos, capacitación laboral y apertura de espacios propios.
Con todo que el uso de la palabra “genocidio” se me hace irrespetuosa con las víctimas reales de genocidios en la historia (el Holocausto, el armenio, el ruandés), sobre todo entendiendo que una situación como ella no es ni siquiera comparable con lo que pasamos las personas trans en la actualidad, hay que dejar en claro que lo que el transactivismo hegemónico está buscando, con toda su superficialidad criminal, es precisamente lo que ha estado causando las muertes trans en los últimos años.
El enfoque afirmativo de género es criminal porque se basa en una falsedad: que el no satisfacer la disforia causa males emocionales y el hecho es que los habrá independientemente si se satisface o no porque eso mismo es lo que provoca la disforia.
Lo que hay que abordar no es la facilidad con la que las personas acceden a la transición, sino las condiciones laborales y educativas de las personas trans y crear organismos para superar la marginación económica, social y la discriminación por homofobia y racismo. Pero eso no parece importarles porque eso significaría que el mundo no es tan en blanco y negro como lo quieren hacer ver.