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Amianto, el enemigo en el cuartel

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Dos guardias civiles destinados en Mallorca denuncian la posible existencia de amianto en su cuartel y reciben como respuesta la apertura de un expediente disciplinario. Este es un material catalogado como cancerígeno por la OMS que provoca en torno a la mitad de las muertes por cáncer de origen laboral. No es la primera vez que se denuncia la existencia de asbestos en cuarteles –tanto de la Benemérita como del Ejército–, incluso el Ministerio de Defensa ha reconocido 77 muertes relacionadas con exposición a esta sustancia. Asociaciones del instituto armado y de militares han confiado a Crónica Libre su intención de estudiar una vía legal que les permita unir fuerzas en sus reivindicaciones para eliminar este tóxico.

Cuando la agente S. M. llegó a su nuevo destino en el cuartel de la Guardia Civil de Artà en la isla de Mallorca, en octubre de 2021, era de dominio público que había amianto en el edificio. Pero nadie había hecho nada ni lo hizo mientras ella estaba allí.

Un año más tarde, en septiembre de 2022, como delegada de la Asociación Independiente de la Guardia Civil  (IGC) solicitó a Riesgos Laborales del Cuerpo que se valorase si realmente era amianto lo que asomaba por la grietas.

Nunca obtuvo respuesta lo que sí recibieron, ella y su marido, J.P., destinado en el mismo cuartel, fue la apertura de expediente. Por consejo de su abogado y mientras el togado militar no emita sentencia sobre el caso abierto a un mando por acoso, prefieren que solo se publiquen sus iniciales.

Las fotografías que ha recopilado esta agente muestran –como puede verse en las imágenes que acompañan a este artículo– brechas en paredes y techo del cuartel en el que se sospechosas fibras cristalinas, polvo que se desprende directamente sobre las mesas de trabajo… Es precisamente cuando se liberan esas sustancias por el deterioro o la manipulación de los materiales que contienen el amianto cuando se hace peligroso. “Tapaban los agujeros pero volvían a surgir, como las raíces de un árbol que levanta la acera”, explica S.M.

Según consta en la web del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos: “Si los productos que contienen asbesto (amianto) son alterados, se liberan al aire fibras pequeñas de asbesto. Cuando se inhalan el polvillo de asbesto, estas pueden quedar en los pulmones y permanecer allí por largo tiempo. Con el tiempo, las fibras de asbesto acumuladas en los pulmones pueden provocar inflamación y cicatrización de tejido, lo cual puede afectar la respiración y causar problemas graves de salud”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) es tajante en su valoración sobre los efectos: “El asbesto causa cáncer de pulmón, laringe y ovario, mesotelioma (cáncer de pleura o peritoneo) y asbestosis (fibrosis pulmonar)”. Respecto a esto no hay exposición segura, una sola puede provocar la enfermedad que puede estar latente decenas de años.

En el cuartel de Artà nadie ha constatado que sea realmente lo que se ve entre los resquicios de las paredes del cuartel, pero como, relata Bochiká Bitata, abogado de los dos guardias civiles, hay muchas posibilidades de que sí lo sea. “Es un edificio de hace más de treinta años y entonces era habitual que se utilizase este material como aislante”, explica el letrado.

Bochiká, que ha estado tanto en el Ejército como en la Policía antes de ejercer como abogado, asegura que es una tónica habitual tomar medidas contra alguien que denuncia irregularidades. “Se aisla, expedienta…a quien se atreve a hacer frente a un superior o simplemente a señalar el mal estado de una instalación. Al ser una cadena de mando, se corta por el eslabón más débil. Deben de entender que al denunciar una deficiencia se está señalando al mando por ‘culpa in vigilando’, y no proteger a sus subordinados”, opina el letrado.

La apertura del expediente es la puntilla a una situación de acoso que se inició cuando el mando llegó al cuartel de Artà en febrero de 2022. “Nada más llegar empezaron los problemas. Es como tener el enemigo dentro. Hubo un mal ambiente desde el principio, luego todo fue cuesta abajo. Y está claro que se debe a problemas de índole personal porque si fuese de carácter profesional habrían tomado medidas, obviamente”, señala la guardia civil.

Una diana a la espalda

El mismo mando, abrió un expediente al marido de la guardia, por pedir la conciliación familiar. “Lo hizo a la par que la apertura del mío al enterarse que era mi pareja. De un disparo, hace dos dianas –añade la delegada de IGC–. Otros compañeros del cuartel nos dicen que llevamos una diana colgada a la espalda”.

El caso se ha llevado al togado militar por acoso. “Este mando ya había acosado a otra persona en el mismo cuartel pero no se atrevió a denunciar, con lo cual no hay constancia. Hay que ser muy valientes para hacerlo publico, como lo son mis clientes”, explica el abogado del matrimonio expedientado.

El letrado eleva el tono cuando se refiere al mando que hizo la vida imposible a S.M. y su marido. “Este señor va a su trabajo sin llevar uniforme, algo que obviamente no puede hacer. Es tal su convencimiento de que no va a pasarle nada que se permite saltarse las reglas tranquilamente”.

De baja psicológica

Una sensción de impunidad que el abogado asegura que es patente en su trato con los agentes a su cargo. “Hay gente sociópata que utiliza la ley de forma perversa frente a quien les ha hecho frente.  Las estructuras de la Guardia civil están envenenadas”, añade con la indignación de quien conoce desde dentro el funcionamiento de cuerpos.

“Una persona con nombre y apellido ha señalado a estas personas, a las que se les ha impedido solicitar traslados, se les ha negado la conciliación familiar, les pone en turnos diferentes y ellos que son de León y Madrid, y no tienen familia en las islas, pasaron meses sin verse. El mando puede alegar “necesidades de servicio”, aunque sabemos que no es verdad, y ante eso no cabe una respuesta jurídica.

Los dos guardias civiles están de baja psicológica por la presión que han sentido en los últimos años. “No les invitaron ni siquiera a la cena de Navidad, la gente por cobardía, apatía o indiferencia y aceptan que se les haga de menos, se les satanice por pedir condiciones laborales para todos los compañeros y el público que acude al cuartel”.

Veneno conocido

El riesgo para la salud del amianto ya se sabía desde 1920 y en 1960 ya se relacionó con el mesioteloma. Sin embargo, se siguió utilizando en construcciones, tuberías, techados, como aislante en muros, depósitos de agua e incluso en filtros de cigarrillos… En 2002, diez años más tarde que en otros países del entorno, se prohibió en España la “extracción, importación y colocación de amianto”.

“Yo no solo lo hago por mi seguridad, lo hago por mis compañeros y por los ciudadanos que acuden a ese cuartel, tienen derecho a hacerlo con seguridad. Lo que he hecho es hacer lo que nadie se atreve a hacer”, mantiene S.M.

Su abogado apunta a la falta de información y de coordinación con otras unidades. “Nos han llegado noticias de que en  Menorca hay depósitos de agua hechos de fibrocemento que almacena el agua de la que bebe el personal a diario”.

La agente destinada en Artá reconoce que ellos dos son “una avanzadilla” porque  tanto en el Ejército como en la Guardia civil hay miedo a señalar irregularidades lo que lleva convivir con la injusticia. “Hay mucho tabú para denunciar. Nosotros tenemos miedo, claro, pero también sabemos que tenemos que hacer algo”, explican ambos. Han estado un año y medio viviendo con mucha presión y como dicen “jugando con nuestra salud, física y mental”. De hecho los dos están de baja por causas psicológicas.

En el Ejército, también

La guardia civil expedientada del cuartel de Artà lleva en el cuerpo desde 2019. Antes estuvo diez años en el Ejército en unidad de guerra electrónica ligera. Nunca tuvo problemas hasta que llegó este mando al que han denunciado. Durante etapa como militar probablente convivió con instalaciones en mal estado en otros destinos porque en los cuarteles del todos los ejércitos y en los buques de la Marina son conocidas las denuncias por amianto. Incluso hay reconocimiento oficial de la muerte por enfermedades asociadas al asbestos.

De hecho, este es uno de los caballos de batalla de la Unión de Militares de Tropa (UMT). “Llevamos años reclamando datos del estado de las instalaciones en el aire, armada y en los buques. Se hacía construcciones habitualmente con este material, por desconocimiento o por lo que sea”, explica. Francisco Durán, vicepresidente de UMT.

Este militar cuenta que desde su organización han hablado con esta pareja que denunció el mal estado del cuartel de Artà. Adelanta a Crónica Libre que “tienen intención de estudiar” la manera legal de trabajar con las asociaciones de la guardia civil para colaborar. “En la Guardia Civil sí está reconocido el derecho a sindicarse. Pero en las Fuerzas Armadas está prohibido por ley. Así que debemos ver cómo se podría colaborar, si son asociaciones se podría buscar la forma”, advierte Durán.

El Ministerio de Defensa reconoció a finales de enero de este año 77 muertes en acto de servicio relacionadas con exposición a esta sustancia. Lo hizo en respuesta a una pregunta parlamentaria del  EH Bildu. En opinión de la UMT dista mucho de la realidad y que seguirá creciendo. «Hay en juego vidas. Mientras hablamos están trabajando en talleres de la Armada bajo techos de uralita, respirando polvo de fibrocemento”, advierte el vicepresidente de UMT.

  • En próximas entregas Crónica Libre ampliará datos sobre la existencia de amianto en instalaciones de los tres ejércitos y en otros edificios públicos.

Inma Muro

Periodista especializada en temas de denuncia social. Más venticinco años de trayectoria en medios de información general e investigación. Entre ellos las ediciones digital y en papel de la revista Interviú. Gabinetes de prensa, comunicación institucional y agencias de publicidad.