8M género
/

8M: Raíces de una rebelión contra el género

5 Min. lectura

“La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones perpetradas por el hombre contra la mujer, con el objetivo directo de establecer una tiranía absoluta sobre ella.” Esta afirmación se encuentra dentro del documento Declaración de Sentimientos y Resoluciones de Seneca Falls aprobado el 19 de julio de 1848 en el Estado de Nueva York, fecha y documento considerado como el inicio del movimiento Feminista organizado en EEUU.

La afirmación va seguida de un listado de 15 hechos que sustentan dicha afirmación y de los que entresaco los siguientes:

  • Nunca le ha permitido que la mujer disfrute del derecho inalienable del voto.
  • La ha obligado a acatar leyes en cuya elaboración no ha tenido participación alguna.
  • Habiéndola privado de este primer derecho como ciudadano, el del sufragio, y habiéndola dejado; por tanto, sin representación en las asambleas legislativas, la ha oprimido por todas partes.
  • Si está casada, la ha convertido en civilmente muerta, ante los ojos de la ley. En el contrato de matrimonio se le exige obediencia al marido, convirtiéndose éste, a todos los efectos, en su amo, ya que la ley le reconoce el derecho de privarle de libertad y someterla a castigos.
  • Ha monopolizado casi todos los empleos lucrativos y en aquéllos en los que se les permite acceder, las mujeres no reciben más que una remuneración misérrima
  • Le ha negado la oportunidad de recibir una educación completa, cerrándole el acceso a todas las universidades.
  • Él ha tratado por todos los medios posibles de destruir la confianza de las mujeres en sus propias capacidades, reduciendo su autoestima y conduciéndola a una vida dependiente y miserable.

Tras el incisivo y crítico listado, la Declaración continúa con 10 Reclamaciones que en el texto aparecen como «Decidimos«, y de los que también entresaco algunos:

  • Que la mujer es igual al hombre, (…) y que por el bien de la raza humana exige que sea reconocida como tal.
  • Que las mujeres de este país deben ser instruidas en las leyes vigentes, que no deben aceptar su degradación, manifestándose satisfechas con su situación o con su ignorancia y afirmando que gozan de todos los derechos a los cuales aspiran.
  • Que la mujer se ha mantenido satisfecha durante demasiado tiempo dentro de unos límites determinados que unas costumbres corrompidas y una tergiversada interpretación de las sagradas Escrituras han señalado para ella.

En 1848 había mujeres norteamericanas creando espacios de reivindicación política porque sabían que debían realizarse cambios muy profundos en las normas que regulaban las relaciones entre los sexos, normas que no estaban dispuestas a aceptar, y que años después las teóricas Feministas englobaron bajo el concepto de “género”.

Las armas intelectuales de la mujer para la reivindicación

Ese clima de rebelión no sólo se respiraba en EEUU. En Europa, donde la filosofía ilustrada había dado a la mujer, lo mismo que a los obreros o a los esclavos, unas armas intelectuales favorables para la reivindicación de una situación social más justa, la oposición a nuestra impuesta inferioridad por razones de sexo siempre estuvo latente, por mucho que la herramienta de ordenación social patriarcal más eficiente, el maldito género, se empleara a fondo en la domesticación en la “feminidad” de mujeres que deberían servir de ejemplo, como es el caso de la reina Victoria de Inglaterra (1837-1901), y estas son algunas de sus frases memorables que escribió en 1870:

«Dejad que las mujeres sean lo que Dios quiso: una buena compañera para el hombre, pero con deberes y vocaciones totalmente diferentes. Si las mujeres se “despojaran” de sí mismas al reclamar igualdad con los hombres, se convertirían en los seres más odiosos, paganos y repugnantes, y seguramente perecerían sin protección masculina».

Victoria de Inglaterra

Afortunadamente una coetánea suya americana, Elizabeth Cady Stanton (1815-1902), una de las firmantes de la Declaración, sabía pensar por sí misma y aplicar de forma brillante la inteligencia analítica, y en el discurso pronunciado en 1854 ante la Asamblea Legislativa del Estado de Nueva York, afirma:

«Lo que nosotras pedimos es el total reconocimiento de todos nuestros derechos como ciudadanas del Estado. Somos personas; somos ciudadanas nacidas libres; somos propietarias, contribuyentes; sin embargo se nos niega el ejercicio de nuestro derecho de voto (…) Reunimos todas las condiciones que requiere la Constitución para el votante, excepto el sexo».

Elizabeth Cady Stanton

Y en el discurso que pronuncia en 1860 ante la Asamblea Legislativa del Estado de Nueva York y que escribe en colaboración de Susan B. Anthony también afirma:

«¿Cuál de vosotros se da cuenta de la amarga humillación, de la refinada degradación a que están sometidas las mujeres (…) en esta segunda mitad del siglo XIX? (…) El prejuicio contra la gente de color (…) no es más fuerte que el que existe contra nuestro sexo. Se debe a la misma causa y se manifiesta de manera muy parecida (…) ahora que el varón negro tiene derecho a votar (…) se hace evidente que el prejuicio contra el sexo está más profundamente enraizado y más irracionalmente mantenido, que el que existe contra las personas de color».

Y los hechos le dieron la razón: La 15ª Enmienda de la Constitución dio a los hombres afroamericanos el derecho a votar en el año 1870. La 19ª Enmienda de la Constitución garantiza el derecho de la mujer al voto y fue aprobada en 1920.

Maldito género

El modelo Patriarcal, amparado por el maldito género, ha desarrollado un modelo de coexistencia entre los sexos, estableciendo una jerarquización asimétrica entre ellos, donde menores y mujeres están en situación de subordinación respecto a los varones y sufriendo una desigualdad inaceptable en sociedades que presumen de modernidad y progreso.

La Teoría Política Feminista tiene como objetivo revocar ese destructivo modelo de coexistencia y crear un modelo de convivencia basado en la Igualdad Efectiva entre los sexos. El objetivo con el que fue creado el constructo social del género era asegurar la imposibilidad de esa Igualdad Efectiva.

El Día Internacional de la Mujer es un día para reflexionar en cuántos países el listado de Hechos denunciados en 1948 en Séneca Falls aún sigue lacerando las vidas de menores y mujeres debido al hecho de que son hembras humanas: la situación de nuestras hermanas en Afganistán y en todos los países con conflictos bélicos es la más extrema.

Pero no hay un sólo país donde esa igualdad efectiva sea una realidad, y el número de mujeres prostituidas, violadas, acosadas, asesinadas, obligadas a casarse siendo menores e incluso niñitas, las mujeres sometidas a la ablación, las obligadas a gestar y a parir, los datos sobre la feminización de la pobreza, los que muestran la creciente brecha salarial y en las pensiones entre los sexos, no dejan lugar a dudas: existe una herramienta que sostiene y reproduce la segregación entre los sexos, y es el maldito género.

Los derechos de las mujeres siempre están en riesgo

Las teóricas y luchadoras Feministas que nos precedieron iniciaron la rebelión frente a la domesticación impuesta por el género que negaba a las mujeres la igualdad de Derechos, Oportunidades y Responsabilidades con sus compañeros, que las socializaba a ellas y a ellos en la creencia de que no valían lo mismo que un hombre, que eran material humano de segunda, porque “lo femenino” es así, frente a la excelencia de “lo masculino”.

Por eso, este 8 de Marzo de 2024 las mujeres Feministas integraremos las manifestaciones y los bloques abolicionistas, porque la rebelión contra el género y su conformismo con el mantenimiento de la socialización androcéntrica, la segregación sexista y la hegemonía androsexual es más necesaria que nunca, y porque el blindaje de los derechos basados en el sexo conseguidos por las mujeres siempre está en riesgo.

Puri Liétor

Puri Liétor es Psicóloga Sanitaria, activista feminista e integrante de la
Plataforma Autonómica Front Abolicionista-PV, de la plataforma Estatal
Confluencia del Movimiento Feminista y afiliada del Partido Feministas al
Congreso (PFAC).