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Agatha Christie y el 8M

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Agatha Christie lo explica siempre en sus novelas. Reunidos los sospechosos ante el investigador, nada se entiende si no se entiende la naturaleza humana. En política son importantes las buenas relaciones, son de hecho fundamentales para las negociaciones parlamentarias, pero si algo está claro es que las malas relaciones son determinantes para imposibilitar cualquier capacidad de hacer política. Somos humanos.

La complejidad de algunas cuestiones, el cuidadoso trabajo político que exige carecer de mayorías cómodas, la fragmentación parlamentaria, el desinterés de una opinión pública diligentemente convencida de que a los políticos solo les importan sus cosas de políticos, la trivialidad espesa como una atmósfera de humo, la creciente desigualdad que acota el pensamiento de tantos y tantas en siquiera superar el próximo obstáculo en la carrera de la precariedad… no son condiciones que vayan a desaparecer de repente.

Hay que hacer política aquí y ahora, encerrados también en el ajedrez preelectoral, con su overbooking de compromisos, sus dobles barajas y sus enfrentamientos internos dentro de los propios espacios partidistas… Es difícil estar a la altura de un listón creciente.

Y esta semana ni nos hemos acercado

La ley del ‘sólo sí es si’ requiere para empezar una firme voluntad de negociar y cerrar un acuerdo sobre la base de posiciones muy concretas, bastante técnicas sobre planteamientos permeables. No era imposible. No es imposible. Lo demás es mala fe.

Mala fe y la enorme irresponsabilidad de utilizar el feminismo para buscar trincheras, maximalismos, perfiles públicos, relatos electorales y muchos, muchos, eslóganes. Vale. Ahora ya está la tramitación en marcha. Se abre otro periodo de negociación como el que concienzudamente acabamos de desaprovechar. Sentémonos a negociar. Nadie ?pero nadie? puede entender que no sea así. No hay justificación política, ni social, ni jurídica para no hacerlo. Electoralmente sí.

Personalmente sí

La semana del 8M, la semana de la histórica lucha feminista que comprendió que ninguna lucha es individual, que todo es colectivo, que ninguna mujer que alcanza un puesto de responsabilidad importa si de alguna forma no es una conquista de todas, si no asume que forma parte de la transformación social que supone la plenitud de derechos en igualdad de todas y cada una de las personas sin importar las condiciones particulares que te ha asignado la cultura del privilegio y la sociedad de la desigualdad… Hemos estado muy por debajo de nuestras posibilidades.

Secretos, miserias, oscurantismo, ambición personal, cálculo electoral, egolatría, mala fe, mentiras y eslóganes… Hoy las mujeres somos menos y más pequeñas.

A cambio, en el acto institucional del 8M en el Congreso de los Diputados, algo de luz y esperanza por parte de la inteligencia generosa de María Emilia Casas, la primera mujer en presidir el Tribunal Constitucional.

Sí. Es verdad. Entre todas… Podemos hacerlo mucho mejor.