Aburridísimo y sin sustancia. Es el resumen del debate de perdedores que tuvo lugar ayer en TVE. Un debate que no moverá un solo voto. Pedro Sánchez, acaso aleccionado por la legión de asesores que tiene en Moncloa, renunció a la agresividad, incluso mala educación, que mostró en el debate con Alberto Núñez Feijóo. El líder del PP ganó el debate sin asistir.
Marca de la casa sanchista, las mentiras vertidas por el presidente Sánchez. “En febrero teníamos una inflación del 2%”, dijo el socialista, a sabiendas de la falsedad. La inflación por aquellas fechas, previas a la invasión rusa de Ucrania, estaba por encima del 7%. En concreto, en el 7,6%. Mérito sanchista. “Estamos multiplicando por cuatro el PIB”, cuando la realidad es que nuestro país está a la cola del crecimiento del PIB de los países de la Unión Europea. Momento estelar cuando el presidente afirmó que sola utiliza el Falcon para visitas oficiales. Confieso que me despertó por un momento. Era inevitable reír.
Yolanda Díaz se dedicó a polarizar con Santiago Abascal mientras el presidente del gobierno se limitaba a observar a su vicepresidenta. Y Xabier Fortes, ¡ay, Fortes!, resultó ser el cuarto gran colaborador en la victoria en ausencia de Núñez Feijóo, al denunciar que éste no había acudido al debate.
Ayer quedó claro ante toda la España que quiso ver el programa, que ninguno de los tres contendientes de ayer tiene un proyecto real para España. De ahí el infantil todos contra Feijóo. Qué error, Abascal. Aunque hace tiempo que te empecinas en él, visualizándose que haces mayor oposición al PP que al sanchismo. De ahí cómo te luce el pelo en las encuestas.
El debate, por otra parte, mostró la diferencia cualitativa y de credibilidad entre la TVE de Sánchez y Podemos (a través del Consejo de Informativos) y las televisiones privadas. A buen seguro que la audiencia de ayer fue muy inferior a la del cara a cara de Atresmedia. Seguir un tostón como el de ayer merece un reconocimiento.
Por cierto, para desazón del PSOE, Sumar y VOX, Whatsapp sufrió ayer una caída, de forma que los partidos estuvieron un tiempo sin enviar indicaciones a sus hooligans para embarrar las redes sociales. Se notó en Twitter. No había argumentarios, y por tanto reinaba, casi, el silencio. Alivio. Gracias, Whatsapp.
Hoy comienza un día en el que nadie recuerda el programa de TVE de ayer. Lo dicho, no moverá ni un solo voto. El debate de los perdedores.
