Sean sinceros ¿Han intentado alguna vez mantener un diálogo bienintencionado con los defensores de las llamadas “identidades de género” -lo que he dado por llamar el transactivismo hegemónico y mediático, que permea en todos los medios de comunicación y se vende embusteramente como la “ÚNICA VOZ VÁLIDA DE LAS PERSONA TRANS”- para poder entender bien sus posturas y argumentos? Es decir ¿Han intentado hacer preguntas que sienten válidas para poder entender bien sus posturas, esperando que algo que no hayan entendido bien se les aclare?
Entonces quizá ya se hayan dado cuenta que solamente hay dos vertientes por donde se va a ir esa conversación. O a) Se les va a someter a las mismas ideas tautológicas una y otra vez, y escucharán de forma reiterativa que todo es increíblemente complicado y no se les puede explicar más, dado que es muy difícil de explicar; que lo único que hay que hacer es aceptar lo que todo lo que las personas trans digamos y hagamos y nunca poner en pie de duda ello porque nosotros sabemos mejor.
O b) Ante cuestionamientos para tratar de comprender mejor, exponer dudas razonables y contrastar información de distintas posturas sobre el tema de transiciones e identidades, se les va a decir sin ambages que todo tipo de duda o cuestionamiento que conduzcan al debate o discusión de hechos o términos “es transfobia”.
El transactivismo hegemónico actual funciona como una secta religiosa
Si esto les parece extraño, no lo es tanto si entienden que el transactivismo hegemónico está aplicando el mismo libro de instrucciones que una religión. Los dogmas, misterios, tradiciones, rituales son difíciles de explicar al lego o fiel, y no se supone que los deba entender. Lo único que necesita es aceptarlos con fe que los hombres santos y/o los representantes de esa fe lo saben mejor. Y si hay preguntas de seguimiento, dudas o las explicaciones no parecen suficientes, se acalla al curioso con amenazas de que es un hereje y que de seguir en ese camino se le excomulgará.
No soy ni la primera ni la única persona trans – y puedo afirmar que tampoco seré la última- que ha señalado que el transactivismo hegemónico actual está funcionando como una secta religiosa. En el libro de Pepe Rodríguez “Tu hijo y las sectas” se marca una serie de diez características que identifican una secta. El transactivismo hegemónico cubre ocho de ellas:
1.- Se aglutinan alrededor de una doctrina que tiene elementos religiosos. Esta doctrina es la verdad absoluta y debe ser aceptada incondicionalmente para formar parte del grupo. En el caso del transactivismo, esto es la idea de que existe la “identidad de género”, que se implica es algo intrínseco e inmaterial en la persona y que es independiente del cuerpo, y que está presente desde antes del nacimiento, lo cual suena sospechosamente a un alma -la idea religiosa por antonomasia-.
2.- El transactivismo tiene una estructura totalitaria y teocrática. Sus slogans como “Las mujeres trans son mujeres” y “El género es identidad” son dogmas de fe religiosa que no pueden ni deben ser discutidos ni analizados bajo amenaza de violencia. No se puede diferir del dogma o hay penas de ostracización y acoso.
3.- Se les pide a los miembros que se distancien de lazos afectivos, de sus familias o amigos antes de aceptar la doctrina. Se les dice que consideren a los miembros del grupo su nueva familia, que los aceptará incondicionalmente. A las personas por transicionar se les dice que si su familia tiene preguntas o dudas -aunque sean válidas o razonables-, es porque su familia los quiere ver muertos.
4.- Por consiguiente, las únicas personas con las que se deben relacionar y que deben priorizar son las personas que son parte del grupo o que comparten la misma doctrina. Intelectual y socialmente solo pueden comunicar sus ideas, pensamientos y sentimientos a personas que pertenezcan al mismo sistema de creencias.
5.- Hay un control absoluto de la información a la que deben tener acceso. No se les puede permitir que lean, vean o escuchen información no sancionada por el grupo. Hay autores prohibidos que no deben leer, películas que no deben ver, personas que no deben escuchar, que alguien más analizó todo eso por ellos y que no deben ponerles atención porque les afectará a su fe y a sus convicciones, además de causarles dolor. También los demás miembros se estarán vigilando entre sí para detectar y denunciar divergencias ideológicas y acceso a material prohibido. En el caso del transactivismo está JK Rowling, como la figura más famosa, pero tienen listas de autores y libros a los que está prohibido acceder.
6.- Se establecen actividades exclusivas para los miembros del grupo para que no piensen ni recapaciten en las doctrinas. Estas actividades pueden ser auténticamente benéficas como reuniones, fiestas, creación de foros y grupos de ayuda, pero la idea subyacente es que mediante técnicas de manipulación se establezca que son un grupo cerrado y que única y solamente serán comprendidos y queridos y respetados dentro del grupo. Se inculca que toda falta dentro de las creencias del grupo causará la muerte de sus miembros. Esto se llama persuasión coercitiva.
7.- Se reitera que el grupo es odiado, perseguido y despreciado por la sociedad porque tiene la única verdad, y se señalan enemigos específicos, reales e imaginarios. Estos enemigos solo quieren la destrucción y la muerte de las personas del grupo. Se les pide a los miembros del grupo que actúen en contra de esos enemigos. El transactivismo se ha convencido que el feminismo radical y los movimientos de orgullo originales están en su contra porque no comparten sus doctrinas.
8.- Se realizan acciones de proselitismo para captar personas que estén en conflicto personal. Se crean grupos que estarán en lugares en donde la gente acuda a buscar respuestas y se enfocarán en personas insatisfechas, con conflictos emocionales o de personalidad y se les dirá que en la doctrina y con lo que le ofrecen tendrá paz y felicidad. El transactivismo hace esto primariamente vía sitios web, pero también se están ocupando escuelas y grupos de ayuda psicológica.
Las dos características restantes de una secta que no están de manera obvia en el transactivismo hegemónico se deben a su misma estructura. La más importante: no hay líderes, no hay figuras centrales. Sin embargo, hay figuras mediáticas, populares y a las que no se les puede cuestionar, y que reiteran las doctrinas públicamente y afirman de forma abierta que todo lo que discrepe a esas doctrinas es una amenaza y es herejía.
La otra: al no haber líderes centrales, no hay canalización de dinero a los mismos. Sin embargo, al ser uno de los dogmas que se debe gastar dinero “para ser uno mismo”, esto se dirige al creciente negocio de cirugías y medicamentos para transicionar. Si no gastan en ello entonces no se les considerará parte del grupo a la larga.
Y, por supuesto, todas las personas trans que estamos fuera de su sistema de creencias o que lo criticamos, somos traidores a la causa y se nos demoniza, cuestionando hasta nuestra humanidad. Nosotros vimos esto de primera mano, por ello podemos señalarlo.
Las personas más fanáticas de los dogmas identitarios de género suelen acusar a sus enemigos (incluyéndonos a las personas trans disidentes) como “sectarios”, pero lo cierto es que eso es pura luz de gas de su parte. Nosotros admitimos la divergencia de opiniones y le damos la bienvenida, pedimos pensamiento crítico ante las ideas feministas y LGB, no alejamos a nadie de su entorno social y familiar y aunque si señalamos la hostilidad de parte del transactivismo hegemónico hacia nosotros, podemos señalarlo puntualmente con ejemplos de acoso y violencia directa, no solo como una amenaza abstracta, existencial e imaginaria.
El transactivismo hegemónico actual es una secta en toda regla. Que quede claro.