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¿Quién teme a Najat el Hachmi?

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¿Quién puede temer a Najat el Hachmi, una escritora que se ha ganado a pulso, con su esfuerzo y con todos los elementos en su contra, un lugar en las letras españolas, tanto en catalán como en castellano? ¿Quién puede temer a una persona que expresa sus ideas con respeto, con lucidez y con comedimiento? ¿Quién puede temer a una mujer comprometida con el feminismo y con la causa de los más desfavorecidos? ¿Quién puede temer a una defensora del laicismo y de las causas justas? ¿Quién puede temer a una escritora que se ha manifestado contra las imposiciones tanto sexistas como religiosas?

Podría parecer que nadie con un poco de sentido común podría reprochar al alcalde Jaume Collboni haber elegido a Najat el Hachmi como pregonera de las Fiestas de la Mercè, unos días en los que la ciudad de Barcelona se zambulle en el bullicio y el alborozo, y que empieza con el famoso pregón, que cada año se encarga a una persona destacada.

Pues temen a Najat El Hachmi todos los enemigos de la libertad de expresión, por mucho que se desgañiten queriendo aparentar progresismo y tolerancia, y se arroguen la capacidad de decidir quien puede hablar y quien no en las tribunas públicas.

Le temen el Observatorio contra la Homofobia, la Unitat contra el Fascismo y el Racismo (UCFR), ACATHI y la Plataforma Trans Estatal que ya en julio cuando se hizo público el nombramiento sacaron un comunicado en el que consideraban “inadmisible” la elección de la escritora para hacer el pregón, y “exigía una rectificación” y abogaba “por unas fiestas amables y sin odio”, como si Najat el Hachmi odiara a alguien.

Le temen la CUP y ERC (Esquerra Republicana de Catalunya), entre las cuales se alza la voz de su diputada Najat Driouech, que se unieron al coro de las entidades antes mencionadas, partidos que se suben al carro porque creen que eso les dará votos y popularidad.

Le teme por mucho que lo disimule @_elizabethduval, quien con su condescendencia habitual pedía en eldiario.es que “pronuncie el pregón Najat el Hachmi, y ojalá poco a poco representen palabras como las suyas cada día a menos gente”. Salieron otras firmas de menor enjundia a criticar la elección, aunque también es verdad que algunos columnistas, como Quim Monzó o Sergi Pàmies salieron en su defensa.

Islamofobia y transfobia

También temen a Najat el Hachmi el Consejo Municipal LGTBI, que para que no nos olvidáramos, sacó el pasado 8 de septiembre un comunicado en el que de manera unánime muestran su “desacuerdo con la escritora como pregonera por su islamofobia y transfobia” palabras que como mantras repiten todos los grupos que conforman este Consejo Municipal, que está formado por las siguientes entidades: Fundació Enllaç, Gais Positius, Fundació Identitat per la Igualtat de Gènere, Casal Lambda, Plataforma d’Entitats LGTBI de Catalunya, Joves Ecosocialistes, Cambra LGTBI+, UGT, Panteras Grogues, Encara en Acció, Associació 17 de Maig, Stop Sida y Generación 02.

Como vemos, temen a Najat el Hachmi todos aquellos que no creen en la libertad de expresión, por mucha bandera arcoíris en la que se envuelvan, y que consideran que este derecho solo asiste a quienes se alineen con sus postulados.

Lucidez, capacidad analítica y fina ironía

Ni Najat el Hachmi es tránsfoba, ni islamófoba, ni odia a nadie, como bien puede comprobarse leyendo sus columnas, sus intervenciones en radio o sus novelas o ensayos. Criticar una ley, cuestionar unos conceptos, tener una mirada crítica sobre los diversos aspectos que como sociedad nos incumben es un derecho reconocido en la Constitución, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Najat tiene el mismo derecho a expresarse públicamente que cualquiera de estos colectivos tiene a criticarla.

Para disgusto de Elizabeth Duval, cada vez son más las personas que comparten los planteamientos y las reflexiones de Najat el Hachmi, por su lucidez, su capacidad analítica y su fina ironía.

Najat el Hachmi habla por todas nosotras, y allí estaremos el día 22 para escuchar su pregón y mostrarle que no está sola, que somos muchas, y que vamos a defender hasta la muerte su derecho a la palabra y su libertad de expresarse como le dicte su conciencia.

Juana Gallego

Profesora universitaria