No a la guerra
Manifestación en Madrid en contra de la invasión de Irak por parte de los Estados Unidos con el apoyo del gobierno español. Foto: Europa Press

21 años del ‘No a la guerra’, la manifestación global que demostró que los gobernantes se equivocan

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Dos millones de personas en Madrid, un millón y medio en Barcelona, otro millón más en Londres, medio millón en Sídney… y hasta tres millones en Roma, que entró en el Guinness como la mayor manifestación antibelicista de la historia. El 15 de febrero de 2003 fue un día de récords, millones de personas manifestándose en 600 ciudades diferentes, pero con un solo grito. Hoy, 21 años después, con la situación que se viven en otras zonas como Ucrania o Palestina, el mundo debería volver a unirse para gritar al unísono aquel «¡No a la guerra!» Quizá esta vez sirva de algo.

Fue la mayor movilización mundial de la historia, la primera protesta global. Se calcula que hasta 30 millones de ciudadanos en todo el mundo participaron en alguna concentración contra la inminente invasión de Irak por Estados Unidos y sus aliados. El mundo había sido testigo de la ocupación de Afganistán y estaba entrenado en pacíficas protestas en contra de las guerras. Al final resultó que el eje del mal del que habló George W. Bush, no pasaba por Irak, estaba dentro de la propia Casa Blanca.

No a la guerra
Millones de personas, miles de jóvenes, reclamando la paz al Gobierno de José María Aznar aquel 15 de febrero de 2003 para la historia. Foto: Europa Press

Tenía que justificar el presidente de Estados Unidos la acusación contra el gobierno de Sadam Hussein de tener vínculos con Al Qaeda y tener armas de destrucción masiva. Esta fue la gran mentira, la falacia que cambió la historia y el rumbo de la humanidad. La administración Bush creó un guión de película que vendió al mundo como si de una superproducción se tratara. Y lo hizo ni más ni menos que ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

«¿Qué podía hacer? Era mi presidente»

El 5 de febrero de 2003 (diez días antes de las manifestaciones), el hasta entonces impecable Colin Powell, jefe de la diplomacia de Estados Unidos, pronunció uno de los discursos, que por su trascendencia y estar basados en mentiras, han pasado a la historia como uno de los más bochornosos. A pesar de estar en contra de la invasión, Powell decidió aceptar las órdenes de su superior y subió a la tribuna de Naciones Unidas cargado de argumentos falsos, como lo eran todas las informaciones de inteligencia que fue enumerando una a una. Dicen que cuando le preguntaron a Powell por este episodio no le quedó otra que reconocerlo con la expresión: “¿Qué podía hacer? Era mi presidente”.

La mentira ya estaba extendida pero la jugada no era del todo perfecta. En el mundo se levantaron voces autorizadas asegurando que no existían tales armas de destrucción masiva. Las organizaciones pacifistas gritaron al mundo: ‘¡Mentira!’ Y millones y millones y millones de personas en todo el mundo les creímos. Y algunos gobiernos se opusieron activamente a la invasión: Francia, Bélgica, Alemania, Rusia, China…

Políticos y líderes sindicales, de la mano. De izquierda a derecha: Gaspar Llamazares, Cándido Méndez, José María Fidalgo y José Luis Rodríguez Zapatero en la manifestación en Madrid contra la invasión de Irak con el apoyo del gobierno del Partido Popular. Foto: Europa Press

«¡Estamos trabajando en ellllloooouuuu»

Por eso George W. Bush, posiblemente uno de los peores inquilinos de la Casa Blanca de la historia, tuvo que recurrir a sus aliados para contar con un respaldo internacional. Y España fue uno de ellos. Nuestro país formaba parte por entonces del Consejo de Seguridad de la ONU donde Colin Powell pronunció el que ha pasado a la historia como el discurso de la vergüenza.

El gobierno de José María Aznar, del Partido Popular, vio una buena manera de promocionarse que coqueteando con la primera potencia mundial. Estados Unidos le guiñó el ojo y Aznar se creyó un John Wayne, pero a lo Paco Martínez Soria porque Aznar no tenía ni pajolera idea de hablar inglés. A nadie se le olvida el famoso «¡Estamos trabajando en elloooouuu!», con ese patético acento que pronunció tras una reunión con Bush en su rancho tejano en la que, precisamente, el presidente del gobierno español le mostró su apoyo a la invasión de Irak.

No a la guerra
El actor Fernando Fernán-Gómez leyendo el manifiesto del ‘No a la guerra’ en la Puerta del Sol de Madrid. Foto: Europa Press.

El trío de las Azores, el cuarteto de la guerra

El 15 de marzo de 2003, un mes después de las manifestaciones a las que Estados Unidos y sus aliados, como el gobierno español del Partido Popular, hicieron oídos sordos se produjo la foto de la vergüenza: la de la Cumbre de las Azores. Se llamó el El trío de las Azores, pero realmente deberían ser conocidos como El cuarteto de la guerra porque no eran tres, sino cuatro sus protagonistas.

George W. Bush reunió a sus máximos socios europeos en la isla portuguesa. Junto al presidente de Estados Unidos posaron Tony Blair, líder de Reino Unido; José María Aznar, presidente del gobierno de España; y José Manuel Durao Barroso, jefe del Ejecutivo de Portugal y, por entonces, presidente de la Comisión Europea.

Con el tiempo, Durao Barroso confesó dos cosas fundamentales en esta triste historia bélica: haberse sentido engañado porque le enseñaron documentos falsos; y que fue José María Aznar quien más le insistió de la necesidad imperiosa de celebrar esa cumbre. Parece, por tanto, que no mentían aquellas pancartas que inundaban las calles de las ciudades españolas (y que ilustran este artículo) en las que se podía leer: «Aznar, lameculos de Bush«. El cartel, obra de la revista satírica El jueves, incluía el reivindicativo lema: «¡No a la guerra!«

El primer ministro del Reino Unido, Tony Blair pidió “perdón” por los “errores” cometidos al apoyar aquella invasión -y, por tanto, la guerra- admitiendo además que esta operación bélica impulsó el Estado Islámico. «Pido perdón porque la información de la inteligencia que se recibió estaba equivocada porque, aunque Sadam Husein había usado armas químicas extensivamente contra su propia gente y otros, el programa no existía en la forma en que pensamos”, dijo Blair en una entrevista en la CNN en 2016.

No a la guerra
Nadie de los presentes en aquella manifestación pacifista ha podido olvidar lo que se vivió ahora hace 21 años. Foto: Archivo Europa Press

Tony Blair ha pedido perdón. Aznar, nunca

A pesar de la insistencia de los medios de comunicación, Aznar nunca pidió perdón por las 900.000 vidas que se llevó la guerra de Irak. No, no existían armas de destrucción masiva. Los españoles, (como en el mundo) estaban convencido de ello. Por eso salieron a la calle en masa. La historia ha demostrado que el pueblo tenía razón, los gobernantes estaban equivocados.

Una lección que deberían aprender los políticos, especialmente en este momento en el que tantos ciudadanos salen a protestar a la calle en defensa de sus derechos. En 2003 el gobierno de España hizo oídos sordos ante millones de ciudadanos y hay que ver la barbarie que hemos vivido. Veintinueve días después de este grito unísono e histórico comenzó la guerra.

David Arnanz

Periodista y guionista. Más de 20 años en prensa, radio y televisión. Empezó su carrera en Radio Nacional y desde entonces ha trabajado, entre otros, en Antena 3, Telemadrid, La Sexta, Telecinco o interviú. 'La realidad es un rompecabezas y yo intento que encajen las piezas' es el lema que ha marcado su trayectoria.