El antropólogo cultural y escritor, Iñaki Domínguez. Foto: Jeosm

Iñaki Domínguez: “El pijo malo siempre me pareció una figura anómala y fascinante por las contradicciones que encierra”

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Iñaki Domínguez es antropólogo cultural y un escritor algo canalla. Como estudioso investiga la subcultura del llamado macarrismo y la delincuencia que le rodea. No duda en penetrar en todo tipo de ambientes y conocer así las historias más impactantes. En todo este submundo hay un personaje que le llama especialmente la atención, y se trata del pijo malo. Para él, esta figura empezó siendo anómala, pero pronto se dio cuenta de que es “recurrente en la historia occidental”. Esto es algo que Domínguez pone de relieve en los primeros capítulos de su último libro, La verdadera historia de la Panda del Moco. Crónica Libre charla con este carismático escritor para que nos explique por qué nos gustan los malos.

¿Qué te lleva a profundizar en la historia de la Panda del Moco y a escribir este libro?

La fascinación que ejerció sobre mí esta banda de chavales pijos malos de los ochenta cuando me topé con ellos en la investigación para mi libro “Macarras interseculares”. De hecho, el arquetipo del pijo malo ya me fascinaba antes de oír hablar de ellos por primera vez. Fue a causa de ese interés que di con la legendaria banda.

Sé que te sumerges de alguna manera en la materia en la que basas tus libros, de un modo un poco “gonzo”, ¿Cómo has preparado el libro esta vez? ¿alguna anécdota que nos puedas contar de tus entrevistas o encuentros?

Lo cierto es que pude escribir este libro tras hacerme muy amigo de Loic Veillard, el Francés, que es todo un personaje. Él fue uno de los Mocos más famosos y sigue en activo. Está metido en todo tipo de asuntos turbios y se relaciona con multitud de maleantes, abogados corruptos, clanes gitanos, etc.

¿Cómo era la sociedad de la Transición española y el mundo pijo de los años reflejados en tu libro?

Esos años representan un tiempo de cambio, como es natural. Los pijos entonces se encuentran un poco desubicados, puesto que temen perder los numerosos privilegios de los que gozaban con el franquismo. Es por ello que muchos de ellos se preparan para combatir en las calles contra los macarras y sujetos de barrios obreros; gente que ellos toman como enemigos. La Panda del Moco serán, pues, unos pijos gamberros diestros en full contact que sabrán hacerse respetar, y que, incluso, aterrorizarán a muchos.

¿Es verdad entonces que los pijos malos aterrorizaban Madrid? ¿De qué manera? ¿Por qué daban tanto miedo?

Eran pegones y corajudos. Como cualquier pandilla o banda famosa de la ciudad, eran un grupo all star de malos: varios excelentes y atrevidos luchadores callejeros que reafirmaban su identidad a través de la violencia. De ahí, que diesen tanto miedo a muchos.

¿Qué lleva a los pijos a convertirse en delincuentes?

Hay una constelación de razones. La primera es que muchos son ovejas negras, chivos expiatorios en el seno de sus propias familias, que, a pesar de ser adineradas, están desestructuradas y son muy problemáticas. Luego está la necesidad de escapar a un destino ya establecido con antelación, cosa que no ocurre a personas con menos recursos. En estratos menores cada cual elige lo que quiere o puede hacer en la vida. En el caso de la persona muy pija, esta ha de cumplir con una cierta tradición familiar, dar continuidad a un negocio, etc. Del resto de razones hablo en el texto.

Les echaban de los mejores colegios, vestían bien, y eran duchos en artes marciales, ¿qué más diferenciaba a los pijos malos?

Robaban, delinquían, iban a los barrios pobres a pegarse con los “macarras”. Fueron algunos de los primeros pijos en defenderse de las agresiones y robos de personas más desfavorecidas. A diferencia de otros pijos, trataban a macarras y gitanos, de tú a tú. Digamos que esa fue su gran “innovación”.

¿Contra qué tribus se enfrentaban los pijos malos y cómo salían parados?

Salían muy bien parados de sus peleas con punkis, quinquis, heavies o rockers. Los rockers, por ejemplo, eran muy temidos en aquellos años, pero la Panda del Moco dio buenas palizas a más de uno de sus rockers y pandillas famosas.

¿En qué ámbitos de la delincuencia se movían mejor los pijos malos de tu libro? ¿Qué fechorías les gustaban más?

Robaban coches y los tiraban por barrancos o los quemaban, robaban en casas, salían todos desnudos por la ciudad montados en sus motos… Se dice que algunos de ellos también daban palizas por encargo o hacían cobros. Otros se metieron en el trapicheo, la extorsión de menores y acabaron muy mal, drogodependientes, convictos, muertos, etc.

¿Hay alguna “movida” en la que hayan estado envueltos los pijos malos que te haya impactado mucho?

Hay muchas. Una de las más famosas tuvo lugar en la puerta del Pachá, cuando plantaron cara a unos macarras del Caravelle, discoteca de clase obrera que años después se convirtió en la Sala But.

¿Hay nombres propios que destaquen en tu libro?

Los más conocidos eran el Judío, el Francés, el Italiano, Pablo Full, etc. Eran los más valientes y mejores luchadores. El Judío, que no provenía del mundo pijo, era considerado por muchos el líder de la banda (o de ese grupo de jóvenes conocidos como la Panda o Banda del Moco).

¿Han podido “redimirse” los pijos malos o no tienen posibilidad de salvación?

Muchos de ellos se redimieron. De hecho, muchos de ellos lo tenían más fácil, puesto que podían recurrir a su familia, recursos económicos, enchufes, etc. Pero otros o murieron o siguieron delinquiendo. Algunos parecen ser adictos a la adrenalina y han seguido metidos en el mundo de lo ilegal, el Francés siendo uno de ellos. El Judío parece, también haber seguido ese camino.

¿Sigue habiendo en la actualidad pijos malos? ¿Con qué tribu o personajes actuales los equipararías?

Siempre ha habido y habrá pijos malos. Hoy hay pocas tribus, pero los pijos malos siguen haciendo de las suyas.

Dejamos a Iñaki Domínguez preparando próximas aventuras editoriales “macarras”. Si queréis pasarlo bien, y sentir lo que es estar dentro de un grupo de poderosos pijos malos, todos corriendo a las librerías a por La verdadera historia de la Panda del Moco. Diversión y hostias como panes a partes iguales.

Mónica Nion

Periodista. Guionista. Educadora Social. Llevo 20 años trabajando en comunicación, con contenidos y formatos, entrevistas y eventos... Y lo que haga falta. La información es poder...