El mundo del vino vive una revolución constante que involucra de igual manera a las pequeñas y a las grandes denominaciones de origen. Cada día descubrimos vinos sorprendentes, que son el fruto del esfuerzo y valentía de viticultores con grandes sueños y mucha fuerza de voluntad. Hace unos días, en un magnífico restaurante de Madrid que se llama Alabaster, hemos sido testigos de la puesta de largo de una bodega que pocos conocían, Bodegas Buezo, de la D.O. Arlanza, zona vinícola cuyo nombre tampoco resulta familiar a la gran mayoría de consumidores. Pues la sorpresa ha sido muy grata y el descubrimiento nos ha dejado boquiabiertos.
La D.O. Arlanza se encuentra en la zona alta de la Ribera del Duero, entre las provincias de Burgos y Palencia. Una zona que, por las condiciones climáticas y características de la tierra, no es lo que se dice fácil para cultivar uva.
Estas dificultades son las que han llevado durante las últimas décadas a muchos propietarios a arrancar las viñas que existían allí desde siempre y sustituirlas por cultivos más rentables, como los cereales. No es extraño, es algo que ha pasado y pasa todavía en muchas regiones de Europa. Menos mal que la tendencia actual del mercado ha cambiado, influenciada por el gusto de un consumidor que se ha vuelto más exigente y, al mismo tiempo, con más predisposición a gastar más para obtener más placer.
Poca uva para vinos con más personalidad
Gracias a esto, las bodegas pueden apostar por producciones más escasas de las que salen vinos mucho más interesantes. Los fundadores de Bodegas Buezo tuvieron mucha visión de futuro porqué su apuesta fue de las más atrevidas. En 2001 decidieron plantar viñedos en una zona donde el clima y la altitud –de 800 a 900 metros sobre el nivel del mar- no permiten que la vid tenga una producción abundante. El resultado es: poca uva para vinos con más personalidad.
Pero su atrevimiento –alguien les habrá llamado locos– no termina aquí. Los de Buezo decidieron desde el principio que sus vinos saldrían al mercado después de un tiempo de guarda tan largo que pocas bodegas pueden permitirse. Por varias razones, principalmente porque elaboran un vino que aguanta 17 años en bodega. Eso no es nada fácil y no todo el mundo puede permitirse tener tanto capital inmovilizado durante tanto tiempo ¡Heroísmo puro!
Los vinos de Buezo que salen a la venta ahora son todos de la añada 2005. Sí, llevan 17 años en la bodega y tienen unos precios increíblemente buenos. Una sorpresa detrás de otra y todo un descubrimiento.
Desde el Tempranillo Reserva 2005, redondo y fino, con una frescura y una acidez perfectas que abren boca e invitan a comer; al Buezo Varietales Reserva 2005, estructurado y limpio, complejo en nariz y potente en boca, que invita al acompañamiento con multitud de platos contundentes, grasos y hasta picantes.
Un discurso aparte merece Buezo Petit Verdot 2005, todo un logro porque la uva Petit Verdot es una variedad que agradece climas más suaves. El resultado es un vino cautivador, con una nariz llena de matices: fruta, especias, hasta tabaco fino… En el paso por boca es potente y elegante y resulta larguísimo con un recuerdo amable.
El Buezo Nattan Reserva 2005 es la joya de la corona de esta colección. Pocas botellas que prometen aumentar de valor. Es un vino seco y opulento, estructurado y potente al mismo tiempo que equilibrado en nariz y con aromas a fruta negra, tostados y tabaco. Pide platos fuertes: carnes, guisos, quesos azules, caza y picantes.
Pero lo más increíble resultan ser los precios, que van desde los 18 a los 25 euros. Para vinos de esta edad y nivel estamos hablando de verdaderos chollos.
La bodega cuenta, además, con el Restaurante Buezo, al frente del cual está el chef Javier Corral; un wine bar; un club para eventos privados y una biblioteca.
Un bonito proyecto, que ayudará a poner en el mapa una zona vinícola con mucho potencial. Enhorabuena a las Bodegas Buezo y ¡larga vida a los viticultores valientes!