PRESENTACION DE LA PELICULA LA BUSQUEDA CON NICOLAS CAGE Europa Press / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 07/12/2004

Nicolas Cage: ¿Es buen o mal actor?

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Nicolas Cage tiene casi 60 años y empezó a actuar con tan solo 20. Es desmedido, polémico, con películas muy aclamadas y películas más que olvidables, pero tiene un Oscar, que no es fácil de ganar. Cómo avancé en el artículo sobre la crítica de su última película, Renfield, a día de hoy, y con una carrera de 40 años a sus espaldas, se sigue debatiendo si es buen o mal actor. En este artículo intentaremos esclarecer esta pregunta y conoceremos hechos íntimos del intérprete que afectaron a su carrera.

Nicolas Cage nació bajo el nombre Nicolas Coppola y sí, es sobrino del popular director Francis Ford Coppola (que, curiosamente, dirigió la versión moderna de Drácula más aclamada hasta la fecha, aunque su sobrino no sale en ella).

Nicolas no quería que se pensara que llegaría a algo por nepotismo y por eso cambió su apellido. Como gran fan de los comics de superhéroes (recuerden este dato para más adelante) sacó su apellido artístico del superhéroe de Marvel Luke Cage. Pero, a pesar de querer huir del nepotismo acabó cayendo en él de lleno, dado que 3 de sus primeras como secundario películas fueron de su tío: La ley de la calle, Cotton Club y Peggy Sue se casó.

Puliendo su método expresionista de interpretación

Por su manera de actuar exagerada, poniendo especial atención no solo a lo que se sino también en cómo lo dice, Cage fue un gran estudioso de la historia del cine y el expresionismo alemán de los años 20 es la etapa en la que más ha basado su método de actuación, muy corporal, muy desmedida pero no exagerada, aunque a veces no lo consiga.

En esta etapa de inicio, sus interpretaciones dependerán mucho del director con el que se encuentre, dado que Cage no controlaba su método del todo, y directores como su tío o como David Lynch en Corazón salvaje supieron controlarle.

Aun así, su popularidad fue creciendo y tuvo la gran suerte de dar con muy buenos guiones que le ponían camino a la cima cada vez más. Películas aclamadas por la crítica y el público como Hechizo de luna, Arizona Baby o Tess y su guardaespaldas hacía que fuera encadenando éxitos de presupuesto modesto donde estaba apoyado por coprotagonistas que gozaban de gran popularidad en ese momento.

Pero, sin duda, la película más recordada hoy día gracias a los memes de internet es Besos de Vampiro, su papel más sobreactuado y desmedido, precisamente, porque se lo podía permitir. Antes de Renfield, Cage ya interpretó a una persona normal que, poco a poco, se va convirtiendo en vampiro.

El punto más álgido de Nicolas Cage

Pero en 1995 su vida cambió. Tomó un papel que, perfectamente podría haber sido un despropósito y, en las buenas manos del director Mike Figgis hizo que todo estuviera en la medida perfecta. Cage interpretó a un hombre sin motivaciones que decide ir a Las Vegas para morir bebiendo, pero se enamorará de una prostituta que le hace reflexionar. Su papel en Leaving las Vegas le valió su único Oscar. Cage había aprendido a controlar su método y entró en su segunda fase, la que más beneficios le trajo laboralmente pero que, a la vez, la que más le apagó.

Con su Oscar en las manos, Nicolas Cage era un actor de primer nivel y uno de los más codiciados del momento. Su nombre era sinónimo de taquillazo, y así películas como La Roca, Con Air, City of Angels, Asesinato en 8mm, Snake Eyes, Family Man o 60 segundos se convirtieron en grandes éxitos de taquilla. Los 90 fueron suyos.

Solo hay un denominador común en todos los films que he dicho anteriormente: Cage no sobreactúa. Parece que cuanto más dinero movía en taquilla más obligado era por Hollywood a contenerse, a actuar de manera comedida, muy ligado de pies y manos a la actuación que él realmente hubiera querido hacer. Eran películas que triunfaban por sus guiones, efectos especiales, tramas, explosiones…pero donde la imagen de Cage no era destacada en ningún momento.

Tan solo una excepción en esa época, una de sus películas más delirantes y famosas: Cara a cara (Face off). Ahí encontramos a Cage en todo su esplendor porque ese film se lo permitía y hacía el contrapunto perfecto del personaje de Travolta, que era el sufridor principal. Cuanto más famoso era y mayores films hacía, más se diluía su fama.

El momento en el Nicolas Cage perdió la cabeza

Cage tenía, en esa época, muchísimo dinero, y eso hizo que su cabeza hiciera que se perdiera entre tanto billete verde y es cuando empezó a malgastar. Para que lo sepan, compró, entre muchas otras cosas, varias casas, una isla, un castillo medieval y un segundo castillo, un tiburón, dos cabezas humanas supuestamente reducidas por los jíbaros, una tumba, un pulpo gigante, un cocodrilo, una casa encantada, varios coches, un jet privado, dos cobras, un cráneo de dinosaurio y diversos primeros números de sus cómics favoritos muy caros. Más de 150 millones de dólares gastados.

Mucho comprar, mucho gastar pero cero pagar impuestos, así que hacienda no tuvo piedad con el actor y en 2009 saltó la noticia de la gran ultra millonaria deuda que tenía al fisco americano. A esto hay que sumarle que los proyectos que hizo a mediados de los 2000 fueron un fracaso tras otro. A saber, El motorista fantasma, Next, Wicker Man, Señales del futuro, EL Pacto o Teniente Corrupto.

Tan solo se salva de esa época la primera parte de la entretenida La Búsqueda, que vino a presentar a España, pero eso fue una flor en un campo quemado. Este éxito dio pie a una segunda parte que fracasó y no hubo tercera.

Nicolas Cage presentando la película La Búsqueda, en 2004. Foto: Europa Press

La etapa más oscura de Nicolas Cage

Con grandes deudas y cada vez menos ofertas buenas, Cage entra en su fase 3, la más oscura, una caída de que le costó más de 10 años resurgir. Entre esos títulos citados anteriormente hasta la actual Renfield, Nicolas Cage no ha desaparecido, sino que ha hecho un total de más de 50 películas, de las cuales la mayoría de ellas no hemos oído nunca hablar. Cage cogía cualquier cosa porque necesitaba trabajar para pagar deudas y sus oportunidades de buenos papeles se esfumaban.

Aquí la pregunta de si es buen actor deja de tener sentido porque vemos a un Cage rutinario, que no se trabaja los papeles porque sabe que muchas de ellos no llegarán a ningún sitio. Es como el típico trabajo que solemos coger cuando nos va mal y lo hacemos sin implicarnos al 100%. Él mismo ha aceptado todo esto y ha admitido que, además de todo lo que ya tenía, tuvo que ingresar a su madre en una institución mental que le costaba una fortuna.

El fin de las deudas, el renacer de Cage

Pero, de repente, en bueno de Nicolas Cage hace público que ha acabado de pagar sus deudas. Su imagen está ya muy dañada y Hollywood no le quiere (ni él quiere a ese Hollywood que tanto le encorseta interpretativamente) pero ya puede hacer algo que antes, por la presión, no podía hacer: seleccionar mejor los papeles y hacer los proyectos en los que cree.

Así, a partir de 2018, Cage hace menos películas pero mejores. No son grades estrenos de Hollywood pero tampoco son películas de serie B directas a videoclub, como diríamos antaño, pero ahí sí tiene la motivación de volver a actuar. Con directores menos conocidos pero con gran intuición, el actor vuelve a pactar hasta dónde desmedir sus personajes que le motivan, y en los últimos años nos ha ofrecido películas tan interesantes como Mamá y papá, Colour out of space, Mandy, Pig o la actual Renfield, con la que vuelve a encabezar una gran superproducción.

Incluso, hasta se permite autoparodiarse y hacer autoevaluación de su carrera interpretándose a sí mismo en la muy entretenida El peso del talento. Poco a poco, Cage vuelve a brillar, y es cuestión de tiempo que lo volvamos a ver finalista al Oscar, entre otras cosas.

Nicolas Cage en la presentación de El peso del talento. Foto: Ron Adar/SOPA Images via ZUMA Press Wire/dpa Ron Adar/SOPA Images via ZUMA Pr / DPA

Los amores de Nicolas Cage

En el terreno personal, las idas y venidas amorosas también han afectado mucho al actor. En su etapa de esplendor, le vimos dar un beso antes de recoger su Oscar a su primera mujer, la también oscarizada actriz Patricia Arquette, con la que formó una de las parejas más sólidas de los años noventa. Cuando los problemas de Cage empezaron, el amor se fue por la ventana y se divorciaron en 2001.

Sorprende que su siguiente matrimonio fuera con, nada más y nada menos, la hija de Elvis, la recientemente desaparecida Lisa Marie Presley. Estuvieron casados dos años, pero Cage ya se encontraba en sus momentos bajos y de muchas deudas, que, junto a la supuesta inestabilidad emocional que siempre ha perseguido a la hija del cantante, hizo que fuera una relación explosiva emocionalmente. Se acabaron divorciando de forma amistosa.

Cage se divorció dos veces más, en total, 4 veces. Su siguiente relación duró, también, dos años y fue con una camarera con la que tuvo un hijo al que llamaron Kal-El, el nombre auténtico de Superman en los comics, dejando claro una vez más el fanatismo por el mundo de los superhéroes. Y su cuarto matrimonio duró nada más y nada menos que unos días. Él y una maquilladora se casaron en Las Vegas para divorciarse de forma express. En este caso y sin estar confirmado, lo que pasó en Las Vegas no se quedó en las Vegas.

Desde 2021 y con el actor emocionalmente y económicamente ya equilibrado, está casado (por quinta vez ya) con una chica de origen japonés, con la que ha sido padre a los 58 años de su tercera hija.

¿Es Nicolas Cage buen o mal actor?

En resumen y volviendo a la pregunta inicial, ¿Nicolas Cage es buen o mal actor? Pues, coincidiendo con diversos críticos y youtubers especializados en cine, es las dos cosas. Le costó años ajustar su método y, cuando lo consiguió, Hollywood le cortó la alas y lo enconrsetó. Cuando quiso salir de ahí entró en su gran crisis y justo ahora estamos volviendo a ver al Cage del principio, desatado pero con la madurez de saber hasta dónde exagerar.

Es un actor con un abanico interpretativo tan grande, que por eso es fácil que se vaya de madre y no guste al público, pero, con un buen director, con una etapa de estabilidad emocional y un buen guion, Cage hace magia. Lo importante en esta industria es no pasar desapercibido y Nicolas Cage lleva 40 años dividiendo la opinión y eso es bueno. Tiene a su favor que mucha gente joven sabe quién es. Oiremos hablar mucho más de él

Richard Pena

Actor, guionista y comunicador. Crítico de cine y series en Crónica Libre.