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De ‘La Clave’ a ‘Sálvame’, la involución de los programas televisivos de referencia de la izquierda

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Telecinco anunció la retirada del programa del corazón Sálvame. Audiencias y analistas coinciden en que se debe al sesgo progresista del programa y expresan su preocupación. Que los referentes televisivos de la izquierda hayan pasado de ser La Clave o La bola de cristal a Sálvame, es una muestra de la involución mediática y política que estamos viviendo.

El pasado jueves, 11 de mayo Telecinco anunciaba el fin del programa Sálvame, donde se comenta la actualidad del mundo del corazón y de los personajes más populares del país con un equipo de colaboradores. Sálvame se emitía desde marzo de 2009 y su emisión terminaría el próximo 23 de junio. Será Ana Rosa Quintana quien se haga cargo del contenido en ese horario.

Sálvame como bandera de la izquierda

Parece que Sálvame, y especialmente su presentador, Jorge Javier Vázquez, habían trufado un programa del corazón de algunos comentarios o guiños a la izquierda. De hecho, Vázquez se había hecho significado públicamente como persona progresista. No vamos a discutir lo oportuno de que, bajo cualquier formato, se puedan transmitir gestos o contenidos de izquierda en un panorama mediático, y el televisivo más, caracterizado por el predominio conservador. Lo curioso es que las reacciones, desde esa misma izquierda, han sido las de una ciudadanía y una intelectualidad que parecía asumir que la bandera que nos quedaba era Sálvame.

El programa ‘La Clave’, dirigido y presentado por José Luis Balbín, se emitió en el UHF de Televisión Española, lo que hoy es La 2, desde 1976 hasta 1985.

«Ni rojos ni maricones»

“La caída de Sálvame es una historia sobre la soberanía de los medios de comunicación y de cómo el poder no entiende de patrias. Si hay que entregárselo a los italianos y a los franceses para garantizar que los rojos queden fuera del control, no habrá problema. En el fondo es todo muy sencillo: ni rojos ni maricones. El poder para quien no trabaja, escribía Antonio Maestre en La Marea.

Daniel Bernabé cuenta en Infolibre que una fuente cercana al programa le dice que “hay un componente político. Jorge Javier ha sido muy molesto para mucha gente. Lo de ‘rojos y maricones’ levantó muchas ampollas”. “Se trata de eliminar a alguien incómodo de la parrilla”, añade Bernabé.

Ideología bajo el tamiz del entretenimiento

Él mismo señala que “Sálvame distaba mucho de ser un espacio guionizado por Antonio Gramsci. De hecho, la política apenas hacía acto de presencia entre sus contenidos. Sin embargo, que, esporádicamente, Vázquez haya hecho alguna declaración progresista en antena ha resultado un anatema para los nuevos directivos, que parecen conocer bien la capacidad de penetración de la ideología bajo el tamiz del entretenimiento.

Hubo un tiempo que el programa de culto de la izquierda era el programa de debate La Clave, con José Luis Balbín. Presentado por Alaska y dirigido por Lolo Rico, La bola de cristal fue un referente que nadie de esa generación olvida. Yo me imagino que pensarían las audiencias de La Clave si les hubieran emitido entonces un programa de Sálvame y les hubieran dicho que lo cerraron por rojo con la indignación de la izquierda española.

Cuenta atrás de los días que le quedan a ‘Sálvame’ tras 14 años en antena.

Involución de la televisión

Sin duda, aplicar la perspectiva del tiempo ayuda mucho a comprender cómo han ido evolucionando (o involucionando) los contenidos de televisión. Y también cómo hemos ido asumiéndolo y aceptándolo, tanto audiencias como líderes políticos.

Quizá también eso explique que la candidata a la alcaldía de Madrid del partido mayoritario de la izquierda, casi en campaña electoral, esté orgullosa de salir en un vídeo de una sección del corazón del Huffington Post contando cómo se casó en Las Vegas.

Pascual Serrano

Pascual Serrano es periodista. Crítico con la prensa tradicional, en 1996 fundó la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org). Su denuncia a los métodos de información de los grandes medios tradicionales se ha reflejado en libros como Desinformación (2009), o La prensa ha muerto: ¡viva la prensa! (2014). Otros libros publicados son Traficantes de información (2012), Medios democráticos (2016) y Paren las rotativas (2019).
Ha sido colaborador de Público, Eldiario.es y Sputnik.
En 2019 recibió el Premio de Periodismo de Derechos Humanos que anualmente concede la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE). En la actualidad dirige en Akal la colección A Fondo y colabora con varios medios, como Le Monde Diplomatique y Mundo Obrero.
Su último libro es Prohibido dudar. "Las diez semanas en que Ucrania cambió el mundo" (Akal).