Renfield, cuando dejan a Nicolas Cage ser Nicolas Cage

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Nicolas Cage es Drácula y, también, en su vida real, es como Drácula. El actor después de estar en el estrellato cayó en una etapa negra de la que ha resurgido hace unos años y ahora se encuentra en todo su esplendor, como su personaje en la película. Él es secundario en esta cinta de Chris McKay, pero la expectación por este personaje ha sido mayúscula. Este papel es un patio entero donde se le permite a Cage jugar, pero, ¿qué Cage veremos esta vez?

Después de años siguiendo a su jefe y proporcionándole comida a través de víctimas, Renfield, el eterno ayudante del Conde Drácula, se da cuenta, gracias a una terapia de grupo, de que tiene una relación tóxica de codependencia con su jefe el chupasangre. También se da cuenta de que sin él el vampiro muere y decide tomar las riendas de su vida. Pero, como en cualquier relación tóxica, Drácula no va a ponérselo fácil. Ésta es la loca premisa de este alocado film que acaba de llegar a nuestras salas y que se disfruta de principio a fin.

Segundo intento para el Dark Universe no oficial

Éste es el segundo intento de Universal de volver a levantar su fallido Dark Universe, una serie de películas que pretendían ser entrelazadas entre sí, estilo Marvel, y que tenían a los monstruos clásicos como protagonistas. En 2017 sacaron el primer film de lo que pretendía ser una saga, La Momia, protagonizada por Tom Cruise, y el fracaso de crítica y taquilla fue tan grande que desecharon continuar con la franquicia. A lo que no renunciaron es a seguir produciendo películas de estos monstruos pero ya independientes entre sí.

La sorpresa fue que su primera cinta después de ésa, El hombre Invisible, de Leigh Wannell (2020), fue todo un éxito comercial inesperado y a la crítica le encantó, y decidieron seguir con esta fórmula. Ahora le llegó el turno al Conde Drácula, cuya historia no tiene nada que ver ni se entrecruza con las películas anteriormente citadas.

No esperen lo mismo de siempre

Pero no esperen ver de nuevo la película de Francis Ford Coppola, ni la adaptación de Christopher Lee, ni siquiera la primera cinta de Murnau, pero sí van a ver pequeños homenajes a la cinta de 1931 protagonizada por el mítico Bela Lugosi, con pequeñas escenas de guiño a escenas de esa película, rodadas en blanco y negro y con el mismo tiro de cámara que la original. También veremos otras integradas de forma muy sutil en la trama de la película, como ese momento donde Renfield abre la puerta de la bodega del barco que transporta el ataúd del conde. Pero, sobre todo, el homenaje a esos Dráculas está en cómo nos presenta al personaje el siempre polémico Nicolas Cage

Presentación de la película La Búsqueda Europa Press / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 07/12/2004

Nicolas Cage midiéndose a sí mismo

No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas de que esta película fue creada por y para Nicolas Cage. A pesar de tener un Oscar en sus manos por su papel de alcóhlico con intenciones suicidas en Leaving Las Vegas, a día de hoy se sigue cuestionando si Cage es buen o mal actor. Hay miles de vídeos en Youtube que intentan esclarecer esta pregunta, analizando toda su filmografía y su vida personal.

Cage tiene un método de sobreactuación de sobras conocido que se desmide en según qué personaje, siendo su etapa de películas más comerciales donde los directores le obligaron a contenerlo, hasta que el intérprete explotó y decidió apartarse de primer plano (junto con hechos de su vida personal que analizaremos en un futuro artículo).

En conclusión, Cage sabe cómo hacer las cosas, y si a eso le sumas un director que sepa dirigirle puedes obtener de él el registro que te dé la gana. Cage tiene un registro actoral brutal del que no somos conscientes, porque de Cara a cara a Adaptation (El ladrón de orquídeas) va un mundo interpretativamente hablando, y eso pocos actores lo saben hacer.

En la cinta que nos ocupa, Cage está ultramedido, no mostrando todo su histrionismo en pro del papel. Drácula debe de dar miedo, no risa, pero tampoco es un personaje hierático. El actor le da el punto de histrionismo justo al personaje para que lo amemos en cada escena que sale (menos de las que me hubieran gustado, dado que aquí el protagonista es Renfield, su ayudante) y construye una amenaza muy grande para sus personajes dotándolo de carisma sin pasarse en su método de actuación. Esto es lo que pasa cuando dejan a Cage ser Cage, que las cosas salen bien.

EL actor se ha definido, muchas veces, fanático de la historia del cine y de la etapa de los años 20 del expresionismo alemán, con Nosferatu como máximo exponente. El mismo Nicolas ha confesado en alguna ocasión que ha usado como inspiración ésta y otras películas como Metropolis en otros films pasados como Hechizo de luna. Increíble pero cierto.

El auge de la comedia negra

Y en la cinta Cage está bien acompañado por Nicolas Hoult, nuestro Renfield protagonista, con el que hace buena dupla y por el director, Chris McKay, pero, sobre todo, por unos guionistas que saben entender la comedia negra actual y que tratan la sangre a su favor y que, aunque no es una película para toda la familia, crean situaciones violentas tremendamente divertidas, destacando, sobre todo, la escena del bloque de apartamentos de Renfield. Manejan la ironía y el terror por igual, y no es para menos, porque en el curriculum de ambos guionistas figuran series como Rick & Morty o The Walking Dead.

En conclusión, la comedia muy negra está en su punto álgido, y coger una premisa ya conocida e interpretarla a tu manera también. Ésta es la medida que tuvo que haber tenido Oso Vicioso, también en cartel. Hora y media de pura diversión, de profundidad cero  y mucha risa. Un producto muy palomitero tremendamente disfrutable y con un Cage que, a sus 60 años, pasa por una segunda juventud actoral.

Richard Pena

Actor, guionista y comunicador. Crítico de cine y series en Crónica Libre.