Protestas en Baghdad, Irak, por la devaluación. Photo: Ameer Al-Mohammedawi/dpa
/

Las compañías occidentales de petróleo abandonan Irak: entra China

7 Min. lectura

“Nuestra Quinta Flota y las fuerzas aéreas están ayudando a asegurar el suministro de petróleo a China”, se lamenta con ironía Michael Makovsky, un ex funcionario del Departamento de Defensa en la administración Bush. Le escandaliza que China haya importado unas 55,49 toneladas del petróleo de Irak, en 2022, un aumento del 47,49% respecto a 2021, y mientras sólo el 10% del crudo iraquí se exporta a EEUU. Pero, la cuestión es más compleja.

Apoderarse del fuel iraquí, que alberga el 20 % de las reservas mundiales, no fue el principal objetivo de la costosa y arriesgada ocupación del pequeño y moribundo de Irak, por cerca de cuarenta países del mundo en 2003. Un golpe de estado (como el de 1953 de Irán), incluso una amenaza, al estilo trumpista a los saudíes, les habría salido hasta gratis.

Las 7 mentiras que nos lanzaron estaban al servicio de 10 objetivos, y convertir el país en la principal base militar de EEUU en el corazón de Oriente Próximo tras el fin de la URSS, y diseñar una nueva configuración del mapa de la región más estratégica del mundo y sin futuros dolores de cabeza, sólo podría conseguirse desmantelando el Estado en Irak. La creación de escuadrones de muerte por el experto en el tema, el siniestro John Negroponte, en Irak fue todo un éxito.

Si bien, tras la ocupación, numerosas compañías occidentales se repartieran los campos de petróleo y gas entre sí, su sueño de oro negro duró poco: Estaba clarísimo que la teocracia chiita instalada por Washington en Bagdad no iba a ser capaz de fingir ser un Estado.

«Shell, BP y Exxon Mobil se han retirado y Lukoil notificó formalmente (su intención de vender) su participación a los chinos”, confesó Ihsan Abdul Jabbar, ministro de petróleo iraquí en 2021. La estadounidense ExxonMobil, por ejemplo, anunció la venta de su participación del 32,7% en el campo petrolero West Qurna-1, que alberga unos 20.000 millones de barriles.


¿Por qué las empresas occidentales se marchan?

Entre los motivos:

  • Los gobernantes iraquíes son de derecha y la extremaderecha islamista: son “familias” de la élite que se encuentran en el poder por su lealtad hacia los intereses de los países que han colonizado Irak: EEUU, Irán y Turquía.
  • La ausencia de un marco legal y términos claros que delimiten los trabajos de las compañías extranjeras.
  • La debilidad de las instituciones estatales, como uno de los resultados del sistema ‘Muhasasa’, establecido por el régimen de Bush, que divide el poder en líneas etno-sectarias (¡lo del “divide y gobierna!), lo cual ha originado desequilibrios estructurales.
  • El aumento de la inseguridad como una constante amenaza a las inversiones. El formato feudal del poder hace que los “amos” de las ciudades (y el clérigo Muqtada al-Sadr solo es el más famoso de ellos) e incluso de los barrios apliquen su propia ley mediante “milicias” formadas de hombres lumpen, sin empleo y oficio, contratados.
  • Los continuos conflictos (armados) entre la Región Autónoma de Kurdistán (RAK) y Bagdad sobre el reparto de los campos de petróleo.
  • Retraso en el pago a las empresas petroleras multinacionales que realizan operaciones en el país, así como la negativa del gobierno iraquí en compensar las pérdidas de valor contractual a las empresas extranjeras.
  • La negativa de las compañías extranjeras a mezclar el petróleo exportado iraní (bajo sanciones de EEUU) con el petróleo iraquí y etiquetarlo como de este país: correrían el riesgo de ser multadas.
  • La disminución de la dependencia de EEUU del petróleo del Oriente Próximo en los últimos años.
Un soldado enfrente de la mezquita de Al-Askari enSamarra, Irak. Foto: Ameer Al-Mohammedawi/dpa

Los Ladrones de Estado

La corrupción, organizada por los Ladrones de Estado, que pactan y negocian en cada ministerio la parte del pastel que pueden llevarse, para luego desviar los beneficios astronómicos alextranjero, en vez de invertirlo en su propia tierra, es monumental. En Kurdistán son las familias Barzezani y Talibani que dirigen el saqueo, mientras las protestas de los trabajadores kurdos para recibir sus salarios retrasados son aplastadas: los kurdos ahora descubren que la pertenencia a un grupo étnico o a un credo se desvanece ante el concepto de “clase social”.

En Kurdistán sí que operan las empresas como DNO de Noruega, Gulf Keystone del Reino Unido y Genel Energy de Turquía, en parte gracias a la familia de Don Erdogan. Su yerno Berat Albayrak, por ejemplo, tiene parte del monopolio del transporte de petróleo desde Kurdistán a Turquía, fletando hasta 500 camiones diarios. Los pagos no van a Irak, ni siquiera a su Kurdistán sino a la cuenta de del gobierno kurdo en el Halkbank turco.

En enero pasado, un tribunal de Estambul falló a favor de bloquear el acceso a artículos de noticias que cuestionan el papel de Albayrak en el contrabando del petróleo iraquí. Millones de litros de petróleo desde esta región, son enviados a Turquía, Siria, Líbano, e Israel, dejando unos enormes márgenes de beneficio resultado de la diferencia entre el precio del combustible subsidiado de Irak y los altos precios mundiales del petróleo. La inversión en bienes raíces de los recién millonarios iraquíes solo en Londres alcanza 10.000 millones de dólares, mientras Irak tiene una deuda externa de los 130.000 millones de dólares.

 Pobreza, desempleo, falta de combustible, el suministro irregular de electricidad, o la escasez de agua, que está provocando desplazamiento interno, y amenaza la seguridad alimentaria de 42 millones de un país que emplea una quinta parte de la fuerza laboral del país en la agricultura, son solo una parte de los problemas de los iraquíes. Se estima que, desde 2003, una buena parte de los 700.000 millones de dólares de los ingresos del negocio del petróleo ha sido desviada en turbios acuerdos clandestinos de las mafias que campan a sus anchas.

Dicha situación, además de las fluctuaciones del precio de petróleo, y la falta de una estrategia para diversificar las fuentes de ingresos, hacen que el segundo mayor productor de la OPEP dependa de los ingresos del petróleo para cubrir el 90% del gasto público.

Irak junto a Irán son los dos únicos países ricos en petróleo de la región cuya cleptocracia ha impedido que el Oro Negro generase un mínimo estado de bienestar económico para la población. Según el Programa Mundial de Alimentos, la tasa de pobreza en Irak alcanzó el 31,7% en 2020.

Las ventajas competitivas de China

Es en este desolador panorama, fruto de la injerencia de las potencias extranjeras y el capitalismo agresivo y primitivo interno, donde China está trabajando. Con una producción diaria de 4,5 millones de barriles y una ubicación prodigiosa, el lugar de Irak en el gran proyecto de la Ruta de la Seda de China, se hace obvio: Las clases de mandarín prosperan en Mesopotamia y la «Asociación de Amistad Irak-China» amplía sus actividades, con chinos que hablan árabe-iraquí. 

«Petróleo para la construcción» es el nombre del acuerdo firmado en 2019 entre ambos estados, por el que China a cambio de 100.000 barriles por día de petróleo, construiría 8.000 escuelas, y un aeropuerto en la ciudad de Nasiriyah. EEUU ha tachado estos proyectos de “inútiles y costosos” ¡Claro! ¡Es más útil para el pueblo que sea, de una vez, sepultado bajo toneladas de bombas, para así no preocuparse de cómo sobrevivir!

El método de trabajo de China

El modus operandi chino presenta las siguientes diferencias con respecto a los países occidentales:

  • Acepta los contratos de servicio a una tarifa baja por barril de petróleo sin exigir la promesa de derechos sobre futuras reservas: Menos ganancias a cambio de más contratos. Pues, las compañías privadas chinas están sometidas a las normas de su Estado: no buscan enormes márgenes de beneficio para sus directivos, sino cumplir con los objetivos del gobierno chino que no es otro que asegurar el suministro de energía para la población y la economía del país.
  • Acata las reglas del régimen iraquí y coopera con el país anfitrión; al contrario de las compañías Occidentales, China no impone sus exigencias.
  • Envía asesores y expertos chinos, pero empela a los trabajadores locales (algo que China ha aprendido después de las protestas e incluso algún conflicto con la población nativa de algunos países africanos).
  • Ofrece capital para la reconstrucción del país. En 2022, Beijing invirtió 10.500 millones de dólares en nuevos proyectos de construcción. “Los chinos son gente muy sencilla, y práctica. No tienen nada que ver con la política o la religión”, afirma Badhr Jafar, presidente de Crescent Petroleum, gran productor de gas en Irak con la sede en los Emiratos Árabes Unidos.

Tras la salida de BP de gigantesco yacimiento petrolífero iraquí Rumaila y dejando solo a su socio la CNPC de China, esta compañía continuará el proyecto, mientras intenta conseguir el permiso para los megacampos  Majnoon y West Qurna, tras la salida de las occidentales.

Cerca de la frontera con Irán, China acaba de construir un aeropuerto para transportar a sus empleados a los campos petroleros del sur de Irak, y hay planes para comenzar vuelos directos desde Beijing y Shanghái a Bagdad.

El país de Mao ha salvado la industria de petróleo iraquí, y ha contribuido al aumento de la producción de su petróleo, y de paso, abastecer el mercado mundial, y eso sí que beneficia a EEUU y sus aliados.

Pues, una cosa es tener el control sobre la quinta reserva mundial del petróleo y su renta, y otra bien distinta es querer o poder sacarla y llevársela. Es EEUU quién tiene un dominio absoluto sobre Irak: ¿para qué, si no, han instalado en su suelo la embajada (¿O centro de la CIA-Pentágono?) más grande del planeta?

Tras la invasión en 2003, EEUU abrió una cuenta a nombre del Banco Central de Irak en Washington, bloqueando el dinero de la venta de su petróleo en concepto de ompensación por los daños sufridos por haber liberado a la nación iraquí del Mal, ¡y aun no la ha cerrado!. El periodista francés Jean-Pierre Sereni afirma que, los aviones estadounidenses transportan miles de millones de dólares desde la Reserva Federal en Nueva Jersey a Bagdad para que Bagdad los vendiera al mejor postor. Entre los compradores se encuentran unas mil instituciones financieras y bancos iraquíes, que por su parte los revendían a Siria e Irán “sancionados” (sus pueblos, que nos sus élites).

La realidad siempre es más compleja de los que parecen.