Ana de Blas, portavoz del Movimiento Feminista de Madrid.

“El 8M se ha convertido en un acto de propaganda del Gobierno”, asegura Ana de Blas, portavoz del Movimiento Feminista de Madrid

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El Movimiento Feminista de Madrid reunirá el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, a las organizaciones de base críticas con las políticas desarrolladas por el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos en la Glorieta de Atocha a las 18.30 horas. La cita es ineludible para las que quieran desmarcarse de la deriva de quienes han hecho posibles leyes que atentan, directamente, contra los derechos de las mujeres. La manifestación apoyada por las instituciones “se ha convertido en un acto de propaganda” asegura Ana de Blas, una de las portavoces del movimiento madrileño quien denuncia el “entrismo’ que ha sufrido el feminismo por parte de otras luchas con las que no tiene nada que ver”.

En medio del escándalo producido por las rebajas de penas a violadores y pederastas tras la aplicación de la conocida como Ley del sí es sí, la paralización de la normativa para abolir la prostitución y la reciente aprobación de la Ley Trans, el mayor espacio de encuentro formado por las organizaciones feministas de la Comunidad de Madrid reclamará en las calles la dimisión o el cese de la Ministra de Igualdad, Irene Montero, y la reprobación del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. «Tampoco podemos olvidarnos de las actuaciones de otros ministerios como el de Interior o el de Justicia que tienen su parte de responsabilidad en lo que está ocurriendo con la desprotección de las víctimas de violencia machista o la chapuza de normativas como la Ley del sí es sí. El Gobierno actúa en su conjunto«, asegura Ana de Blas, portavoz del Movimiento Feminista de Madrid.

¿En qué momento la manifestación del 8 de marzo se convirtió en una marcha ‘institucional’?

El movimiento de mujeres de Madrid empezó a convocar manifestaciones por el 8 de marzo en la Transición y, en los últimos años, con la cuarta ola feminista, notamos una gran afluencia, especialmente a partir de 2017 cuando las españolas nos sumamos al paro internacional de mujeres. A partir de entonces, las asambleas de las asociaciones empezaron a ver usurpadas sus reivindicaciones políticas por otras que no tenían nada que ver con el feminismo.

Así, la manifestación del 8 de marzo se ha convertido en un acto de propaganda al servicio del Gobierno de coalición y del Ministerio de Igualdad y, por lo tanto, ha dejado de ser una protesta de base crítica con un poder que no contempla la lucha contra la mercantilización de las mujeres que, para nosotras, es algo troncal. Evidentemente, hemos tenido que romper con este sector oficialista.

¿Cuáles son las reivindicaciones para este año?

-Hemos redactado un manifiesto en el que se han incluido algunas del año pasado porque, no sólo no se ha avanzado sino que, incluso, hemos retrocedido. Los hemos resumido en ocho puntos y en ellos está la base de la agenda feminista. El primer punto recoge que el feminismo es internacionalista y, por lo tanto, ninguna tradición está por encima de los derechos de las mujeres. Estamos viendo que se está reivindicando, desde algunos sectores, la imposición del velo patriarcal como si fuera una seña de identidad cuando, realmente, las mismas mujeres nacidas en contextos islámicos están luchando contra esta opresión.

El segundo punto se refiere a la igualdad salarial y la mejora de las condiciones de trabajo porque el 8 de Marzo ha sido siempre un día de reivindicación obrera de las mujeres. La tercera reivindicación recoge la abolición del sistema prostitucional, denuncia la pornografía y la cultura de la violación y exige la reforma de la Ley de Libertad Sexual. Los puntos cuatro y cinco se detienen en la defensa de los servicios públicos, especialmente la sanidad, y en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos para denunciar el mercado de óvulos. En los tres últimos marcamos nuestra posición contra el borrado de las mujeres, apostamos por la coeducación y reclamamos el fin de la violencia machista y los feminicidios.

¿Cuáles son los principales incumplimientos del Gobierno PSOE-Unidas Podemos con el Feminismo?

-Pedro Sánchez se comprometió a avanzar, en esta legislatura, en la abolición de la prostitución y el proyecto de las organizaciones de mujeres sigue olvidado en algún cajón, al igual que el acuerdo de la coalición de impulsar una protección reforzada de los menores para evitar el acceso a la pornografía, que es una escuela de violencia contra las mujeres. Las actuaciones contra las agencias que ofrecen vientres de alquiler tampoco se han llevado a cabo y, ni siquiera, se ha dejado sin efecto la Instrucción del 2010 que permite la importación de bebés a la carta.

Han aumentado los indicadores de desprotección de las mujeres víctimas de feminicidios a manos de sus parejas o exparejas que habían denunciado a su agresor lo que revela un fallo gravísimo del Estado. La reforma del Código Penal ha sido una chapuza y las revisiones a la baja de las condenas han beneficiado a cientos de agresores sexuales y la Ley de garantía integral de la libertad sexual deja fuera de su protección a las mujeres en situación de prostitución, precisamente las más vulnerables.

¿Habrá alguna exigencia directa al Ministerio de Igualdad?

-Sí, pedimos, expresamente, la dimisión o el cese de la Ministra de Igualdad, Irene Montero, y la reprobación del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como máximo responsable de las políticas que se están realizando en el país y que afectan directamente a las mujeres. Él es quien está manteniendo a la responsable ministerial en su cargo. Tampoco podemos olvidarnos de las actuaciones de otros ministerios como el de Interior o el de Justicia que tienen su parte de responsabilidad en lo que está ocurriendo con la desprotección de las víctimas de violencia machista o la chapuza de normativas como la Ley del sí es sí. El Gobierno actúa en su conjunto.

Homenaje a Clara Campoamor, republicana, abolicionista y sufragista del Movimiento Feminista de Madrid este 5 de marzo.

¿Se han apropiado del término ‘feminismo’?

-Hay una doble apropiación. En primer lugar, la que se realiza, de forma protagonista, desde el Ministerio de Igualdad con su marketing político. Consideran que la palabra feminismo les da respaldo social o prestigio por eso, una de cada tres palabras que dice nuestra ministra es ‘feminismo’. Es una campaña de imagen de una determinada carrera política y nosotras no tenemos por qué considerar que eso se corresponde con la realidad. De hecho, pedimos su dimisión o su cese y también reprobamos al Presidente del Gobierno por mantenerla en su puesto.

En segundo lugar, ocurre en nuestro país lo que ha ocurrido en otros, un fenómeno de entrismo en el feminismo por parte de otras luchas que no tienen nada que ver. Es un fenómeno ‘atrapalotodo’ que pretende absorber todas las reivindicaciones sociales a favor de unas determinadas opciones políticas y así nos encontramos con argumentarios antirracistas, antiespecistas o ecologistas para mezclar todo y vaciar los contenidos. El buen nombre, la legitimidad social, el prestigio y los avances que había alcanzado el feminismo eran su objetivo.

¿Los señalamientos y las cancelaciones son las nuevas formas para combatir a las feministas?

– Estamos como en una especie de pinza que nos aprieta por ambos lados. El primer brazo de esa pinza es un acuerdo internacional de la tradición ultraconservadora y ultraliberal que niega, incluso, la existencia de la violencia machista. Es enemiga del feminismo, existe y presiona en la sociedad. Del otro lado, nos encontramos el eje posmoderno que también nos presiona y quiere absorber toda nuestra fuerza desvirtuando y sustituyendo nuestras reivindicaciones a favor de los derechos de las mujeres por otras demandas.

¿Las presiones sobre el feminismo son internacionales?

– Fenómenos como el transactivismo, con ramificaciones misóginas, o la promoción del mismo discurso en diferentes lugares de los lobbies de la prostitución, no pueden ser una casualidad. Las feministas estamos resistiendo en varios países como Reino Unido o Alemania contra las mismas amenazas. Hay intereses económicos muy fuertes movidos por grupos de presión, posiblemente transnacionales, que tienen en común dos ingredientes, la deshumanización de las mujeres y la mercantilización de sus cuerpos. Estamos ante una mirada profundamente patriarcal porque ya sabemos que el patriarcado es el que se encarga de convertir a las mujeres en objetos, no en sujetos. Además, es una postura tremendamente neoliberal que pretende convertir todo en mercancía, la sexualidad, el cuerpo humano, los propios procesos reproductivos, los bebés… Es romper todas las fronteras de lo ético.

¿La reciente entrada en vigor de la Ley Trans añade otra merma de derechos para las mujeres?

-No sólo para las mujeres sino para toda la ciudadanía porque castiga el pensamiento crítico y la libertad de expresión. Es una forma de restaurar la censura porque es la Administración la que puede multarte hasta con 150.000, ni siquiera te va a sancionar una jueza o un juez ante quien se puede esgrimir argumentos de defensa sino una Administración que, nos tememos, será de parte. La nueva ley tiene muchos problemas de constitucionalidad. Por ejemplo, en el Artículo 14 que establece la no discriminación por sexo y el Artículo 20 que regula la libertad de expresión.

Cristina Prieto

Periodista e investigadora con más de treinta años de experiencia. Integrante del equipo español del Proyecto Monitoreo Global de Medios (GMMP), un estudio internacional para conocer la presencia de las mujeres en las noticias. Coautora del libro Nietas de la Memoria.