Abusos sexuales a niñas: no bajemos la guardia

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El abuso sexual es una situación traumática que sufren muchas y muchos más menores de edad de lo que quisiéramos creer. De hecho, la Fundación ANAR atendió 6.183 casos sólo en la década comprendida entre 2008 y 2019, el 78,3% de los cuales son mujeres, en su mayoría adolescentes entre 13 y 18 años. Así se recoge en el estudio que hicimos sobre Abuso sexual en la Infancia y la Adolescencia según los afectados y su evolución en España (2008-2019).

La mayoría de los abusos sexuales se produjeron de forma reiterada (69%) y, además de ser abusadas, las víctimas tuvieron que soportar violencia física o intimidación en el 53,6% de los casos. Resulta especialmente duro tratándose de menores de edad detallar que estos abusos consistieron fundamentalmente en tocamientos obscenos hacia la víctima o hacia el agresor, más allá del abuso con penetración.

La dificultad de demostrar el abuso

Esta es una realidad que pasa a menudo desapercibida porque las víctimas tienen gran dificultad para demostrar el abuso dado que, en el 80,2% de los casos atendidos por ANAR, no dejaron señales físicas, marcas o heridas. Y eso hace que el entorno reaccione con incredulidad, negándolos hechos (en el 37,8% de los casos), justificando o encubriendo al agresor (en un 31,1%); reaccionando escasamente (23,9%) o incluso culpando a la víctima (en un 7,2%).

Por todo ello, del 43,3% de los casos que mostró intención de denunciar, solo formalizaron denuncia el 10,6%. Y el 18,2% de los mismos se archivó judicialmente por falta de pruebas.

Aumenta la frecuencia de agresiones, la gravedad

Todos los parámetros han empeorado a lo largo de la última década: aumenta el tiempo de padecimiento, la frecuencia de las agresiones, la gravedad y la urgencia se mantienen en las cotas más altas.

Y el fenómeno, lejos de atenuarse, se incrementa: la tasa de crecimiento de los casos fue de un 300,4% en la última década y el incremento anual se ha disparado en los últimos cinco años al 20,5%. Además, aquellos abusos que pertenecen a la categoría de violencia de género porque fueron cometidos por parejas o exparejas de la víctima han pasado de representar el 3,3% del total de los casos en 2008 al 6,3% en 2018.

Cómo prevenir los abusos

Pese a la angustia que provoca conocer estos datos, es necesario saber que existe el abuso sexual para poder proteger a nuestras hijas, hermanas, vecinas, sobrinas. Por eso es importante conocer que la mayoría de los abusos a menores de edad los cometen hombres cercanos al entorno de la víctima, que tienen fácil acceso a ellas.

De ahí que la comunicación familiar sea la mejor forma de prevención. Pero además existen algunos factores de protección:

  • Enséñale a identificar sus partes íntimas y a nombrarlas correctamente.
  • Cuando las niñas son pequeñas, es necesario que aprendan a diferenciar una situación agradable de otra que no lo es. A distinguir situaciones “raras” o que les hacen sentir mal. Las zonas íntimas de su cuerpo pertenecen a la parcela de su intimidad y nadie debe tocarlas. Enséñale a decir “no”. El video La regla de Kiko puede ser muy útil para este cometido.
  • Nadie puede obligarla a tocar a otra persona o a presenciar escenas que la hagan sentir violenta. Si eso ocurre, os lo tiene que contar. Es muy importante enseñarle a distinguir entre “secretos buenos” (una sorpresa para un regalo) y “secretos malos” (cuando sientes que no estás bien callándote).
  • No pongas en duda el testimonio de tu hija si dice que ha sufrido abuso sexual. Para ella supone un gran esfuerzo hacerlo porque se siente mal. Refuerza su valentía y hazle saber que vas a hacer cuanto esté en tu mano para protegerla. Mantén una actitud de serenidad y ten cuidado con las preguntas que le haces sobre la situación que ha vivido. Es importante que sean los y las profesionales competentes quienes indaguen cómo han ocurrido los hechos.
  • Nunca culpabilices ni juzgues a tu hija cuando te esté contando lo que le ha ocurrido. La única persona culpable en un abuso sexual es quien lo comete.

Menos posibilidades de defenderse

Las mujeres, desde que nacemos, estamos sometidas al riesgo de sufrir abuso, discriminación, explotación y cualquier otra clase de violencia ejercida contra nosotras por el solo hecho de ser mujeres. No bajemos la guardia sobre todo con las niñas y adolescentes que tienen menos posibilidad de defenderse. Es bueno recordarlo en torno a la conmemoración del 8-M, pero hay que estar alerta todos los días del año.

Diana Díaz Álvarez

Directora de las Líneas de de Ayuda de la Fundación ANAR.