8M: La mirada de la experiencia

Leer en un 1min

Nací en el seno de una familia obrera y ese aspecto ha sido crucial para la mujer en la que me he convertido. Pasé mi infancia y mi juventud en Madrid y, a pesar de haber vivido durante casi treinta años fuera de la capital, en una isla, me siento una mujer urbanita. Sembré la semilla del feminismo desde muy temprana edad, pues siempre me he considerado una mujer muy sensible hacia las desigualdades entre mujeres y hombres. La observación de lo que ocurría a mi alrededor y las vivencias desembocaron en toda una carrera de activismo y lucha, aspecto del que me siento muy orgullosa.

Mi convicción siempre ha sido la misma: “porque un mundo mejor es posible”. Este lema ha marcado cada uno de los pasos que he dado y se mantiene muy presente en mi vida. Haciendo de la igualdad entre el hombre y la mujer una causa por la que luchar y entregar mi conocimiento, mi experiencia y mi energía, hasta el día de hoy.

He sido madre de una hija y un hijo, trabajadora fuera y dentro del hogar, amiga, compañera, activista siempre con las gafas violetas puestas. Con una mirada a veces, realista y a veces soñadora, siempre he visto la luz al final del túnel y he resurgido de mis abismos tanto personales como sociales.

«Sentirme una mujer mayor es seguir siendo joven»

Ser una mujer mayor significa haber desarrollado una serie de cualidades que me permiten afrontar la vida desde otro prisma. La madurez me ha puesto en el centro de mi ser y me ha dado el inestimable valor de la experiencia, fortaleza que me ha hecho resistente para continuar afrontando los reveses de la vida, estabilidad para disfrutar tanto en el ámbito personal como en el social, serenidad que me da paz interior, capacidad para unir y crear lazos, visión optimista sobre el movimiento feminista aún con los graves retrocesos que estamos sufriendo las mujeres en todo el mundo.

Para mí, sentirme una mujer mayor es seguir siendo joven, pero con los beneficios de toda una vida para disfrutar del presente. Aún tengo ganas de bailar, de pasear, de acudir a conciertos, al teatro, a tertulias, de viajar, de experimentar nuevas sensaciones, gustos, sabores, culturas y de luchar para dejar a las siguientes generaciones un mundo más justo e igualitario.

En definitiva, soy una mujer mayor, feminista, activista y con cierto espíritu de joven que se ha empezado a sentir madura hace muy poco.

Vicenta Monge García

Presidenta del Fórum de Política Feminista.