Apps de citas, el territorio donde se rearma la seducción patriarcal

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La violencia sexual contra las mujeres campa a sus anchas y se reinventa ocupando nuevos nichos. Uno de ellos es el de las Apps, esas aplicaciones 2.0 donde se buscan relaciones sexo afectivas. Este territorio, tal y como explica Ada Santana Aguilera, presidenta de la Federación Mujeres Jóvenes, es inhóspito para las féminas. “Las páginas virtuales de citas sustentan la violencia sexual más extrema, se aceleran y se desarrollan de forma propia en la virtualidad de la inmediatez y el anonimato”.

Esa peligrosidad, así como la sexualización, cosificación o el desprecio hacía las usuarias de Apps como Tinder -con una clientela mundial de 75 millones de personas. de la que la mitad tiene entre 18 y 25 años-, es lo que ha llevado a dicha Federación a lanzar el estudio Apps libres de Violencia Sexual.

El informe como mínimo pone los pelos como escarpias por lo que constata. “La violencia sexual es una de las manifestaciones más brutales de la ideología patriarcal de la inferioridad femenina y constituye una herramienta coercitiva de la política sexual más vinculada con el poder o el derecho masculino que con el propio deseo sexual. En el ámbito de las aplicaciones de citas, la deshumanización patriarcal de las mujeres se refuerza con la lógica neoliberal de consumo sobre las que estas se cimentan y con sus peculiaridades asociadas de anonimato e inmediatez”.

La realidad que dicho informe ha sacado a la luz es que más del 57% de las usuarias encuestadas (casi un millar) constataron haber sido animadas a beber con el objetivo de tener sexo.Cuando modificamos la pregunta introduciendo el concepto de abuso, es decir especificando que su cita les emborrachó o drogó para abusar de ellas, el porcentaje fue del 20%. Una cifra más que alarmante”, recalca Ada Santana Aguilera, presidenta de la Federación Mujeres Jóvenes.

La violencia simbólica

Por otro lado “Apps libres de Violencia Sexual” especifica cómo en estos lugares “el ideal femenino posmoderno imbuye las demandas que los hombres hacen en sus perfiles sobre las mujeres que desearían conocer y permite un desprecio, a menudo manifiesto, hacia aquellas que no se adapten a este modelo. Las usuarias de Tinder también se exponen frecuentemente al discurso de la tonta, la frívola o la aprovechada como una violencia simbólica habitual contra las mujeres”, añade la presidenta.

Ese desprecio se acompaña de la cosificación. Un 48,8% de las encuestadas afirmó haberse sentido un objeto cuyo placer no es relevante en sus encuentros sexuales mediados por aplicaciones de citas. De este porcentaje, el 26,3% afirmaba haberlo vivido en frecuencias altas, como en varias citas (18,4%), bastantes citas (6,2%) o incluso en todas las citas (1,7%).  

Otro dato alarmante es que el 27,7% de mujeres tuvieron relaciones con hombres que fueron violentos durante el sexo realizándolas ahogamientos, abofeteándolas o insultándolas sin haber hablado sobre este tipo de prácticas previamente”, subraya esta directiva.

Un sometimiento femenino que como añade Santana Aguilera, “es la aceptación social de la que goza la dominación sexual masculina y de la legitimación que sienten los hombres para llevarla a cabo, como si se tratara de algo natural. Un alarmante 29,5% de las encuestadas fue presionada durante la relación para realizar prácticas que no eran de su agrado”.

En líneas similares, el 33,8% afirmaron sentirse presionadas para continuar con el sexo después de manifestar su deseo de parar. El 28,8% de mujeres que afirmaron que, a pesar de haberle hecho saber a su pareja sexual que una práctica les estaba haciendo daño, él continuó. El 27,7% denunció que su pareja sexual había intentado grabarla o hacerle fotos íntimas sin su consentimiento (durante la relación, durmiendo, etc.)”.

De esta alarmante realidad hay un dato que la Federación Mujeres Jóvenes resalta como pavoroso. El 21,7% de las mujeres fueron forzadas a tener una relación sexual mediante violencia explícita. Es decir, de las 963 mujeres de la muestra del estudio, 208 fueron violadas en el sentido más consensuado socialmente del término, mediando la violencia física”.

Una violencia sexual que se sirve de la culpa de las víctimas. “Este 21,7% duplica la cifra obtenida en la pregunta «¿has sufrido algún tipo de violencia sexual en una cita de Tinder?» a la que solo el 11,49% de las mujeres respondió afirmativamente. Esta tendencia reafirma la resistencia de las mujeres a nombrar como tal la violencia sexual, especialmente en los casos en los que han accedido voluntariamente a ir con el agresor a algún lugar más privado”.

Glamurización de la prostitución y la pornografía

Así mismo dicho estudio destaca las propuestas de prostituir a mujeres mediante la diferencia de edad. “Un 72,2% de las encuestadas afirman haber visto perfiles en los que se ofrecen dinero o regalos a cambio de sexo o amistad especial y un 60,2% afirmaba haber recibido mensajes ofreciéndoles regalos y/o dinero para conseguir una cita”.

Respecto a la dominación sexual de las mujeres, el informe destaca una frecuencia de aparición diaria de perfiles que demandan de forma abierta este tipo de prácticas con términos neutros como BDSM o “juegos de dominación” para referirse casi en exclusiva al sometimiento femenino. “Destacan en este sentido cifras tan elevadas como un 57,9% de mujeres que se sintieron presionadas para mantener relaciones sexuales en estos encuentros o un 40% que sintió lo mismo en relación con prácticas de dominación sexual o BDSM”.

Además, también se ha podido constatar que los perfiles masculinos incluyen con una frecuencia significativa imágenes explícitas sobre sumisión femenina, así como textos en los que la demandan, bien como referencias tradicionales al sometimiento —“buenas chicas”, “mano dura”, etc.—, bien sofisticadas como BDSM, sexo “No Vainilla” —masoquismo—, relación dominante– sumisa —también llamado D/s o DS— o similares”.

De hecho, el estudio remarca que un 65,4% de las mujeres afirmaron haber recibido preguntas como “¿eres sumisa?” y un 76,3% dijo haber recibido preguntas sobre prácticas sexuales que el usuario masculino consideraba imprescindibles para establecer una posible relación sexual o afectiva.

Hablamos largo y tendido con Ada Santana Aguilera para conocer en profundidad esta radiografía tan alarmante de la violencia sexual 2.0

¿La hiperconexión facilita la violencia sexual o es solo un lugar más donde ejercerla?

El espacio digital no deja de ser otro lugar más donde ejercer cualquier tipo de violencia. En este caso la violencia sexual resulta más fácil de perpetrar al existir dos fenómenos que favorecen su desarrollo; la inmediatez y el anonimato. En el ámbito de las aplicaciones de citas, la deshumanización patriarcal de las mujeres se refuerza con la lógica neoliberal de consumo sobre las que estas se cimentan y con sus peculiaridades asociadas a los fenómenos de anonimato e inmediatez, que se convierten en verdaderos factores de riesgo para las mujeres.

Si las apps son un factor de riesgo más ¿hay que dejar de usarlas? ¿Nos tenemos que sobre proteger nosotras?

Las apps son únicamente el medio a través del cual se reproducen las violencias machistas. El problema y lo que sí las convierte en un factor de riesgo son la falta de garantías existentes para las usuarias. Nuestro estudio “Apps Sin Violencias Sexuales” analiza las violencias sexuales que se ejercen sobre las mujeres jóvenes en estos espacios y comprender el funcionamiento de este tipo de aplicaciones para conocer esos riegos a los que nos enfrentamos.  

En ningún caso pretendemos que suponga una alarma para las mujeres, todo lo contrario. Consideramos que las políticas que deben de implementar para prevenir las violencias sexuales deben de tener a ellos como objetivo clave. Estamos cansadas de que seamos nosotras las que debamos de resguardarnos.

El estudio refleja cómo la filosofía de la transgresión es legitimadora absoluta de la sumisión y que esto se da en perfiles cada vez más jóvenes. ¿Qué sociedad tenemos?

El problema que tenemos como sociedad es el modelo de referencia que hemos mostrado a las generaciones más jóvenes. Una referencia por supuesto patriarcal y marcada por la lógica neoliberal de consumo.  

La realidad que tenemos es que el modelo a seguir de una amplia mayoría de la juventud es un perfil de hombre heterosexual exitoso por el hecho de tener miles de visualizaciones en sus redes sociales, lo que no va condicionado a que el contenido de sus redes sea ética o moralmente correcto, más bien el contenido que encontramos suele ser justo lo contrario. Justamente es en estos perfiles donde podemos encontrar perfectamente la personificación de la deshumanización de las mujeres que se convierten en meros objetos del deseo masculino.

El patrón que se repite es el atractivo como primer filtro. Es decir, la mentira en las relaciones.

El desarrollo de las redes sociales lejos de estar sirviendo para acabar con los roles y estereotipos de género que se nos han impuesto siempre a las mujeres, están siendo de utilidad para someter con mayor facilidad a las jóvenes.  

Si vamos a cualquier red social como puede ser Instagram o Tik Tok nos vamos a encontrar con muchísimo contenido dirigido a nosotras en el que se nos imponen diferentes rutinas de belleza, de moda, de hábitos para vernos más atractivas sexualmente para ellos y como no podría faltar, como mantenernos delgadas y en el peso ideal que nos marca la sociedad.

¿La tecnología correctiva bajo la amenaza del rechazo y la soledad nos tiene cogidas por los ovarios?

Todo lo que no encaja dentro de la imposición patriarcal es anulado y rechazado. Es muy sencillo cuestionar el sometimiento de las mujeres a toda una serie de imposiciones de belleza y comportamientos, pero no podemos olvidar que somos seres sociales con la necesidad de encajar en todo momento en algún grupo social, y si hablamos de personas jóvenes, pues ello pasa por todo tipo de aplicaciones y redes sociales que nos marcan nuestro modelo a seguir. Hoy en día, esas aplicaciones y redes sociales son agentes de sociabilización claves en el desarrollo de la personalidad de las generaciones más jóvenes.

El termómetro de la violencia va subiendo del sometimiento, a ser abofeteadas, tiradas del pelo… hasta ser violadas. ¿Cómo se normaliza esta barbaridad?

El problema radica en que la juventud ha normalizado completamente la violencia porque la pornografía es su única referencia. En un contexto en el que la educación sexual continua sin llegar a las aulas y el sexo sigue siendo un tema tabú en muchas familias, la pornografía se convierte en la escuela de la sexualidad de los y las jóvenes.

No podemos olvidar que la pornografía es un marco violento para las mujeres, donde no existe el consentimiento y el único deseo que prevalece es el masculino. Sin embargo, lo más preocupante es que las mujeres jóvenes están empezando a tomar estos modelos violentos como referencia y creen desde que tienen 12 o 13 años que su novio les asfixie, les tire del pelo o les pegue es lo que les tiene que gustar.

¿Cuál es la reacción de las víctimas? ¿Se sienten avergonzadas por haber sido en una app frente a si hubiera sido en otro terreno físico?

Precisamente una de las cuestiones que se evidencia en el estudio es que las mujeres jóvenes no identificaban haber sufrido algún tipo de violencia sexual, pero cuando se les ponía ejemplos concretos de distintos supuestos, ellas sí reconocían haber vivido esas experiencias.

Es decir, no es un problema de no querer reconocerse como víctimas, sino directamente de no asociar esas “malas experiencias” con que son realmente violencia sexual que han sufrido.

¿Este terrorismo machista y sobre todo su intento de evitarlo le importa a las plataformas?

Desde luego el objetivo de estas plataformas no deja de ser el de generar dinero y más dinero, no están realizando ninguna gestión altruista para que las personas se conozcan y sean más felices. En el caso de la prevención de las violencias machistas desconocemos si están o no entre sus objetivos y prioridades, pero si tenemos claro que realmente es un asunto de interés para estas plataformas, pues tomarán las conclusiones de nuestro estudio con especial interés. Federación Mujeres Jóvenes estará abierta siempre a trabajar con aquellas personas que tengan este tema marcado como un interés claro.

¿Con las terribles cifras de violencia sexual cuál es el vaticinio que haces?

Es difícil realizar un análisis en profundidad de todo lo que motiva la aparición de unas cifras tan alarmantes de violencia sexual como las que se reflejan en este estudio. Pero si podemos estudiar muchas de las conclusiones claras que nos muestran que la violencia sexual no solo no va a disminuir, sino que seguirá evolucionando a peor si no tomamos cartas en el asunto de inmediato.

La primera, como la pornografía se ha convertido en esa primera ventana a la sexualidad de los y las jóvenes, algo que no resulta novedoso, pero empezamos a ser conscientes ahora de los resultados que esto está teniendo en las nuevas generaciones.

La segunda, como a pesar de los años de reivindicación por la implementación de la educación afectivo sexual en las aulas, seguimos en la casilla de salida. Y es que la realidad es que seguimos esperando que llegue a las aulas la prevención de la violencia de género, algo establecido desde el año 2004, pero que en 2023 vemos como todavía no ha ocurrido más allá de un par de talleres y por supuesto de la muy buena voluntad de mucha parte del profesorado.

Y la tercera, como las aplicaciones y las redes sociales son un medio perfecto para que se ejerza violencia de todo tipo, y en especial, violencia sexual contra las jóvenes. Por ello, es necesario trabajar para que el espacio digital sea un espacio seguro dotado de garantías que hoy en día son inexistentes. Acabar con el anonimato de los agresores debe ser una prioridad.

Nuria Coronado

Periodista, conferenciante, formadora en comunicación no sexista y organizadora de eventos. Coautora de Lolita contra el lobo y autora de Mujeres de Frente, Hombres por la Igualdad, Comunicar en Igualdad y
documentalista de Amelia, historia de una lucha.