Las ventanillas de 'vuelva usted mañana', que tan bien retrató Larra, seguirán vigentes en España, por lo que se ve. Europa Press (Foto de ARCHIVO) 03/2/2023
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Vender tu alma al estado: un país de funcionarios es un país sin futuro

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España es un país en el que gran parte de su población ha tirado la toalla profesionalmente. Con razón o sin ella, la gente tiene como gran aspiración un puesto de trabajo público, es decir, convertirse en funcionario, y el Gobierno está a tope con la generación de colocaciones a cargo del estado, con lo que maquilla los datos de paro y aumenta su esquema clientelar. Un asunto gravísimo.

Tenemos un país en el que alrededor de la mitad del personal que se incorpora al mundo laboral son funcionarios. Son personas que tienen claro que el futuro pasa por echar un añito en una academia para preparar unas oposiciones que no valen para mucho más que para superar una prueba y luego, ya, listos: veintitantos mil brutos al año, poco trabajo y mucha seguridad, porque un funcionario tiene el puesto garantizado. Y el horario, cuestión no menor.

Los cargos altos de la administración han perdido glamour

Sí, no todo es para vagos. Hay algunos puestos de carrera: medicina, enfermería, maestros… y otros también muy importantes: policía, bombero… Curiosamente,los cargos altos de la administración han perdido glamour. “En los últimos años notamos que cada vez hay menos opositores a Inspector”, me dice una fuente de Hacienda. Quizá por eso, el Gobierno está estudiando repartir becas para estos opositores. Ojo al dato: becas para quien quiera preparar su plaza de funcionario. Alucinante.

Es un anacronismo terrible, que supone, además, un agravio para el ¿tonto? que desarrolla su actividad en el mundo privado. España es un país de (cutre) pymes donde la presión es enorme. La precariedad, entendida no solo por el sueldo bajo sino, sobre todo, por la escasa visibilidad a futuro del puesto de trabajo, es absoluta: cada vez que llaman al despacho a un trabajador es un riesgo enorme de salir despedido. Desde luego, el empleado va temblando cada vez que le convocan: “¿puedes venir un momento?”. Buf… teme lo peor.

El puesto de trabajo es algo evaluable día a día

Es así de duro, porque en la vida ‘civil’, el puesto de trabajo es algo evaluable día a día. ¿Se cae un cliente, no logras una venta, no termina de salir un proyecto, un comprador te rebaja un pedido, vas por debajo de previsiones…? La calle te espera. No por cuestiones personales: la empresa española tiene un problema gravísimo de márgenes, que en el caso la pyme ya es sangrante. Vive al día de una manera dramática. Entre otras cosas, por la asfixiante fiscalidad. A la que se ha añadido la inflación.

Aunque el tema personal es tremendo: la presión viene acompañada, casi siempre con cantinelas tipo “no estamos satisfechos con tu rendimiento”, “deberías dar más”, “no eres rentable para la empresa”… Un castigo psicológico durísimo. ¿Cuánta gente en el sector privado ha sufrido despidos en los últimos 10 años? Casi todo el mundo, salvo que esté en una gran corporación semi monopolística. Pero en el mundo pyme ha caído como chinches todo el mundo.

Nuestro país tiene un déficit estructural del orden del 4%-5%

Eso contrasta con que España ha sido sostenida estos años por el Banco Central Europeo (BCE). Sin esa institución, que es la que nos ha comprado la deuda pública, habríamos suspendido pagos. Igual que Francia o Italia. Nuestro país tiene un déficit estructural del orden del 4%-5%, pese a los máximos históricos en recaudación fiscal, unido a una deuda sobre PIB superior al 120%, que hacen de España una economía cuyos fundamentales no hay por dónde coger.

La gente no es tonta del todo y sabe de sobra qué es lo que se cuece en la economía privada. Como anécdota, puedo contar que cada vez que me encuentro con algún colega de profesión al que hace tiempo que no veo y le pregunto por conocidos comunes, no paran de salir casos de abandono laboral periodístico. “¿Fulanita? Sacó una plaza de profesora… ¿zutanito? Entró de preparador social… ¿mengana? Se hizo secretaria de Ayuntamiento… ¿perengano? Sacó plaza de educación física…”. Mucha presión en los periódicos, que están pilladísimos de dinero en general (lo está Prisa, no lo van a estar los demás) y la gente no aguanta una presión que no es otra cosa que traslado de la responsabilidad de la cuenta de resultados sobre sus hombros. ¿No suben los ingresos publicitarios porque no se dispara la audiencia de tal medio? Culpa de la redacción “y si esto no mejora, tendremos que tomar medidas, porque nosotros somos un medio líder”.  

Esto es así en la práctica totalidad de medios de comunicación. Unos medios que se han reproducido por esporas y que no tienen barreras de entrada: en los últimos tiempos, todo periodista ilustre que ha salido de un medio llamémosle tradicional, ha montado su digital, con la idea, además, de hacer caer el periódico de origen. Ninguno lo ha logrado. Todos han levantado algo de dinero y han creado puestos de trabajo, lo cual es bueno, pero son sillas muy calientes.

Una persona lee un listado antes de comenzar el examen para ser funcionario administrativo en la Comunidad de Madrid. Foto: Jesús Hellín / Europa Press

Monumental gasto en salarios públicos

El gasto en empleo público supone más de 150.000 millones de euros, por encima del 10% del PIB. Alrededor del 50% del empleo creado en España es público. Sólo hay una razón: la ya citada de generar esquemas clientelares. Tendemos a un modelo parecido al argentino, donde la mitad o más de la población es dependiente del estado, por lo que el Ejecutivo de turno se asegura la reelección año tras año, aunque sea a costa de esclerotizar el país. Y si llega un gabinete dispuesto a terminar con eso, se encontrará con una gran contestación social.

En los próximos 10 años, se deberían jubilar alrededor del 50% de los funcionarios del estado. Es una oportunidad histórica para reducir ese absurdo esquema laboral, de garantía pública con cargo a lo privado. Es decir, empleados asegurados gracias a la gente que no lo está en el sector privado. No es magia, son sus impuestos.

Dicho esto, abandonar el modelo funcionarial no significa cambiar el Estado del Bienestar, entendido como la garantía de tres pilares: educación, sanidad y pensiones. Pero se puede articular de muchas maneras.

Las cuentas no salen con un esquema piramidal

Hace tiempo que hay que plantear ideas como el cheque escolar. La sanidad diseñada de nuevo, donde lo público aparezca para cuestiones graves. Desde pandemias a enfermedades de riesgo vital, pero ¿hay que pagarle el paracetamol a la gente? Por supuesto, plantear las pensiones aplicando una inevitable actualización del modelo por dos motivos estructurales: porque las cuentas no salen con un esquema piramidal de poco más de dos aportantes por un perceptor y porque con las expectativas de vida actuales, es inevitable que la práctica totalidad de pensionistas reciba a lo largo de su jubilación bastante más de lo que ha aportado en su vida laboral.

El motivo no es negativo, hay que recordarlo: pasar a esperanzas de vida de 90, 100 o más de 100 años de vida es algo bueno, porque el avance llega con calidad vital, no es sólo un alargamiento de agonía

La precariedad laboral, por culpa de la falta de márgenes de las pymes españolas, se traduce en esta sociedad que sólo busca cobijarse. Es la garantía de un país en declive, que va hacia la argentinización o peor aún, de la venezolanización.

La sociedad tiene que recuperar una gran parte de su soberanía, que le están hurtando vía impuestos e inflación. Debe ser capaz de decidir su vida y no ser tan dependiente del estado. Sacudirse de encima la costra estatal. Evidentemente, tener garantías ante corruptelas o abusos de mercado, y saber que, en caso de caída, hay red de seguridad.

Pero por encima de todo, engancharse a un proyecto de vida con prosperidad y mejora de la clase media. En el que haya recirculación de renta. Será señal de que tenemos una sociedad mejor porque los 15 años recientes han sido una pérdida casi absoluta en términos de progreso social. Tener un país en el que la gente sólo quiere un sueldecito, trabajar lo justo y no tener problemas, es un país en coma. Hay que despertarse ya.

Manuel Lopez Torrents

Periodista económico. Empresas, mercados, inversiones, medios... Un día dije que bajarían el sueldo a los funcionarios o que vendría una amnistía fiscal y me llamaron loco. Quizá por eso siempre admiraré al que me dijo que la banca de inversión americana iba a quebrar mucho antes de que lo hiciera. No era un adivino, sólo miraba sus balances. Me gustan la prosperidad, y la clase media. Escribí tres libros de economía